Segunda Parte: EL FUGITIVO - CAPÍTULO 43

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CAPÍTULO 43

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CAPÍTULO 43

—Lo siento, no está aquí— dijo Anhidra, aleteando mientras se adentraba más en el bosque hacia la fuente con la cascada.

Tarma suspiró decepcionada y miró a la mitríade de soslayo.

—Sé lo que estás pensando, pero no te miento.

—Entiendo que ella no quiere ser encontrada, entiendo que posiblemente les haya pedido que no revelen a nadie que ella está aquí, pero esto es importante. Ya no sé a quién más recurrir— intentó Tarma.

—Tarma, sé perfectamente que tú y Dana son como hermanas, sé que no habrías venido hasta aquí si no fuera importante, pero te lo repito: ella no está aquí.

—Pensé que éste sería el lugar ideal para alguien buscando paz para su alma, buscando tranquilidad y soledad... — comentó Tarma.

—El bosque de Medionemeton es especial, sí, mi gente está muy agradecida de haber podido volver, pero éste no es el refugio que buscó Dana.

—¿Tienes alguna idea de adónde puede estar?

La mitríade negó con la cabeza:

—Lo lamento, no.

Tarma siguió caminando en silencio junto a la mitríade voladora por el bosque, con el corazón acongojado y desesperanzado.

—¿Por qué no me dices por qué la buscas? Tal vez yo pueda ayudar— ofreció la mitríade al ver la tristeza en los ojos de Tarma.

Tarma se encogió de hombros.

—No sé si alguien puede ayudarme, no sé si Dana misma puede ayudarme, pero ella es mi única esperanza.

—Ven— dijo la mitríade, invitando a Tarma a sentarse en un tronco de un árbol talado brutalmente casi al ras del suelo. Toda el área parecía haber sido talada de la misma forma. Quien fuera que había cortado aquellos árboles, buscaba un tipo de árbol especial: los numerosos troncos que apenas sobresalían de la tierra eran todos de una madera rojiza.

Tarma se sentó en el tronco, y Anhidra se posó en el suelo junto a ella.

—Cuéntame cuál es el problema— la animó la criatura alada.

—Se trata de Eltsen.

Anhidra asintió. Había conocido a Eltsen en el Concilio llevado a cabo en aquel mismísimo bosque hacía diez años, y luego había conocido a su padre Orfelec, poco antes de ser asesinado, cuando había viajado con Lug y la Compañía en una misión secreta hacia la isla maldita.

—¿Qué pasa con Eltsen?

Tarma dudó un momento antes de seguir, no estaba segura de que una mitríade pudiera comprender la magnitud de su problema, pero Anhidra era la única mitríade viva que conocía Faberland y entendía sobre esa ciudad más que cualquier otra de su especie.

LA PROFECÍA ROTA - Libro III de la SAGA DE LUGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora