Punto de partida

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El sol está saliendo, sus primeros rayos se asoman por el marco de la entrada de mi tienda. Abro mis ojos y me siento, apoyo mis puños en el colchón y bajo mis pies al suelo, me paro y estiro. Al salir, Shadow está esperándome y las legiones están empezando a subir a los barcos. Los líderes de cada raza iremos en un mismo barco insignia. Anubis y el general Cuitláhuac ya están arriba, Savitar y Saurom están conversando afuera del barco. Los generales Afareo y Minos están subiendo provisiones y yo no sé que es lo que estoy esperando para subir.

Me dirijo al barco, Saurom y Savitar me saludan y suben conmigo. El general de los guerreros del sol, Febo y Argthor suben corriendo y se colocan en la proa y Azazyel desciende con cuidado justo en frente de mí.

—Pues... los hombres ya estamos.—Logro decir después de un silencio incómodo.—¿Las generales Thalia y Hylla?

—Aún preparándose para venir.—Me responde Saurom.

-Ya viene la general Thalia.—Afareo señala una cazadora corriendo hacia el barco.—Parece que tiene prisa.

Debería tenerla. Cuando el sol termine de salir, nosotros debemos estar alejándonos de la costa. En fin, todos los generales estamos juntos afuera del valle... casi.

—¿Por qué la general Hylla está tardando tanto?—Pregunto y todos se quedan callados.

¿Con qué se está distrayendo ahora? No es como que me guste apresurar a mi gente, pero... se nos acaba el tiempo. Si no se alista pronto, me temo que tendrá que ir en un bote de las amazonas, que no podrán zarpar hasta que ella esté lista.

—Nos acaban de informar que los sátiros ya están en la Atlántida.—Me dice Argthor.—Debemos zarpar ahora mismo.

—Vámonos.—Ordeno. Me doy media vuelta y le hago una señal al capitán de que empiece a mover el barco.

—¡Esperen!—Grita Saurom señalando a una amazona que está poniéndose las muñequeras y trae sus botas en las manos que a duras penas está consiguiendo ganar velocidad.—Es Hylla.

Hylla sube al barco y se disculpa por haber tardado tanto.

—Bueno.—Digo.—Ahora que todos estamos en el barco... los que necesiten descansar un poco más, pueden ir a sus camarotes. Este será un viaje largo.

Los cuernos suenan y la flota empieza a despegarse de la costa. Más de dos millones de barcos saliendo de los territorios humanos, dirigiéndose hacia la Atlántida, todos con un mismo objetivo: acabar con Deus y sus creaciones.

Savitar, Febo, Thalia, Argthor y Saurom se dirigen a la parte de abajo del barco, donde están ubicados los camarotes. Minos y Afareo van con el capitán. Azazyel, Anubis y Cuitláhuac se van a la parte de atrás del barco. Yo decido dirigirme hacia uno de los cañones del barco para examinarlo y Hylla se queda en la proa para acabar de arreglarse. Los doce líderes de las razas que conforman a BlackJack estámos en un mismo barco, Araquiel seguramente está llegando a la playa para esperar la llegada de los titanes e iniciar el ataque.

—Sunktum.—Me habla Azazyel.—¿Has tenido visiones de nuestra suerte en esta nueva guerra?

—Aún no.—Le respondo, encogido de hombros y soltando un suspiro.—Al parecer mi poder quiere que me entere por mí mismo. Solo espero no tener la misma suerte de hace seis mil años.

—Pues... entonces creo que nuestro destino es incierto.

—Así es.—Le digo. Azazyel se va a su camarote y Anubis lo sigue. Cuitláhuac decide quedarse con el capitán y yo me voy al comedor del barco.

Bajo las escaleras y entro al comedor, tomo una barra de pan y con tan solo tocarla, mi mano la absorbe y cuando la quito, no hay nada en la mesa. Me dirijo a mi camarote y me recuesto en la cama a tomar un poco de vino. El camarote mide 36 metros cuadrados y la cama cubre una tercera parte de eso. Adelante de la cama, hay un mueble que carga un espejo y la verdad no tengo idea de para qué es. No suelo arreglar alguno de mis aspectos, ya que creo que no lo necesito. No tengo cabello y no suelo ensuciarme más que los pies, en las batallas un poco de sangre y nada más. Cierro mis ojos, otra vez, ya que creo que no dormí bien ayer, llegué al campamento solo cuatro horas antes de que saliera el sol y me dormí una hora más tarde.

—Hola, pequeño.—Demogorgón.—¿Me extrañaste? Solo mira tu pequeña y estúpida cruzada. Son impresionantes las razas que has creado, y los humanos que robaste ahora son como tus reaper... Especialmente... ¿Como se llamaba la guerrera coqueta? Ah si... Hylla. Sexy, con atributos bastante tentadores, salvaje, bella. Me pregunto qué pasará si la lastimo.

—No le pondrás un solo dedo encima.—Le respondo con seguridad.—A ninguno de mis generales. Tu guerra es contra mí y contra mis hermanos.

—Y la tuya contra mí y mis creaciones.—Replica. ¿Qué está insinuando?—El mundo como lo conoces cambiará y no para bien. Cumpliré mi misión y joderé la tuya.—Me muestra unas imágenes y veo aterrado a la legión de Araquiel. Todos fueron masacrados. Araquiel y Amaros linchados, sus guardias muertos, en un círculo alrededor de él.

—¡Lárgate!—Me despierto y me doy cuenta de que solo fue un mal sueño, o una visión del futuro.

Poder y Gloria #2 - Sobrecarga MáximaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora