Capítulo 16

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— ¿Qué vamos a hacer?
 
—No pienso hacer nada por esos dos. Si les paso algo es porque se lo buscaron—dijo Laerthes.

— ¿Escuchas lo que estás diciendo? Son tus sobrinos—respondió Dasha indignada.

—Son los tuyos. Ya me han traído bastantes problemas como para que ahora tenga que preocuparme por ellos.

—Claro, como ahora tienes a la estúpida esa de amante, ya no te importa nada más—le lanzó una mirada de odio.

—Cuando te dirijas a ella será con más respeto.

—Sólo en tus sueños. Aquí yo soy tu esposa, no esa zorra—ambos se encontraban mirando fijamente. Laerthes detrás de su escritorio y Dasha a un lado de la entrada. La tensión y odio podía sentirse por todos lados.

—Una esposa comprada. Te recuerdo que esto solo ha sido un arreglo que, aunque ha durado muchos años, nunca ha funcionado. No lo olvides.

—Por supuesto que no. Como olvidar que mi padre me obligó a casarme contigo. Maldigo la hora en la que acepte ser tu esposa.

—Y yo… el no haberme separado de ti desde hace años.

—Lamento decirte que es demasiado tarde para ti. ¿Crees que estando inválido y viejo, tu amante querrá tener algo contigo? Das asco—le escupió su esposa.

— ¡Cállate!

— Sólo está contigo por tu dinero. Ya no eres ningún adolescente para andar soñando que has encontrado el amor. ¡Despierta! Eres un anciano y el papel de loco soñador ya no te va.

—Ya me hartaste. ¡Vete de aquí!

—Me iré cuando me plazca hacerlo.

— Pues no te quedará mucho tiempo—comenzó a reírse.

— ¿De qué hablas?—preguntó dudosa.

— Al termino de la reunión de mañana, te iras de esta casa para siempre.

— ¿¡Qué!?—gritó sorprendida.

—Lo que escuchaste. Empezare los trámites para el divorcio y te quiero fuera de mi casa.

— ¡No puedes hacerme esto! No puedes echarme así nada más.

—Por supuesto que sí. Seguirás recibiendo la parte que te corresponde de CET’S, pero te quiero fuera.

— No creas que te desharás de mí tan fácilmente—se acercó a él y lo abrazó por detrás. —Yo sé cada uno de tus sucios secretos y no me costará nada sacarlos a la luz—le susurró.

— ¿Me estas amenazando?

—Tómalo como quieras, pero si tú me sacas de aquí, yo haré lo posible para destruirte—una sonrisa apareció en su rostro.

—No juegues con fuego Dasha porque te vas a quemar.

— Lo mismo te digo querido. ¿No creo que a los medios les interese saber que asesinaste a tu propio hijo verdad?—Dasha se alejó de Laerthes y fue hacia la salida.

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¡Maldito seas! Ahora y siempre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora