08: Mi nombre es...

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Cuando JongIn abrió los ojos ese día una sonrisa se extendió por todo su rostro, estiró las manos hacia el techo y se removió entre las sábanas blancas que había lavado el día anterior. A pesar de tener poco tiempo libre era un chico bastante ordenado, le gustaba tener todo limpio y decente pese a que su departamento fuese en realidad muy reducido.

JongIn se estiró para alcanzar el teléfono celular en una mesita al lado de la cama, bostezando mientras parpadeaba para terminar de salir de la pesadez que le provocaba levantarse tan temprano. Eran las ocho de la mañana y quizá no era tan temprano... lo aceptaba, pero se había desvelado la noche anterior pensando en lo que le esperaba ese día.

Había estado un poco nervioso imaginando posibles escenarios y en el cómo debería de proceder con ese muchacho que tanto hacía su corazón revolotear. Y no había llegado a ninguna conclusión, simplemente se había quedado dormir en un punto en el que ya no supo más de sí mismo.

El moreno suspiró y deslizó su dedo por la pantalla táctil, descubriendo que tenía una nueva notificación de la mensajería instantánea. El mecánico se pasó la lengua por el labio inferior mientras observaba el mensaje recibido de KyungSoo esa mañana, demasiado temprano.

📞|📎|...

KyungSoo ♡

↪Yo también estoy ansioso, Kai.
6:30 AM

Estaba ansioso, decía. A JongIn se le iluminaron las pupilas oscuras y sintió que su corazón comenzaba a apresurarse, latiendo por ese bello ladrón que lo observaba desde la fotografía pequeñita que tenía la aplicación.

Rodó sobre la cama y pataleó un par de veces como niño inmaduro, antes de que Jjangah viniera a callarlo con uno de sus ladridos que le indicaban que ya tenía hambre. JongIn ahogó un grito de emoción con la almohada y se levantó presuroso, porque ese definitivamente tenía que ser su día de suerte.

Se metió al baño para darse una ducha rápida antes de ir al trabajo, entreteniéndose un poco más de la cuenta, poniéndose una de sus lociones que había comprado en el supermercado hacía una semana y que no había tenido oportunidad de usar.

JongIn se afeitó cuidadosamente y se miró al espejo como el verdadero macho que era, envuelto en una toalla que cubría de sus caderas hacia abajo y se observó detenidamente las marcas de su cintura con sus caderas, sintiéndose jodidamente sexy.

¡El JongIn lleno de confianza tenía que salir hoy! No podía fallarle, tenía un bajito que complacer de pies a cabeza y lo tendría comiendo de su mano muy pronto. El moreno sonrió con suficiencia mientras se peinaba con los dedos de sus manos, alborotando sus cabellos en el proceso.

El dorado ❀ EXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora