Kate se despertó más cansada de lo normal, anoche había estado trabajando hasta muy tarde y llevaba ya muchas horas de sueño retrasado, y eso que de normal no solía dormir mucho. Se arregló y desayunó mientras notaba que se le cerraban los ojos, por lo que se preparó una ración extra de café y se fue hacia la tienda mientras se lo bebía en un enorme vaso con tapa. Llegó tras un corto paseo y se puso en el mostrador a hacer trabajo, cuando no habían clientes sencillamente adelantaba faena de su verdadero trabajo.
Escuchó la campanilla de la puerta y alzó la vista mientras guardaba sus bocetos, nadie podría ver lo que estaba dibujando, los diseños eran algo secreto por obvias razones. Se levantó para acceder a la clienta con mala cara, pero tuvo que forzar la sonrisa como podía, le molestaba tener que ser tan falsa, tener que ser amable cuando estaba en la tienda cuando por la calle la insultaban, y más esa mujer que ahora era su clienta.
_ Buenos días señora Hudson, ¿le puedo ayudar en algo?
_ Sí buscaba algo de oro, que no sea muy caro.
_ Claro, ¿que desea, un anillo, pendientes, un broche, un collar...?
_ Muéstrame todo lo que tengas barato y grande.
Empezó a sacar estuches mostrándole todo lo que tenía, pero todo le parecía o demasiado caro o muy poco ostentoso. Se armó de paciencia y continuó sacando y sacando más joyas, sabía que simplemente lo hacía para molestarla, le iba a hacer sacar de todo solo por molestar, pero era una clienta y debía tratarla bien por mucho que le molestara.
_ ¿Cuánto cuestan esos? -le dijo de una manera muy prepotente señalando unos aros gordos y enormes-.
_ Cuestan 150 dólares.
_ Te doy por ellos cien.
Kate sujetó con fuerza la madera del mostrador con el fin de callarse la respuesta que estaba a punto de escapársele de sus labios.
_ Disculpe señora Hudson, pero no tengo permiso para hacer ningún tipo de descuento.
_ ¿Cómo que no? Tu madre siempre me hace descuento.
¡Y una mierda!, chilló el subconsciente de Kate, sabía a la perfección que su madre no hacía esas cosas, los precios ya eran bajos para lo que ofrecían, tenía un porcentaje de ganancias muy bajo y por ello su madre no podía hacer rebajas de ningún tipo en las joyas. Sabía que la señora Hudson simplemente intentaba engañarla, creía que por ser joven e inexperta en el negocio podía aprovecharse de ella.
_ Pero yo solo estoy trabajando aquí, no soy la sueña, por lo que no puedo hacer eso, si lo desea puede volver cuando vuelva mi madre.
_ Llámala y pregúntaselo.
_ Mi madre en estos instantes está en Florencia, por lo que allí serán aproximadamente la una de la madrugada, no puedo despertarla para esto.
_ ¡Soy la esposa del alcalde y exijo que se trate como tal! Para ti tendría que ser un honor que compre en esta tienda, no esperaba un trato tan denigrante, y mucho menos viniendo de alguien tan insignificante como tú.
_ Disculpe señora Hudson, debo pedirle que me guarde respeto, igual que lo estoy haciendo yo con usted, no creo que tenga motivos para insultarme solo porque hago mi trabajo.
_ ¿Respeto? Tú nunca te has merecido eso, mucho menos desde que te fuiste, ¿después de lo que hiciste crees que alguien de este pueblo te va a tener respeto?
_ Yo no hice nada, fue su hijo y sus amigos los que me lo hicieron.
Sonó la campana de nuevo y Kate sonrío al ver de quién se trataba, era Luke, no pudo evitar soltar un suspiro de alivio, sabía que con él delante la madre de Tobias no iba a atreverse a hablarle mal. Por su parte la señora Hudson tuvo que cerrar la boca, no podía responder a Katherine estando el médico al lado, quería ganarse su cariño, ya que en caso de que cortara con Rebecca, era un buen candidato a esposo para su hija menor.
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Vuelta a los orígenes -COMPLETADA- (en corrección)
RomanceKate es una diseñadora que por un verano tiene que volver a su pueblo, donde se encontrará con su amigo de toda la vida, Luke, el mismo chico que le acompañaba a clase cada día, que era su fiel confidente, el hombro en el que siempre lloraba, el mis...