Narra Sami
- Te he echado de menos...- susurró Harry antes de que sus labios atacaran mi boca.
Me besó desenfrenada y agresivamente, robándome un débil gemido. Sin poder evitarlo, le correspondí el beso de la misma forma, con hambre. Sus manos se posaron en mi cintura y me apretó más cerca de él, sintiendo su erección chocar contra mi vientre. Sus dientes atraparon mi labio inferior pidiendo, o más bien, suplicando entrada y yo, encantada, abrí mi boca ligeramente dejándole paso. Su juguetona lengua invadió mi cavidad bucal y exploró cada rincón de ella. Todo mi cuerpo se estremeció al sentir su tibia lengua unirse con la mía en movimientos frenéticos y desesperados. Éramos completos animales, estábamos impacientes por sentirnos el uno contra el otro. Posicionó una de sus manos en mi nuca, profundizando aún más el beso y la otra la llevó hasta mi pecho. Gemí alejando ligeramente mi rostro del suyo, cuando comenzó a masajearlo con su gran mano sobre la camiseta.
- ¿Te gusta, nena?- preguntó agitadamente. Asentí si pensármelo dos veces y me mordí el labio sintiendo como cada poro de mi piel emanaba placer- Jesús, tus senos llenan completamente mis manos- ronroneó con la voz más ronca de lo normal y lo masajeó más fuerte. Jadeé cerrando los ojos y apoyé la cabeza en la puerta, disfrutando de sus letales caricias. Hacía más de ocho meses que ningún hombre me tocaba y veintisiete años que ningún hombre me tocaba como Harry lo hacía. Bajó su rostro y lo enterró en mi cuello. Dejó varios húmedos besos por toda esa zona antes de comenzar a succionarla, haciendo que mis piernas temblaran bajo su toque. Gemí cuando su lengua encontró mi punto débil. Maldita sea, era bueno.
Muy bueno.
<< ¿Qué mierda estás haciendo, Samantha Rossi? Lo conoces de tres días. Aléjate de él antes de que sea tarde>> mi subconsciente salió a molestar. Y para colmo, tenía toda la razón.
- Ha-Harry...- logré pronunciar sobre mi agitada respiración mientras él seguía con sus caricias en mi pecho y en mi cuello.
- ¿Mhm...?-
- Es-esto está mal. Yo no...-
- Shh...- me interrumpió posando su dedo índice sobre mi labios- Lo dos lo deseábamos des de que nos conocimos, nena- susurró sensualmente antes de morder el lóbulo de mi oreja- Tarde o temprano tenía que pasar- maldecí cuando me percaté de que su argumento era muy bueno. Él también tenía razón. Des de el momento en que lo conocí, me atrajo físicamente. Y extrañamente, cada vez que él estaba a una poca distancia de mi cuerpo, mi corazón comenzaba a latir fuertemente y mis pulsaciones subían hasta las nubes. Su aroma nublaba mis sentidos y su voz hacia que mi piel se erizara como si de un gato asustado de tratara. Su cercanía me ponía nerviosa, pero a la vez me encantaba. Todo esto jamás me había ocurrido, ni con Brian. Y eso se sentía des del primer día que pasamos juntos. Entre nosotros había una atracción demasiado fuerte y en menos de una semana, habíamos logrado que la tensión sexual entre nosotros aumentara cada día un poco, haciéndola insoportable. Y si era insoportable, había que hacer algo al respecto, ¿no? Además, besaba de maravilla y por lo que notaba la tenía grande...
¡A la mierda!
Con un movimiento brusco y pillándolo completamente por sorpresa, nos di la vuelta recargando el tentador cuerpo de Harry sobre la puerta. Él sonrió lascivo antes de que yo me abalanzara sobre sus labios, besándolo con toda la urgencia que sentía. Gruñó cuando sentió mi mano ahuecando su entrepierna y sus manos bajaron a mi trasero para hacer lo mismo. Lo apretó y yo solté una risita traviesa sobre sus labios. Dios, que bien iba a pasármelo hoy. Harry mordió mi labio inferior y tiro de él levemente ganándose uno de mis gemidos. Se alejó ligeramente de mí y de un rápido movimiento, me quitó la camiseta y la tiró por alguna parte de la habitación. Sus vista se posó descaradamente sobre mi escote y se tomó su tiempo para observar mi torso semi-desnudo.
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Madre y novia a la fuga |H.S|
FanfictionSamantha es una chica de veintisiete años que está a punto de cometer un gran error: casarse con un hombre que, por desgracia, no amaba. Sin embargo, en el último momento, Samantha decidió que no iba a echar a perder su vida casándose con el magnate...