Tomó asiento junto a Damien, en completo silencio no le miré, si lo hago no podré evitar llorar, él merece lo mejor. Por ahora no puedo decirle de mi embarazo, lo sabrá, solo que esperaré a que tenga la vida que merece. No quiero arruinar sus sueños, tal vez me odiara, pero ahora no puede saber, sé que él nunca me habló de divorcio, pero nuestro tiempo juntos terminó. Esto sucedió por el bien de su familia y ahora será por el bien de su futuro. Gracias a este matrimonio aprendí que valgo más de lo que mi familia decía, me costó muchas horas de lágrimas, pero él nunca me dejó como lo estoy haciendo yo ahora.
- Bien, señor Herrera, tiene que firmar aquí -dice el señor Guerrero, señalando donde debe firmar Damien-. Él me mira por unos segundos, pero al ver mi indiferencia firma sin dudarlo. -Ahora firme usted, señora Herrera -me dice el licenciado, entregándome el bolígrafo nervioso, sabiendo que ya no seré más la señora Herrera, y señala donde debo firmar. Suspiro para evitar llorar, tomo el bolígrafo y firmo.
-Señores, con esto doy por finalizado su matrimonio; ahora todo está dividido en partes iguales y, al no haber hijos, desde hoy vuelven a ser Damien Herrera Ortiz y Camila Rojas Sáenz -dice el licenciado, estrechando nuestras manos y entregando a cada uno la copia de nuestra acta de divorcio.
-Gracias, licenciado Guerrero -susurra Damien con voz seria, está enojado, lo sé. Me mira mientras toma mi mano para que lo mire, y así lo hago. -¡Gracias por estos años a mi lado, por ayudarme a mí y a mi familia a tener una mejor calidad de vida! -suspira mientras cierra los ojos, dejando caer lágrimas. -Quiero que siempre recuerdes que tú eres muy valiosa, no dejes que nadie de tu familia te dañe nuevamente; ahora tienes como valerte por ti misma y solo tú puedes decidir quién entra en tu vida, nunca lo olvides -dice Damien, dejándome ver esa hermosa sonrisa que me enamoró, besa mis labios, olisquea mi cabello y sale rápidamente de la oficina, dejándome con lágrimas en los ojos y en la espera de una hermosa compañía, nuestro bebé.
ESTÁS LEYENDO
ME SALVASTE LA VIDA
Romansa"El cielo es el límite" Esa frase tomó sentido cuando él llegó a mi vida, aunque sabía que no estaríamos juntos para siempre me ayudó a aprender a valorar quien soy.