6 El séptimo

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Despierto en el mismo campo de batalla, todo se repite, pero... Esta vez veo a mis hermanos en el suelo, con heridas letales en sus cuerpos, los cinco rodean a la mujer de blanco llorando sin nada en las manos, sus uñas largas color negro llegan a la base de su cabello que se ve más opaco.
Me acerco lentamente a ella. Se queda inmóvil con su mirada triste en esos bellos ojos verdes y sangre en su rostro pálido. Escucho una melodía de una caja musical, me suena familiar.
Veo a la mujer extrañado.

-¿Quién eres?

Le pregunto, ella solo me mira con tristeza y niega con la cabeza.

-¿Es este el campo de batalla del fin de la guerra? 

Digo paseando ligeramente la mirada. Al volver con los ojos a ella, la mujer asiente con la cabeza.

-¿Eres la séptima?

Le pregunto y comienza a cambiar su rostro a una expresión de miedo y pavor mientras señala al cielo.
Un  dragón de color negro se aproxima volando por encima de nosotros. Su rugido es más fuerte al de cualquier cosa que haya escuchado antes, la criatura comienza a escupir fuego negro, me arrodillo para evitar las llamas y al levantarme comienza a caer una tormenta, del cielo no cae agua, sino sangre. La chica está llorando muy explicita-mente de rodillas, como una madre al ver a su niño morir. Llora viendo a mis hermanos, sube su mirada a mi y se levanta de golpe, toma mi rostro.

-¡Debes protegerla! ¡El sigue vivo y vendrá, el volverá y todos morirán!

Me dice llorando y suplicando.

-¿Quién? ¿Quién volverá?  

Pregunto preocupado.

-La muerte de los dioses. El verdadero asesino. 

Desenvaina mi espada rápidamente y la apunta hacia mi.

-Prefiero morir antes que servirte. 

Dice y gira la espada hacia ella, atravesándose el abdomen con la misma.
Abro los ojos de golpe y veo una habitación de madera vieja, me encuentro acostado en una cama de paja, patas rotas y cabecera inexistente, iluminado por unas cuantas velas en la pequeña mesa al lado de la puerta y a mi derecha, en una silla, Ivek leyendo un pequeño libro.
Voltea su mirada hacia mi.

-Despertaste.

Me dice con una leve sonrisa, llevo mi mano a mi cabeza y cierro los ojos.

-¿Cuánto tiempo?

Pregunto inexpresivo.

-Dos días.

-¡Dos días!

Digo un poco sorprendido.

-¿Ha ocurrido algo interesante?

-No mucho, Feize te cargó hasta la taberna, buscamos una forma de salir de la ciudad sin llamar la atención y llegamos a esta cabaña, abandonada por cierto.

-¿Y la chica?

Le pregunto mientras me siento en la cama.

-¿Nos crees tan estúpidos como para traer la con nosotros?

Un silencio se apodera del cuarto.

-Si, está dormida en la habitación de al lado.

Me dice y el silencio regresa al lugar.

-Y bien ¿Vas a decir me de los sueños?

Me pregunta Ivek.

-Es algo largo.

Digo sin expresión.

-Tenemos tiempo.

Doy un leve suspiro.

Sangre EnvenenadaWhere stories live. Discover now