—Si Shadow no para ahora, Demogorgón encontrará Anagantios. Debemos detenerlo ahora mismo.—Le digo a Saurom.
—¡¿Que estás esperando?!—Me reclama.—¡Muévete! Yo me quedo a cuidar a Livia.
Me alejo de él y me dirijo hacia Shadow. Lo busco con la mirada y lo veo entrando al templo a media pelea junto a Deus.
Me dirijo al templo y le ordeno a Hylla que me siga, sin pensarlo, ella me sigue y juntos entramos al templo. Veo que Deus se dirige hacia nosotros. Me anticipo y lo empujo a la parte de afuera de las columnas y entro al templo mientras Shadow lo sigue. El techo es igual de grande que hace seis mil años. Veo una sala al fondo, en una puerta ubicada en la parte izquierda del segundo piso, iluminado por una luz azul y me dirijo hacia él. Hylla me sigue y ambos subimos las escaleras me dirijo al cuarto iluminado y me adentro en él.
Una vez adentro, me llevo una sorpresa realmente extraña, un holograma azul muestra un mapa de toda la galaxia, en azul, se iluminan los planetas controlados por los ángeles, en rojo, hay toda una sección completa y en morado... Anagantios. A la mitad de una rebelión. Mis ojos están hechos platos. No son cincuenta planetas los controlados por los ángeles, son cientos de ellos.
—¿Sunktum?—Hylla pone una mano en mi hombro.—¿Qué sucede?—Me volteo hacia ella.
—Necesitamos más soldados de los que creía para liberar a la galaxia.—Le digo.
—No tienes que salvarlos si no quieres.—Me rodea con sus brazos y me dice.—Podemos salvar Anagantios y centrarnos en defenderlo, ese es nuestro deber, no salvar al resto.—La tomo de los hombros. No puedo creer que mis lecciones le hayan servido para deducir que no nos necesitan. En el mapa dice que hay planetas que tienen más de doscientos mil años de ser controlados por los ángeles.—Podemos dejar nuestra vida militar de lado y ser solo tú y yo.
—No puedo hacer eso. No hasta que Demogorgón haya sido vencido. Mi único trabajo es ese. Es mi misión, después debo restaurar los planetas que Demogorgón ha sometido a su poder y entonces podré descansar. Pero por ahora debo centrarme en esta batalla. Nuestros hombres mueren allá afuera y Demogorgón se acerca con gran rapidez a Anagantios. Si no detengo a Shadow ahora, me temo que será demasiado tarde para salvar al planeta.
La suelto y tomo un disco que tiene una copia del mapa. Salgo del cuarto y salto por el barandal, extiendo mis alas y me dirijo hacia Shadow.
Tiro a Deus y pateo a Shadow de tal manera que tiene que replegarse.
—¡Quítate, Sunktum!—Me grita en forma de orden.
—Shadow, tienes que detenerte, estás atrayendo a Demogorgón.
—¡No me obligues a quitarte por la fuerza!
—¡Livia está bien! ¡Saurom la acaba de sacar del campo para esperarte del otro lado del portal!
—Entonces me alegro, porque no quiero que me vea haciendo esto.—Él entra en velocidad luz y me da un puñetazo en el abdomen.
—¿Que haces?—Le pregunto, arrodillado y casi sin aire.
—Lo necesario para destruir a Deus.—Me responde él y me da la espalda y cuando voltea a ver a Deus, se da cuenta de que Saurom lo tiene en el suelo.
—¡Detenlo ya!—Me grita Saurom y yo cargo contra Shadow.
Shadow responde con otro ataque y veo que estamos en velocidad luz, su rapidez está superando la mía.
—Shadow, detente ahora mismo.
Él es tan rápido que solo me queda defenderme antes de intentar atacar o hacer alguna estupidez que me llevará a una derrota segura. Él me da la espalda y se dirige hacia Saurom, yo lo intercepto y lo tiro al suelo.
Él da media vuelta y me pone abajo de él, me golpea con furia y a pesar de intentar poner las manos para defenderme, Shadow continúa golpeándome sin perder el ritmo.
Shadow...—Continúa golpeándome y por cada palabra que intento decir, recibo un puñetazo de su parte.—No... dejes... que... tus... sentimientos... nublen... tu... juicio...—Shadow me ha vencido y yo no puedo pararme. Hylla corre hacia mí y se arrodilla, después pone mi abdomen y mi cabeza en su regazo y yo simplemente intento apartarla.—¡Quítate! Debo detener a Shadow.
—Sunktum.—Me llama con lágrimas en los ojos.—No me dejes. Por favor.—La acaricio de la mejilla, quitándole unas cuantas lagrimas con la mano.
—Sal de aquí.—Le digo con las pocas fuerzas que me quedan.
—No pienso dejarte en ningún lugar a merced de nadie...—Me responde intentando ser autoritaria.—No me voy a ir sin ti.
Me empiezo a recuperar y noto que mis fuerzas están volviendo a mí. Me levanto despacio, poco a poco. Una vez en pie, me tambaleo y caigo en una rodilla, Hylla me ayuda a ponerme en pie y una vez más, de pie y con fuerzas renovadas, enderezo mi espalda y busco con la mirada a Shadow. Lo encuentro y veo que está peleando con Saurom, que dejó a Anubis y a Cuitláhuac cuidando que Deus no se escapara. Tal vez no fue su mejor decisión, pero no me opongo.
—Lo lamento, hermano.—Digo para mí mismo.—Pero no puedo permitir que continúes haciendo estas atrocidades.—Me elevo y vuelo hacia él.
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Poder y Gloria #2 - Sobrecarga Máxima
ActionA o B, negro o blanco, azul o rojo, si o no, actuar o cruzarte de brazos, opinar o morderse la lengua. Una nueva era, una nueva oportunidad de actuar contra Deus y sus ángeles. Una nueva posible victoria sobre el imperio regido por un tirano. Con fu...