Capitulo 2

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—Todo está listo — Anuncio Cora al rey y al arquero

Regina salió detrás de ella con la mirada fija en el suelo. Podía notarse que no había dormido mucho

—Con todo respeto su majestad — Hablo Robín — No creo que con ese vestido podamos pasar inadvertidos

Regina volteo a ver su vestido azul. Robín tenía razón, era un atuendo muy típico de una reina.

—¿Y qué sugiere? — Pregunto Leopoldo levantando una ceja

Por alguna razón al rey no le gustaba para nada aquel hombre. Era un simple arquero y no lo creía capaz de proteger a su reina... Pero no tenía otra opción.

—Si tiene ropa para montar, le sugiero que se la ponga, no lleve joyas y trate de que su peinado sea lo más sencillo posible

—Iré a cambiarme — Informo Regina

—¿Piensas vestir a mi hija como una simple campesino? — Pregunto Cora indignada

—My lady, si quiere proteger a su hija la única manera es esta

Regina salió del vestidor usando unos pantalones y un chaleco de cuero cafés, botas largas del mismo color y una blusa blanca. Llevaba el cabello suelto y lo único que llevaba en el cuello era el collar con dije de árbol que su padre le había regalado

Robín se quedo impresionado al ver a la reina de aquel modo. Con los vestidos y los peinados extravagantes era muy hermosa, pero así con ropa ajustada y su largo cabello suelto se veía aun más bella.

—Espero que ya no quiera hacer más cambios —Comento Regina

—No, ninguno — Respondió Robín con una sonrisa de medio lado a la que Regina le respondió frunciendo el seño — ¿Dónde está su equipaje?

—Sobre la cama — Señalo la reina

Robín se acerco a las maletas que había en la cama y las abrió. Saco una bolsa de lona de su bolsa de lona y comenzó a meter las cosas que él creía que eran indispensables

—¿Qué es lo que hace? — Pregunto Cora acercándose a él

—No podemos llevar tantas cosas con nosotros, solo lo indispensable

—Eso no le da derecho a revisar las cosas de mi hija

—si no quiere que lo haga yo, entonces hágalo o usted — Dijo Robín entregándole la bolsa de lona a Cora — Recuerde, ropa y zapatos muy sencillos y solo lo necesario.

Cora miro a Robín con indignación y tomo la bolsa. Prefería hacerlo ella a que aquel arquero pusiera sus manos en los vestidos tan delicados de Regina.

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Robín prefirió esperar en la entrada del palacio mientras la reina y su madre preparaban las cosas tal y como él les había indicado. Era tan raro para él tener que dar indicaciones a la realeza, pero si querían que protegiera a la reina tendrían que hacerlo a su modo.

Escucho unos pasos ligeros detrás de él y se volvió para encontrarse con la reina caminando hacia él. Robín camino hacia ella y sostuvo la bolsa de lona que cargaba en la mano

—¿Esta lista para irnos su majestad? — Pregunto él atando la bolsa al caballo

Regina solo asintió y se acerco al caballo. Robín le dio la mano para ayudarla a subir, Regina tomo la silla de montar con la mano que tenia libre y dio un salto para subir

Robín hizo lo mismo y quedo pegado al cuerpo de la reina, la rodeo con sus brazos para tomar las riendas y dio un tirón para poner en marcha al caballo

Regina sintió los brazos musculosos del ladrón en sus costados y se quedo paralizada

—Espero que no le moleste viajar así, porque tendremos que hacerlo por un largo tiempo

—Siempre y cuando no me tire del caballo, todo está bien — Respondió Regina con un tono de voz áspero

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Después de de varias horas cabalgando a Regina le dolía la espalda y ansiaba poder bajarse del caballo

Robín vigilaba el camino y sus costados, y algunas veces volteaba a ver a Regina sin que ella se diera cuenta. Él comenzó a silbar tratando de hacer un poco más llevadero el viaje. Regina rodo los ojos y dio un gran suspiro

—¿Puede callarse? — Pregunto ella

—¿No le gusta la música my lady? — Pregunto él con un tono divertido

—No es eso. Prefiero viajar en silencio

Una flecha que salió disparada hacia ellos interrumpió su conversación. La flecha se clavo en un árbol y a lo lejos se escucharon caballos galopando

—Pues no tendrá mucho silencio ahora su majestad

Robín apretó sus piernas a los costados del caballo y este comenzó a andar más rápido. El ladrón conducía al caballo por entre los árboles y lo hacía ir lo más rápido que podía

—Tenemos que buscar un lugar donde escondernos —Dijo Robín preocupado

—Se en donde podemos encontrar uno — Dijo Regina — Vaya hacia la derecha en el próximo sendero

Robín hizo lo que la reina ordeno y a pocos metros había una cabaña. Robín bajo del caballo lo más rápido que pudo y bajo a Regina con delicadeza tomándola de la cintura. Quedaron muy cerca, ella podía sentir la respiración agitada de aquel hombre de ojos grises.

Regina se aparto de él y corrió hacia la cabaña, movió una de las plantas que estaba en el porche y saco la llave. Robín amarro al caballo en un poste de madera y corrió hacia la cabaña que ya estaba abierta. Cerró la puerta lo más rápido que pudo y coloco una silla para asegurarla

—Creo que los hemos perdido — Comento Regina

—Eso espero... Si escuchamos algún ruido extraño saldremos por la ventana — Indico él — ¿Cómo sabía de esta cabaña?

—Era de mi padre, era su escondite cuando quería escapar un rato de su castillo... Solo él y yo sabemos de ella, y ahora tú

—No se preocupe. Su secreto está a salvo conmigo — dijo él con una sonrisa

Regina sonrió y se dejo caer en una de las sillas que estaba frente a la mesa

—¿Tiene alguna idea de quién quiere hacerle daño my lady?

—No, no sé ni siquiera él porque — Respondió Regina preocupada

—No tenga miedo, estando conmigo no le pasara nada... No lo permitiré, lo juro por mi vida


Cuidarte el alma - Outlaw QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora