Sólo ella, el resto no me importa.
5 años atrás.
Dos toques en la puerta me distraen de mis papeles y tras dar un "pase", la puerta se abre y entra una joven de pelo castaño, ojos azules y con buen cuerpo.
- Buenos días, señor Marshall- me tiende una mano y se la estrecho mirándola a los ojos. Su piel suave hace contacto con la mía y se siente tan bien.
- Tu debes de ser la señorita Maddison Collins- su currículum lo tengo desde hace semanas en mi escritorio. La necesidad de una secretaria ha crecido mientras más pasan los días.
Mi secretaria anterior había renunciado porque según ella, yo era un patán insufrible, que sólo pensaba en si mismo y en mi entrepierna. Sus palabras, no las mías.
- La misma en carne y hueso- no puedo evitar sonreír ante su respuesta. La hago sentarse en uno de los sillones situados en la gran pared que da hacia el ventanal de mi oficina y mi vista viaja hacia sus piernas en donde la falda se ha subido un poco, dejando su piel tan blanca como la nieve, a mi vista.
Marcus. Tranquilizate. Ya tienes a Amber.
- Dime, ¿Y porque quieres trabajar aquí?
- Pues si le soy sincera. Desde que era niña he sentido una gran pasión por no morirme de hambre- ambos nos reímos - ah y porque tengo que ayudar a mis padres.
Su voz sale tan segura y sin titubeos. Me sorprendo con la dominación en la que habla.
- ¿ Te crees capaz de trabajar para mi?-
- Cien por ciento , señor Marshall.
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Presente
Desde ese día, supe que esa mujer iba a ser especial para mi. La confianza que le tengo a ella no la tendría con alguien más ni con diez años que estemos juntos. Ella me conoce tan bien.
Si me preguntaran ¿Qué piensas sobre tu secretaria? Tardaría horas y horas en explicarlo.
Es tan sincera que no tiene pelos en la lengua para decirte lo que piensa.
Es tan hermosa, que podría opacar a cualquier mujer.
Es tan receptiva que si la amas, te amará.
Y es tan, tan ella; que puede llamar tu atención en cuestión de segundos.
Esa es Maddison, mi secretaria. Mi esposa. Mi todo.
¿Qué me gusta de ella?
Todo. Desde su aire de niña inocente, hasta la mujer fuerte y segura que es.
Ella es la única que a pesar de todo, ha permanecido a mi lado. La única que en los días oscuros, ha estado ahí para iluminarme. Y la única que a pesar de mis errores, me los ha perdonado todos y cada uno.
Ella siempre me ha dicho que me ama. Y digamos que soy lo suficientemente cobarde para responder. Dirán que son sólo dos palabras pequeñas que no me costarán nada dejarlas salir de mi boca. Pero más allá de eso, son dos palabras que carecen de un significado demasiado profundo.
Un te amo, no se dice todo el tiempo. Un te amo no nace del corazón en dos o tres días. Es un sentimiento que va creciendo a medida que las palabras, los sentimientos y las acciones van creando en tu interior un árbol de frutos rojos y con cada felicidad que sientas dentro van creciendo más y a medida que hay desilusiones en tu interior, van cayendo uno a uno. Hasta que al final, no queda nada.
He llegado a la conclusión de que si no le digo lo que siento a Maddison cuanto antes, algo podría pasar y empeorar lo que ahora hemos formado. Y no quiero que su interior este de desilusiones, no. No quiero que ese árbol desaparezca.
Sólo... sólo necesito pensar en lo que le diré y lo que debo de hacer. No se me dan bien estas cosas.
Toda mi vida he estado rodeado de mujeres que sólo les interesa lo material y no eh tenido problemas en dárselos, es más. Me atrevo a decir que eso me facilitó muchas cosas.
Pero con ella es diferente. Con Maddie todo es diferente. Desde hace 5 años, que es el tiempo que llevamos conociéndonos; cada vez que le preguntaba ¿Qué quieres que te regale?, ella siempre me respondía lo mismo. Cualquier cosa que me regales o hagas por mi, me va a encantar.
Así es ella de sencilla. Y no sabe cuánto eso me encanta.
El día en que la vi siendo agarrada por el hijo de puta de Owen, quise ir hasta allí y pegarle veinte tiros en su pecho; pero me contuve por Maddie. Gracias a Dios que ese tipo está pudriéndose en el infierno.
Maddison me ayudó a superar lo de mi padre; él ahora está en la cárcel. Solo una vez lo había visitado. Estaba triste, ojeroso y hasta parecía más viejo de lo normal. Quería cerrar esa etapa de mi vida. Así como mi madre también lo hizo.
Ella no quiere que yo siga siendo un mafioso, pero vamos. El día en que entraste en ese mundo será muy difícil salir.
Sólo mis hermanos, Sofía y Matthew, saben de mi secreto. Y el hecho de que mis padres algún día se enteren me provoca miedo, y más mi madre. Le desilusionaria mucho y le amargaria la vida saber que un hijo suyo está malgastando su vida haciendo cosas ilegales.
La verdad es que no se en qué diablos estaba pensando cuando me entré a ese mundo. Por el dinero no era, tengo demasiados negocios y empresas para darme mis lujos. Creo... Creo que me adentre en él, sólo porque en este mundo no hay personas buenas, personas en las que no se puede confiar... Salvo Maddison.
El ser un mafioso conlleva con todos los peligros del mundo, si no estás protegido en todo momento, te matan. Y si alguien sabe de tu familia y es tu enemigo o quiere hacerte daño, los matan. Así de fácil es.
Ahora que tengo a Maddison, y que mi empresa ya no está en peligro, quiero hacerle una sorpresa a ella. Pero, voy a necesitar tiempo. No puedes dejar de ser un mafioso de la noche a la mañana, y menos si tienes tu propia banda. O renuncio al cargo de jefe o dejo a alguien más en mi ausencia. ¿Cuál elijo?
No lo sé. Marshall group, es una organización bastante grande y con muchos hombres trabajando para mi. Creo que puedo llevarme una parte de ellos cuando comience con una nueva empresa de seguridad y la otra a la nueva casa que compré para Maddison y para mi.
La veo dormir en la cama que está situada en una de las habitaciones del jet. Me acerco hacia ella y le acaricio el rostro. Es tan hermosa.
Ella no sabe a dónde iremos, creo que Dubai es el sitio correcto para pasar unas vacaciones.
Mientras me acuesto a su lado y la acerco más a mi, no puedo evitar decir en su oído que la amo.
Te amo, Maddison Collins.
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Contrato Con Mi Jefe [MARSHALL 1]
RomanceLibro uno- Saga, Mi perdición. Aún no entiendo como una persona tan buena, tan humilde y tan perfecto como él; haya elegido una chica como yo. Una simple secretaria que sólo se preocupaba por pagar el alquiler y ayudar a sus padres en lo que necesi...