POV CAMILA
Cerré lentamente la puerta de la habitación, Andrea está profundamente dormida después de un baño. Al principio fue difícil cuidarla pero ahora no se que haría sin ella,se que no debí acostumbrarme pero es completamente imposible no hacerlo esa bebé es lo único que me hace sentir útil. Camino en dirección a la cocina para preparar la cena son más de las seis de la noche Damièn aún no llega de la empresa del señor Cáceres. Desde hace unas semanas está recibiendo capacitaciones para poder tomar posesión de la inmobiliaria. A los pocos días que el departamento estuvo listo quiso trabajar en algo antes de regresar a la universidad y él señor Aguirre hablo con él así que todos los días va de once de la mañana a seis treinta de la tarde. Al llegar a la cocina busco en la nevera que preparar,me decido por unas pechugas de pollo asadas con verduras al vapor acompañados de arroz blanco, coloco todo en la barra de la cocina para despues comenzar llevo las verduras al fregadero a lavarlas...
Termino de poner la mesa cuando escucho como se abre la puerta del apartamento y sonrió al saber que Damièn llegó,hoy es un día especial ya que ayudaría con la contabilidad de la inmobiliaria. -Camino para llegar hasta él.
- Hola, que bueno que ya estés aquí,en unos momentos estará la cena lista. - Digo acercandome a él.
- Gracias, quiciera darme una ducha primero. - Responde sin mirarme. Algo anda mal él no suele ser así, siempre me saluda con afecto. - ¡Mírame Damièn!. - Susurro temerosa. Niega con la cabeza y comienza a caminar a la habitación. - Estoy cansado Camila.
- ¿Que hice mal porque estás molesto conmigo?¿Porque no quieres mirarme?- Cuestionó con la voz entrecortada en medio de la sala, la desesperación se apodera de mí él nunca me había hablado así. Lo veo detenerse en seco antes de girar y regresar rapidamente hasta a mi, por instinto cierro los ojos esperando un golpe o un grito pero no sucede,solo siento como me rodea con sus brazos.
- No te asustes hermosa,yo nunca te golpearía. - susurra cerca de mi oído. Lo rodeo con mis brazos y me permito recargar mi cabeza en su pecho disfrutando de este momento,no puedo negar que tuve miedo de él pero ahora entre sus brazos me siento protegida.
- Lo sé, es solo...no querías mirarme y creí que estabas molesto. - respondo sin querer moverme. Acaricia mi cabello de manera tierna deja varios besos en mí frente para después hablar.
- Hoy fue un día terrible en la inmobiliaria,el señor Aguirre me pidió ayudar en algunas cuentas las cuales no estaban bien, así que lo llame en cuanto lo noté. Fue entonces que descubrimos que un empleado estaba robando y al verse descubierto por mí se me lanzó a golpes. - Dice Damièn con cautela pero mis nervios aparecen, rapidamente me separo de él para observarlo detenidamente y efectivamente tiene una vendoleta en la ceja derecha y ligeramente en la mejillas comienza a visualizarse un moretón
- ¡Iré por algo para curarte!.- Digo intentando caminar pero me sujeta nuevamente de manera que quedamos uno muy cerca del otro, mira atentamente mis labios y yo hago lo mismo con los suyos sin más se acerca rapidamente y comenzamos a besarnos cierro los ojos cuando sus labios se mueven de manera lenta como el día de nuestra boda, rodeo con mis brazos su cuello para tratar de seguir su ritmo. Esto es extraño llevamos casi un mes de casados y nunca nos habíamos besado de esta manera,en los pocos besos compartidos fueron con cariño pero ahora todo es diferente. Cuando el aire comienza a faltar el llanto de Andrea se escucha por el monitor de bebé que se encuentra en el bolso de mi suéter. Nos separamos con nuestras respiraciones agitadas. Nos miramos por unos segundos y después logró hablar.
- Yo... Andrea...a despertado, enseguida regreso. - Balbuceó sin mirarle. Camino lo más rápido que puedo hasta la habitación y al entrar cierro la puerta detrás de mí,me recargó en ella y tomo un gran suspiro colocando una mano en mi pecho a modo de intentar controlar mi corazón que late muy rápido. Camino hasta donde mi princesa se encuentra llorando.
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ME SALVASTE LA VIDA
Romance"El cielo es el límite" Esa frase tomó sentido cuando él llegó a mi vida, aunque sabía que no estaríamos juntos para siempre me ayudó a aprender a valorar quien soy.