Capítulo 18

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—Señor Hood, me alegra que viniera — Lo saludo Cora con una sonrisa.

—¿En qué puedo servirle? — Pregunto Robín sintiéndose incomodo.

Unas horas antes había recibido un mensaje de Cora pidiéndole que se presentara en el castillo. Robín decidió no decirle nada a Regina para no preocuparla. Él no sabía lo que Cora querría pero quería averiguarlo sin involucrar a la reina.

—Voy a ser muy clara — Respondió Cora acercándose a él — Voy a hablarle sin rodeos.

—Soy todo oídos.

—Quiero que se vaya de aquí Hood... Quiero que se aleje de mi hija sin darle ninguna explicación — Cora se alejo de Robín y camino hacia una pequeña mesita de la que saco una bolsa roja — Será como si usted nunca hubiera existido para ella.

—Usted no tiene derecho a pedirme eso — Robín se sentía indignado.

Por nada del mundo abandonaría a Regina. Él le había hecho una promesa, una promesa la cual iba a cumplir porque la amaba.

—Claro que tengo el derecho — Se apresuro a decir Cora — Soy su madre y sé lo que es mejor para ella, y usted... no lo es — Cora dejo caer la bolsa roja en la mesita frente a Robín — Eso será suficiente para que se vaya del reino y haga una nueva vida... Suficiente para que se olvide para siempre de Regina.

Robín miro a Cora y después miro la bolsa. El pequeño paquetito rojo estaba abierto y dejaba su contenido, estaba rebosante de monedas de oro.

Cora lo miraba con una sonrisa descarada y el ladrón le dedico una mirada indecisa.

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Snow y Regina caminaban por los jardines del palacio disfrutando de las nubes y el aire fresco que corría esa tarde.

—Entonces, ¿Todo va bien con David? — Preguntó la reina con curiosidad.

—De maravilla — Respondió la princesa con una gran sonrisa — Él es tan tierno, tan lindo...

—No cabe duda de que estas enamoradísima de él.

—Tú no te quedas atrás... ¿Cómo va todo con Robín?

—Ya decidimos el nombre del bebé — Respondió Regina con una sonrisa y las mejillas rojas.

—¿Y cómo se va a llamar?

—Robín quiere que se llame Regina si es niña y si es niño decidimos ponerle Roland.

—¿Roland? ... Es un nombre muy bonito.

Regina puso las dos manos en su vientre y lo acaricio con ternura. Snow la observo y puso una mano sobre la de ella.

—Creo que después de todo seremos una familia — Comento la princesa con una pequeña sonrisa.

Regina le sonrió y tomo su mano dándole un pequeño apretón. Serían una familia.

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Regina se sentía más cansada que nunca. Le dolían los pies, la espalda y tenía un hambre voraz. Por lo menos cada dos horas estaba comiendo algo.

La reina se sentó en la cama y se quito los zapatos para después estirar las piernas. Movió el cuello de un lado a otro y dejo escapar un gran suspiro.

Era bastante extraño que Robín aun no estuviera ahí aun. Regina prendió algunas velas y las coloco en las mesitas al lado de la cama. Caminó hacia el balcón y se recargo en la barandilla observando el cielo lleno de estrellas.

Cuidarte el alma - Outlaw QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora