Cabello negro, piel blanca, ojos castaños, no... No la conozco pero... Su olor, su sangre no es de un embiri, será...
Veo a seis soldados escoltar una jaula de acero empujada por dos caballos con una chica muy joven dentro me aproximo a un embiri y le pregunto.
-¿Quién es esa mujer?
-Ah, es la bruja que azota con la peste a nuestra ciudad, será ejecutada mañana, quemada en la hoguera.
-¿Ya se ha demostrado su brujería?
-No, pero desde que llegó, la peste entró a la ciudad.
Sigo la carreta hasta llegar a la prisión, una fortaleza de ladrillo tras ladrillo, con un portón de madera gigantesco, la carreta entra y se cierran las puertas, doy la vuelta al lugar y no veo ninguna entrada. Me coloco en la parte trasera del edificio y doy un salto atravesando el muro y cayendo sin hacer ruido.
Me transformo en niebla y busco la oficina del alcaide, entro a una habitación pequeña iluminada por un farol con un escritorio y una estantería con varios libros en esta. Me materializo en el techo agarrando me de una viga para que no me vea, junto a el, se encuentra un carcelero, hablan de la chica.-¿Cuándo llegó?
Le pregunta el carcelero.
-Esta tarde.
-¿Es la bruja?
-Y yo que se, Lucien la quiere muerta y pagará por verla morir, el resto no me importa.
-Vaya, osea que puedo ir a divertirme, sabes a lo que me refiero.
-Se a lo que te refieres y no. El la quiere sin ningún rasguño más, vendrá está noche a ver que ella esté bien, además, si realmente es la bruja, jaja, no me acercaría si fuera tu.
-Que desperdicio, y ¿Donde está ella ahora?
-La coloqué en el sótano, solo la niebla la visitará.
Al oír eso vuelvo a transformarme y salgo de la habitación, me paseo por el lugar, viendo a varios soldados afilar sus armas y entrenar en combate. Continuo hasta llegar a las mazmorras del lugar. Me deslizo por unas escaleras que me dejan en el sótano y me materializo en el pasillo, camino oliendo canda vez mas fuerte la sangre conocida.
Llego a su celda y veo a la chica sentada en una esquina, entro a la celda siendo niebla. Ella se encuentra sentada en el suelo con unos harapos sucios por ropa, me mira curiosa pero sin miedo.
La observo fijamente y saco mi sello, se lo coloco en frente.-¿Lo reconoces?
Le pregunto. Ella niega con la cabeza.
-¿Sabes por qué estas aquí?
La chica se levanta.
-Me han acusado de brujería
Dice su voz dulce y tenue.
-¿Y es verdad?
No responde y se sienta nuevamente.
-¿Por qué no te asustas de verme?
Se encoge de hombros sin expresión alguna.
-¿Me conoces?
Ella me mira fijamente y se da la vuelta.
Salgo materializado en niebla del sótano y de la prisión. Vuelvo a mi forma humana y camino por la ciudad regresando con los sangrientos en una taberna cercana a la plaza.
Nos reunimos en la habitación de Feize, un cuarto hecho en su totalidad por madera, iluminado por un par de velas en la mesa de noche, al lado de la cama.-Estas loco.
Replica Lanc.
-Ya te dije lo que sentí.
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Sangre Envenenada
FantasyLos sangrientos son guerreros destinados a proteger los sellos carmesí, si estos llegasen a romperse la tierra y el infierno se encontrarían nuevamente Su legado ha sido olvidado, pero su maldición sigue vigente y lo será por generaciones