Cap.33; Il momento della verità

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+Narra Marta+

Ya ha pasado casi todo un día y son las diez de la noche. Sylvia se ha quedado en una de las habitaciones descansando desde el momento de la pelea y no se ha dignado a bajar. Holly por su parte se ha ido a leer al salón y Rush y yo nos encontrábamos en la cocinado terminando de cenar mientras veíamos la televisión. El silencio entre ambos era sepulcral así que decidí romperlo.

-Marta: Rush. ¿Que ocurrió en el salón?

-Rush: Ella me desafió y yo no pude evitarlo.

-Marta: ¿Hacía falta dejarla así? ¿Eres consciente de que un poco mas y Sylvia hubiese caído al suelo?

-Rush: ¿Tanto le golpeé?

-Marta: Si.

-Rush: ¿Puedo ir a verla?

-Marta: Si, pero yo te acompaño -él asintió en modo de afirmación.

Recogimos la mesa y subimos lentamente las escaleras en silencio. A medida que íbamos subiendo se oían unos llantos ahogados a lo lejos. Rush me miro confuso intentando averiguar si yo sabía algo. Yo le respondí negando con la cabeza. En pocos segundos nos plantamos frente al origen de los llantos y frente a la puerta de la habitación donde se encontraba descansando. Rush se quedó paralizado con el  pestillo, parecía una estatua. Tras unos largos segundos él giró pomo muy lentamente. Tras abrir la puerta de par a par nos encontramos a Sylvia tumbada en la cama boca abajo cogiéndose la cabeza con ambas manos. Lentamente me acerqué a ella y puse mi mano sobre su espalda acariciándola suavemente.

-Marta: Pequeña. ¿Qué pasa?

Sylvia se giró despacio y aparto sus manos dejando ver como sus lágrimas y la sangre que salia de su ceja se mezclaban. Me miraba con miedo, sin saber lo que le ocurría.

-Marta: Tranquila pequeña no pasa nada. Ahora te lo curaremos y saldremos fuera a que nos de un poco el aire para que te relajes- dije mientras limpiaba con un pañuelo su cara la sangre y luego presionaba la herida para que dejara de sangrar.

Rush volvió a entrar con unas gasas estériles y todo el material necesario para coser su herida. Sylvia se quedó mirándolo fijamente. Rush siguió con lo que estaba haciendo indiferente a la mirada de ella. 

MelepeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora