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ㅡ Llévame a casa...
KyungSoo susurró una vez más, con las manos rodeando parcialmente el cuello de JongIn que lo sostenía por la cintura.
Estaba cansado, nunca había bailado tanto en su vida, incluso podría decir que el alcohol seguramente se había evaporado de su sistema o en su defecto, lo había expulsado en forma de gotas de sudor. Se había mezclado con la gente y había abrazado a JongIn cuando tuvo oportunidad, le quemaban las manos cada que se posaban sobre el estómago del moreno con cierto disimulo, pero nunca arrepintiéndose de ello.
ㅡ Claro, paremos un taxi y me dices tú dirección ㅡ JongIn le sonrió, mostrándole sus perlados dientes.
KyungSoo salió de club junto con JongIn, podría decirse que los dos estaban en sus cinco sentidos porque se habían dedicado más a bailar que a beber, pero el bajito se sentía animado y envalentonado también. Así que negó en silencio cuando JongIn le hizo una seña a un taxi que se acercaba lentamente.
KyungSoo lo agarró con firmeza de su camisa oscura y bajó el rostro para observar sus pies con curiosidad.
ㅡ ¿Quieres que te acompañe?
ㅡ No quiero ir a mi casa, JongIn... ㅡ lo interrumpió KyungSoo con las mejillas hirviendo en color rojo.
El moreno tragó saliva y parpadeó un par de veces, sopesando la declaración del bajito con el corazón acelerado porque ¡Joder! Parecía que estaba de suerte.
JongIn asintió y le abrió la puerta del taxi para dejarlo entrar e inmediatamente la cerró, dando vuelta al automóvil para entrar en él por la puerta contraria. Suspiró y sin pensarlo demasiado le dijo la dirección al taxista, que simplemente asintió y se dedicó a acelerar.
Las manos de KyungSoo se sentían traviesas, se encaminó en la penumbra del coche hasta las de JongIn que las recibieron gustosas y las entrelazaron con las suyas, con dejos de sorpresa en su cara, JongIn le dedicó una sonrisa y se aproximó un poco más, dejando que KyungSoo acomodara su rostro sobre su hombro para que descansara un rato.
ㅡ Debes saber que... el lugar donde vivo no es muy agradable...
KyungSoo se hundió de hombros porque aquello no le podía importar menos, puesto que en lo único que pensaba era en él.
En la manera en que sus manos se habían apoderado de su cintura un poco posesiva y cómo había levantado la mirada hasta encontrarse con sus ojos chocolate. En medio del montón de luces y la oscuridad, en medio de todos aquellos cuerpos moviéndose de un lado a otro, KyungSoo no pudo resistirse, con los pies temblándole como gelatina, con la cercanía de ese cuerpo que le agradaba tanto.