Kara se encontraba encerrada en su habitación. No había visto la luz del sol por varios días. Sólo quería seguir acostada en su cama y no saber de nada y de nadie. Su alma estaba más destrozada que nunca. Había salido de Prison Holloway con la esperanza de aun encontrar a su madre con vida, pero falló en el intento. Lo único que sentía era odio, enojo y rencor, demasiado rencor.Quería volver a ver a Nix, tenerla entre sus brazos y llorar en ella por todo el daño que le habían hecho. Quería volver a verla, aunque fuese por última vez, pero era claro que sus deseos y la felicidad que tanto había anhelado, jamás los tendría a su alcance.
Habían pasado veintiséis años desde que estuvo con ella por última vez y fue arrebatada de sus brazos por un hombre sin escrúpulos. El rostro de Nix trataba de recordarlo siempre en su mente al igual que el de Odell, pero con todos los años que había pasado sin poder verlos y sin tener una imagen de ellos, le fue imposible seguirlos reteniendo en su memoria. La única fotografía que alguna vez había tenido, se quedó en casa de Laerthes junto con su cadena de plata que le había regalado Odell en su octavo cumpleaños, el último en el que estuvo con su familia. Ahora no le quedaba nada de ellos. Ni siquiera la casa que había tenido alguna vez en México, Laerthes se había encargado de destruirla junto con todas las cosas que se encontraban dentro.Aun recordaba la primera vez que entró a la casa de Laerthes ilusionada por pensar que su vida cambiaria para mejor. Que ingenua y tonta fue al igual que su madre.
La primera vez que visito la mansión, quedó anonada puesto que nunca antes había visto una casa tan enorme y preciosa como aquella. La mansión Harrelson era totalmente blanca con un pequeño toque rustico en los marcos de los enormes ventanales que daban una vista preciosa a los jardines que la rodeaban y por dentro esta contaba en la planta baja con una cocina, comedor, salón, un baño y una biblioteca que ocupaba dos pisos mientras que la segunda planta contaba con tres habitaciones principales cada una con su respectivo baño y cinco habitaciones para los invitados. La mansión mas aparte también tenía un sótano y un ático con muchas antigüedades, lo cual definía que ese lugar había sido construido desde mucho antes que Laerthes naciera.
Kara había pensado que su abuelo la pondría en alguna de las tantas habitaciones hermosas que se encontraban. Había creído que la trataría y respetaría como a una nieta y que incluso, llegaría a quererla. Era de esperarse por parte de Laerthes que nunca sucedería.
Al primer día mandó a Kara a la habitación de empleados donde le ordenó a Beatriz, el ama de llaves, que se encargara de la niña, Beatriz lo hizo pero de muy mala gana. No le gustaban los niños y mucho menos los llorones.
El ama de llaves la ubicó en una habitación que era la cuarta parte de la que había tenido en casa con su madre, apenas y cabía ella con su maleta. La mujer le había enseñado a tan pronta edad sus deberes en la casa y mas aparte los estudios que tenía que realizar. Kara había quedado horrorizada cuando supo todo lo que tenía que hacer, era demasiado para ella, pero… así lo había ordenado Laerthes y todo lo que él decía, se tenía que cumplir al pie de la letra.
La primera noche, y a partir de esa, Kara se ahogaba en su llanto suplicando a su padre que volviera a su lado, que no la dejara sola. No podía aguantar la tristeza que sentía por no tener también a su madre a un lado. Quería regresar con ella, pero sabía que no podía. Una niña de ocho años nunca podría viajar sola hasta el otro lado del mundo. Todas las noches pedía como deseo poder volver a ver a su madre ya que Laerthes se lo había prohibido, y también deseó tener una buena relación con él, de nieta y abuelo, cosa que nunca vio mejorar.
Con el tiempo Kara se había ido acoplando al ritmo de vida que llevaba, hacia deberes en la casa y estudiaba para entregar buenas notas a Laerthes. Ella trataba de seguir sus indicaciones como las pedía pero nunca le parecían suficientes, su abuelo le decía cosas horribles cada vez que no lograba hacer algo bien, lo que era casi siempre.
Kara se esmeraba en conseguir el cariño de su abuelo puesto que no había olvidado la promesa que le hizo a su madre, pero cada vez parecía imposible cumplirla porque conforme pasaba el tiempo y mas lo intentaba, parecía que más la odiaba. No solo recibía las humillaciones por parte de él, sino que también por parte de Dasha la esposa de Laerthes, quien la trataba con la punta del pie como si fuese la peor escoria de la vida, la insultaba a ella junto con su madre, demostraba su odio y repugnancia que sentía hacia la pequeña niña. Rowena la hermana de Dasha, no se quedaba atrás, aunque a ella no le importaba lo que le pasara, siempre le hacía pasar malos ratos. Beatriz quien le gritaba que era una inútil todo el tiempo y sobre todo… Andrea, siempre hacía quedar mal a Kara frente a todos. Andrea era la nueva sobrina de Laerthes por parte de su hermano. Ella había quedado huérfana y Laerthes la había adoptado como su propia hija.
Andrea se había convertido en la favorita de toda la casa, tenía la misma edad de Kara. Era una niña con cabellos rubios, tez blanca y unos ojos enormes color gris. En verdad que era una niña preciosa, sin en cambio, a pesar de eso siempre envidiaba a Kara.¿La razón?
Era una niña malcriada que quería todo lo que se le cruzaba en su camino.
¿Pero que quería de Kara, si no tenía nada más que un marco con una fotografía de ella y sus padres junto con una cadena de oro blanco que Odell le había regalado en su octavo cumpleaños?
¡Exacto!
La clave estaba en la cadena, esa cadena que tanto quería la niña malcriada fue el problema desde la primera vez que la encontró en el pequeño cuarto de Kara. Fue la culpable de todo lo que paso después de la discusión que tuvieron ambas aquella noche en el jardín.
La noche del 5 de noviembre del año 1989…
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¡Maldito seas! Ahora y siempre
Historia Corta||COMPLETA|| ||Fecha de publicación: 5 de julio|| Ya sólo quedaba una hora para salir de ese maldito lugar. Haber estado encerrada allí por quince años fue una de sus peores torturas. Pero al fin seria libre y cada una de esas personas que la mandar...