Luke y Kate se dirigieron hacia un restaurante cercano, no era nada del otro mundo, el típico bar-restaurante de pueblo tejano, pero por lo menos se comía muy bien y estaba cerca del negocio de los padres de Kate. Nada mas entrar todo el mundo se giró para mirar a la pareja que entraba, al ver a Luke nadie dijo nada, pero cuando entró su acompañante todo el mundo comenzó a hablar en voz baja criticando a la diseñadora y opinando sobre su falta de moral al aparecer por ahí con un hombre prometido.El local no había cambiado nada de lo que recordaba la chica, mesas oscuras y paredes llenas de marcos mal colgados, todos con antiguas fotos del pueblo y algún recorte del periódico local en el que había salido el restaurante o alguno de sus propietarios. Era el típico negocio que había pasado de padres a hijos, y como en el pueblo la tradición era lo más importante, en ningún momento nadie había cambiado nadad, ya que para ellos mantener la esencia original era la clave del éxito.
Kate y Luke se sentaron en una mesa y empezaron a mirar la carta en silencio, ella directamente solo miraba lo que tuviera menos calorías, pero todo lo que veía o estaba frito o rebozado. Por su parte el médico miraba a todas partes, conocía el menú de memoria y sabía perfectamente lo que se iba a pedir, siempre que venía pedía lo mismo ya que era su plato favorito y la señora Evans (la propietaria y cocinera del local) lo hacía a la perfección.
_ Lucky, ¿de verdad que no te buscarás un problema por estar aquí conmigo?
_ ¿Yo? ¿Por qué?
_ ¿Ves la mesa del fondo? Está sentada Lurlynn, y te podría jurar que con quien está hablando por teléfono ahora mismo mientras nos mira es Rebecca, tu prometida.
_ Que haga lo que quiera, simplemente estoy comiendo con mi mejor amiga, tiene que entenderlo y confiar en mí, esa es la clave de una pareja, yo no me opongo a que ella salga con sus amigas o sus amigos.
_ A lo mejor tendrías que hacerlo un poco -dijo en voz baja mientras se tapaba la cara con la carta del restaurante-.
Tras un rato mirando la carta escucharon la puerta volver a abrirse, por ella apareció Ryan, que nada más ver a la pareja de amigos se acercó contento para saludarles. Luke durante unos segundos puso mala cara, le apetecía estar solo con su amiga y ya le molestaba todas las personas que estaban observando, lo último que le apetecía era que encima se sentaran para entablar conversación con él.
_ Hola chicos -dijo amable el médico-.
_ Hola Ryan, ¿qué haces aquí? -preguntó con curiosidad Kate-.
_ Venía a por la comida, hoy estoy agotado y no me apetece cocinar.
La camarera se acercó para ver si ya se habían decidido, era una chica joven, de poco más de dieciocho años, la hija de los dueños. El pelo castaño lo llevaba recogido en una coleta con una cinta que acababa en lazo, dándole un toque gracioso al simple recogido, la falda del uniforme estaba un poco más corta de lo normal, ya que acababa de subírsela un poco al ver entrar a los dos médicos, en especial a Ryan. Sus ojos color miel eran vivos, se le notaba dulzura y alegría en la mirada. Numerosas pecas acompañaban en la nariz y las mejillas a su clara piel, las cuales hacían que tuviera un aspecto más juvenil que la realidad, ya que aunque parecía una alumna de instituto ya tenía casi veinte años.
_ ¿Ya sabeis lo que queréis chicos? -preguntó alegremente moviendo la cabeza, lo que provocaba que se le meciera la coleta de un lado a otro-.
_ Yo quiero unos espaguetis con salsa y con muchas albondigas de carne por favor, tu madre ya sabe de sobra como me gustan -dijo Luke sonriendo ampliamente-, para beber coca-cola.
Kate no pudo evitar reírse al escuchar a su amigo, seguía pidiéndose lo mismo que cuando era pequeño, era su plato favorito desde que tenía uso de razón.
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Vuelta a los orígenes -COMPLETADA- (en corrección)
RomanceKate es una diseñadora que por un verano tiene que volver a su pueblo, donde se encontrará con su amigo de toda la vida, Luke, el mismo chico que le acompañaba a clase cada día, que era su fiel confidente, el hombro en el que siempre lloraba, el mis...