Capitulo 13

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Ha sido tan amable por tu parte comprarme un billete en primera clase, Christian -le dijo Carla afectuosamente-. Eres un buen chico. Y ahora, cuida a mi pequeña, ¿lo harás? -y le dio un beso en la mejilla.

Christian asintió. Luego se apartó un poco para que madre e hija se despidieran.

El vuelo de British Airways a Edimburgo fue anunciado. La madre de Anastasia debía partir, y su fingido matrimonio llegaba a su fin.

Tal vez fuera mejor. ¿Cuánto tiempo más iba a poder fingir ser un perfecto esposo y un playboy sin igual?

Delante de Carla se había podido comportar con dulzura, pero a solas con Anastasia había seguido con su papel de chico malo.

Sin embargo ella se había enamorado del chico malo, y no del bueno de Christian.

¿Iba a tener que seguir siendo un canalla con ella para conservar su amor?

Pero lo importante era tenerla en su vida y en su cama el mayor tiempo posible. Tal vez hasta podría casarse con ella mientras ella fuera vulnerable a esa faceta de su personalidad. Pero, ¿no se estaría transformando en un canalla realmente?

Anastasia volvió a su lado.

-Se ha ido.

Él le rodeó los hombros afectuosamente.

-¿Quieres quedarte a ver despegar el avión?

-No, no me gusta - Anastasia se sonó la nariz vigorosamente-. Iré a ver a Lucky.

Christian suspiró.

-¡Si ya lo has ido a ver el otro día! ¿No es así?

-Lo he ido a ver todos los días. Tú has estado feliz en tu trabajo, así que no te has enterado.

¿Feliz en el trabajo? Era un chiste.
Sus alumnos habían estado de exámenes finales durante esas dos semanas. Ser profesor de Matemáticas requería tener la mente clara, pero él no había podido pensar más que en volver a casa junto a Anastasia. Ahora se alegraba de que fuera sábado y de que tuviera el resto del fin de semana para estar con ella.

No le apetecía mucho pasar parte del tiempo yendo a ver al perro. Sinceramente, empezaba a estar celoso del animal.

-No pensarás quedártelo de verdad, ¿no?

-Sí. El veterinario dice que mañana ya podremos llevarlo a casa.

-Te recuerdo que todo eso de ir a vivir a una casa era para que tu madre lo escuchase.

-Lo supuse. Pero yo tengo amigos, ya sabes. Tal vez alguno de ellos pueda cuidar a Lucky mientras yo consigo una casa para compartir con alguien.

-¿Cómo quién? -preguntó Christian.

¡Dios! ¡Ella tenía intención de abandonarlo por ese perro! ¡Y él que había pensado que ella se había enamorado del lado despiadado de su personalidad!

-No sé. Ya encontraré a alguien.

-Estoy seguro -dijo él.

Ella siempre se las ingeniaba para que la gente hiciera cosas por ella.

-¡Oh, de acuerdo! -gruñó él-. Buscaré una casa.

Secreto de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora