Capítulo 15

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Era un día anterior a la fiesta. Mi cabeza estaba a punto de explotar. Esa semana se había convertido en una pesadilla para todas las mujeres que habitaban en el palacio, desde las seleccionadas, las doncellas, la Reina, Neidym, y yo.
Las invitaciones ya habían sido enviadas desde hace mucho tiempo, pero mi familia y ciertos alcaldes de cada cuidad llegarían ese día, cada quien con su fin de aprovechar la estancia en el palacio al máximo. En el caso de mi familia, para estar con nosotros, y en el caso de los Asesores, políticos, embajadores y de más, para arreglar asuntos con papá.

Me arreglé rápido, sin tomar en cuenta el dolor de cabeza. Lo único que me interesaba era ver a mi familia. 

Esperaba verlos durante el desayuno. O la comida, pero su vuelo se había retrasado por algunas lluvias, y llegarían hasta la tarde.

Mientras estaba con el señor Campbell, una doncella llegó silenciosamente, y me informó que mi familia ya estaba instalada en sus habitaciones, y que las mujeres se encontraban en la Sala de Mujeres con mi madre. En cuanto escuché eso, agradecí a la doncella, y por el rabillo del ojo, observé al Sr. Campbell. Esa semana no me había ocupado de mis deberes, y  por primera vez estaba allí. Dije a la doncella que se podía retirar, y volví a organizar mis papeles, dispuesta a quedarme; mi familia podía esperar un poco.

-Sé lo que estás pensando-dijo, amablemente- sin embargo, sé que si te doy la opción de que vayas con tu familia, no lo harás. Por lo tanto, te lo ordeno.

-¿Está seguro?

-Tendrás mucho tiempo la siguiente semana. Además, tu familia sólo estará aquí por dos días. Te sugiero que le saques provecho.

-Gracias- el asintió sonriente.

Quizá lo más correcto era que entrara como una dama a la Sala de Mujeres, y saludar a mi familia. Pero no fue así. Llegué casi sin respiración hasta la puerta, y la abrí de un modo rudo. En cuanto se abrió, a pesar de las 30 seleccionadas, mi mirada  se dirigió a las melenas rubias de mis primas, el cabello canoso de la abuela, y a mamá sonriente mientras veía a su hermana, y supe que no habría forma de ser una princesa en esa estancia.

Lily, quien estaba conversando con dos seleccionads, fue la primera en verme. Chilló de emoción, como era común en ella. Y corrió hasta mi, dejando a las chicas algo desconcertadas. Yo, aunque intenté (y juró que lo hice) no me contuve. También me lancé a sus brazos riendo de la emoción, algo no muy propio de mi.

-¡Te ves hermosísima! ¿¡Qué demonios te hiciste en el cabello!?- dije mientras pasaba los dedos por las finas cerdas rubias que apenas le llegaba hasta los hombros. Siempre lo había llevado largo.

-¡Me lo corté! ¿Te gusta?- pregunto aún emocionada.

-¡Me encanta!

La abuela, nos veía con una tímida sonrisa en el rostro, y fui hasta ella, acompañada por Lily.

-Hola corazoncito,- me besó la mejilla mientras me abrazaba- ¿cómo has estado, retoño?

-Bien, te extrañé mucho.-dije, abrazándola más

-Y yo a ti preciosa, estás más hermosa que la vez anterior- reí.

Mis tías estaban sentadas junto a mamá, hablando sobre algún primo lejano que había fallecido, aunque ninguna parecía triste al respecto. Al acercarme, detuvieron la conversación

La tía Jeanne me abrazó con demasida fuerza, diciéndome que me veía hermosa. La tía Molly no era de muchas palabras, ni muy cariñosa conmigo, pero aun así me dio un beso y un abrazo. A su lado, su hija Stefan estaba sentada acariciando su vientre, que ya parecía una pequeña bolita. Cuando la abracé, lo hice con cuidado para no aplastarla.

La Selección (Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora