Capítulo 4

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Los poco más de cinco minutos que dura el camino a casa estoy completamente en otro mundo, la chica a la que acabo de conocer es muy agradable y aún pienso en lo bonitos que eran sus ojos, ese verde te hacía sentir como un prado alejado del mundo, como si solo existieses tú.

"Ya he llegado" aviso al entrar en casa y dejo las llaves sobre la mesilla que hay a la entrada.

Mi madre un poco agitada cogiendo una carpeta morada que no se cual es su contenido "Eli, cariño, tengo que salir un rato por unos papeles, necesito que hagas la comida para cuando vuelva a casa" yo la asiento, sin problema porque no es la primera vez que tengo que hacer la comida.
"Tú hermana está en su cuarto, por favor, no discutáis"

"No prometo nada" digo en tono divertido pero parece que a mi madre no le hace la misma gracia "Vale, vale, nos portaremos bien" lo digo solo para dejarla tranquila.

"Pues entonces me marcho, tardaré una hora aproximadamente" me da un beso en la mejilla y sale por la puerta.

Cuando suena la puerta de la entrada indicando que ya ha salido voy a la habitación de Sofi.

"Enana" llamo su atención desde la puerta "¿Que te apetece para comer?"

"¡Huevos fritos!" grita muy ilusionada por la idea.

Me río por su emoción "No podemos comer solo eso ¿Que te parece si también hago un poco de arroz blanco con tomate?" me dice que sí con la misma cara de ilusión que hace un rato "Ven a la cocina mientras lo preparo" le pido.

Sofi, obediente, viene detrás de mi hasta la cocina. Y busco un tema de conversación mientras saco las cosas que necesito.

"¿Que hiciste esta mañana pequeño monstruito?" pregunto en tono cariñoso.

"Pues como mis amigas aún siguen de vacaciones, me he quedado en casa jugando con el móvil" lo dice dramatizando la situación haciendo que ría de su actuación.
"¿Donde has estado tú esta mañana?" cambia por completo de tema.

Mientras corto la cebolla y los ajos para hacer la salsa del tomate casero "Pues he estado dibujando en el parque" me lloran los ojos por la cebolla.

"¿Me vas a enseñar el dibujo que has estado haciendo?" dice con un brillo de ilusión en sus ojos. La verdad es que no dibujo nada mal y me siento muy orgullosa de mis dibujos.

"Claro que si, pero tendrás que esperar a que lo termine" miento, recordando que lo ultimo que dibuje fue a la chica del parque.
¡MIERDA! acabo de recordar que tenía que hablarla por WhatsApp, no se me puede olvidar, me hago una nota mental.

Un rato después mi madre me llama al móvil,  diciéndome que no la esperemos para comer porque va a tardar más de lo que pensaba en llegar. Así que comemos Sofi y yo solas, no dejamos ni las migas. Se me da bien cocinar, tal vez debería hacerlo más a menudo.

Al acabar, recojo los platos y los dejo en el lavavajillas y cuando levanto la vista veo una pequeña cabeza asomarse por el marco de la puerta.

"¿Quieres ver una película?" dice Sofi haciendo un puchero.

"Claro que si pequeña, pero solo si vemos La sirenita" he de admitir que tengo la edad mental de una niña pequeña.

Los 85 minutos que dura la peli hago un viaje en el tiempo a cuando tenía seis años y canto todas las canciones, he visto la película tantas veces que me se hasta los diálogos. Mi hermana ya me estaba mirando como si tuviese problemas mentales cuando   reproducía las conversaciones.

En Tú MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora