Capítulo 1

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Le pegué una bofetada. El chico se tambaleó hacia atrás, con la mirada desenfocada a causa del golpe y el alcohol. Era alto y robusto, rubio, con los ojos del color del cielo en un día soleado. Tenía unos músculos increíbles y una mandíbula afilada y ligeramente cuadrada, donde se empezaba a dibujar la silueta de mi mano. Mike Olivers, capitán del equipo de fútbol y cretino de película.

Cuando se recuperó un poco del golpe, sus ojos por fin se fijaron en mí. Levantó las manos con una sonrisa de borracho en la cara. Imbécil.

- Tranquila tía - dijo con voz pastosa, entremezclando las palabras - solo estaba divirtiéndome

Un calor abrasador me subió al rostro, y puse los ojos en blanco, sacándole el dedo corazón durante el proceso. Mike se rió y se alejó dando tumbos entre la gente, seguramente yendo a buscar a una chica tonta con la que enrollarse.

La música vibraba a mi alrededor, y la multitud paseaba por la casa medio bailando medio caminando, con vasos de cerveza y otras cosas en las manos. Fuera estaba la piscina, tan llena de gente mojada y pegajosa, que lo que menos me apetecía era acercarme. Parejas subían las escaleras hacia el piso de arriba cogiéndose de la mano, las chicas con miradas sensuales y los chicos con bocas babeantes. Todo el mundo se lo estaba pasando genial, era la fiesta del año.

Súper divertida.

Con un bufido, me recliné en la pared, a observar como los idiotas de los jugadores de fútbol bailaban con las animadoras, o como los nuevos paseaban de un lado a otro sin saber qué hacer, seguidos por los cuchicheos de la mayoría de los alumnos. Negué con la cabeza; cuando no encajas, lo mejor que puedes hacer es quedarte a un lado y ser invisible o cambiar tu personalidad para unirte al grupo. Algo parecido a lo que hice yo. Las chicas a las que llamaba "mis amigas" me llamaron desde el fondo de la habitación, entre risas chillonas que me perforaban los oídos. Dios, como odiaba esas risas. Sonreí como una tonta y negué con la cabeza, completamente ruborizada a causa de la escenita con Mike. Ellas se rieron aún más y empezaron a caminar tambaleantes hacia mí, apartando a todo el mundo a su paso.

- No me lo creo - exclamó Kat, enfatizando las palabras - ¿Le has dicho que no a Mike Olivers? ¡Pero si está buenísimo!

Katherine Wilson era la líder del grupo y la capitana del equipo de animadoras que, cuando no estaba ligando con algún tío, era la reina de los cotilleos. Sus rizos eran de color platino, y le llegaban a la cintura, que era tan estrecha que parecía de una muñeca. Tenía unos ojos verdes impresionantes, enmarcados por unas pestañas largas y negras de rímel. Su cutis era perfecto, y sus labios rojos destacaban con el blanco de su sonrisa, también perfecta. Esa noche se había decantado por un vestido plateado, - apenas unos centímetros por debajo del culo - y unas botas por el muslo.

- Y está claro que está colado por ti - añadió Cleo, con un deje de envidia enmascarado de dulzura

Cleo era el perrito faldero de Kat, y ésta siempre se aprovechaba se eso. El grupo me miró intensamente, esperando una explicación por mi parte, por parte de su "amiga". Me encogí de hombros restándole importancia y la mayoría de ellas me miraron mal, pensando que yo no las veía. Esa era la gran realidad del grupo de populares, que todas se odiaban entre ellas. ¿No es gracioso? Las mejores amigas del mundo, las que comparten todos sus secretos... Se critican a las espaldas, se roban los novios, y tienen un ego tan grande como la estatua de la libertad. Aprendí hace mucho tiempo, antes de llegar a este pueblo, a este instituto, lo que pasaba si las tenías como enemigas, y de verdad que es mucho mejor tenerlas así.

- Venga dinos - susurró Jakie, inclinándose hacia delante - ¿Es porque estás coladita por Mac Evans?

Abrí mucho los ojos y negué vigorosamente con la cabeza, dejando claro que ni de broma, aunque las chicas se lanzaron unas cuantas miradas de complicidad.

Máscara de diamanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora