—Doctor— Una voz le llamó —Doctorcito despierte.
Sabía exactamente a quien pertenecía ya que desde hace unos pocos días sus pensamientos sólo se basaban en él.
Abrió sus ojos, alzó la mirada con lentitud y se encontró el rostro de su jefe frente a él, con esa característica sonrisa amable, como la odiaba, solamente le hacía verse más lindo.
—Se quedó dormido otra vez en el laboratorio, ya es un nuevo día— El doctor recargó su codo en la mesa y su rostro en la palma de su mano, no había dicho ni una palabra, al ver a su jefe le recordó que tenía planeado construirle algo especial, pero la noche anterior tanta fue su frustración de no tener ni idea de que le gusta que se quedó dormido —¿Tengo algo en mi rostro?— el de sombrero llevó sus manos a su cara.
—¿Por qué pregunta?
—Bueno, usted no deja de verme ¿Acaso no quería que le molestara?— Slug no quería que le dejara de molestar, quería que dejara de rondar en su mente todo el día.
—Solo veía la cara de idiota que siempre tiene—El científico se puso de pie quitándose la cobija que la noche pasada su jefe le había dejado después de que él le había gritado, comenzó a caminar hacía la salida —¿Vamos a ir a desayunar no?— Y la sonrisa que tanto odiaba y admiraba de White Hat apareció nuevamente en su rostro.
—Si Doctorcito, que bien que haya amanecido de buen humor el día de hoy— A paso rápido el más alto lo abrazó por el cuello, solo sacó un bufido por la acción, venía despertando y no tenía ganas de forcejear en vano esta mañana.
—¿Qué cocinaste hoy?
—¡Oh! Esta vez Mari se hizo cargo del desayuno.
—Ya no tengo apetito— el chico de bata se dio la vuelta pero fue detenido por su jefe.
—No sea así doctor, usted sabe que Cordura cocina muy bien, después de todo yo fui quien le enseñó— Habló como un padre orgulloso y es que la criatura de traje veía a la chica como su hija —Así que vamos de una vez— lo tomó de los hombros para darle la vuelta y comenzar a empujarlo de la espalda para ir al comedor.
—No me respondió que había hecho de comer.
—Ah! Esta mañana hizo pancakes para usted, las enchiladas que le encantan a seiscientos sesenta y seis y yo pedí café con leche, me gusta bastante la combinación de sabores.
—Al menos sé algo nuevo— dijo en voz baja para si mismo.
—¿A dicho algo doctor?
—Estas loco, no he dicho nada.
—No esta bien hablar entre dientes Doctorcito, ya sabe que usted puede decirme si tiene algún problema.
—Ya te dije que no he dicho nada cabeza hueca— Sin darse cuenta ambos ya habían llegado al comedor, cada uno tomó asiento en una silla.
—Buenos días— Saludó Cordura de buen humor, puso un plato de pancakes frente a Slug junto con un café negro.
—¿Cómo se dice doctorcito?— El mencionado chasqueó la lengua, no era un niño, White Hat no tenía por qué darle órdenes, pero por alguna razón comenzaba a ser cada vez menos duro y huraño con él.
—Tsk... Gracias— Dijo de mala gana, aunque aquel gesto logró sacarle una sonrisa a White Hat, se veía orgulloso ya que Slug poco a poco comenzaba a volverse una mejor persona.
Ahora que lo pensaba, apenas había comenzado el día y por decirlo de alguna manera se había fijado bastantes en las sonrisas constantes que se formaban en el rostro de su jefe, lo peor no era eso, más bien que comenzaba a pensar que eran lindas ¿Y si sólo sentía atracción hacía sus sonrisas? ¿Eso era posible?
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Atracción «PaperHatHeroic!» [Villainous]
FanficWhiteHat era un ser humilde, simpático, carismático, alegre y positivo. No era raro que las heroínas se interesaran en él ¿y por qué no uno? que otro héroe, hasta Slug sospechaba que Cordura sentía algo. Héroe reconocido mundialmente teniendo fans p...