Capitulo 9

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—¿Pasa algo?

Regina y Tinkerbell se sobresaltaron ante la voz de Robín.

—Sí — Se apresuro a decir el hada — Solo estábamos... esperándote

Robín no parecía muy convencido pero decidió dejarlo así.

—Ya compre lo que hacía falta — informo él mostrando una pequeña bolsa de papel.

Regina aun seguía pensando en el polvo de duende. Su mente no estaba en la conversación, solo pensaba en que ese polvo le había dicho que su guardián era su alma gemela.

—My lady, ¿Está bien?

Regina sacudió la cabeza y asintió.

—Sí, creo que solo estoy un poco cansada.

—Tal vez necesite dormir un poco más — Sugirió Robín acercándose a ella.

Regina lo miro con una sonrisa nerviosa y asintió. Los tres caminaron de regreso a la posada sin decir palabra alguna.

Tinkerbell acompaño a Regina a su habitación mientras Robín hablaba con Red pidiéndole algunas cosas.

—Es él... él es tu alma gemela — susurro el hada.

—No pude ser él.

—¿Por qué no? — Regina no respondió nada — No tengas miedo de ser feliz.

—No sabes si el llegara a quererme — la reina tenía un nudo en la garganta y lagrimas en los ojos.

Estaba asustada pero a la vez ilusionada. Ella podía volver a amar y su posibilidad estaba al lado de un hombre fabuloso. Pero, ¿El la amaría también?

—¿Cómo puedes decir eso? ¿No has visto como te mira? — Tinkerbell sonaba desesperada — Por favor, solo inténtalo. Intenta dejarte llevar por tu corazón y ve si funciona.

—Tengo tanto miedo — confeso Regina dejando que las lágrimas se escaparan.

—El te protegerá...

Robín entro a la habitación y frunció el seño al ver como Regina se secaba las lágrimas.

—¿Está todo bien?

Tinkerbell asintió y salió de la habitación sin decir nada más. Robín se acerco a Regina y puso una mano en su hombro.

—¿Qué pasa?

—Nada, solo necesito dormir un poco.

Regina camino hacia la cama y se recostó en ella cerrando los ojos. El ladrón no creía en las palabras de la reina, pero no le insistiría.

Se sentó al lado de la cama y la observo dormir.

Una hora después Regina despertó gritando y llorando nuevamente. Robín se acerco a ella y la abrazo tan fuerte como pudo.

—Tranquila — susurro él — estoy aquí... todo está bien.

El ladrón deposito un beso en el cabello de la reina y ella se aferro a él tomándolo por la cintura.

—No me dejes — sollozo Regina.

—Jamás lo haría.

Regina volvió a quedarse dormida entre los brazos de su guardián. Robín podía sentir la cabeza de la reina sobre su pecho y el movimiento constante de su respiración.

La acomodo en la cama y le paso una mano por el cabello.

No estaba seguro de lo que Regina soñara, pero sabía que tenía que ver con los hombres que la raptaron.

Cuidarte el alma - Outlaw QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora