Cap. 1: La chica nueva y el muchacho de cabello extraño

9.8K 653 498
                                    

Recién terminabas de desempacar la última caja en tu habitación. Estuviste acomodando durante toda la mañana, y podrías asegurar que ahora tu cuarto se veía bastante decente. Tu familia y tú acababan de mudarse a Morioh, y te habías pasado toda la semana ayudando a tus padres a poner la casa en orden.

-Demonios... Preferiría haberme quedado en Tokio- mascullaste.

Estabas cansada, tanto física como mentalmente. Desde que pusiste pie en Morioh no podías dejar de pensar en tu nueva escuela. Entrarías en el segundo año de preparatoria, y temías ser el blanco de todas las burlas. Sabías que los jóvenes de tu edad tienden a ser bastante abusivos y desagradables con los chicos nuevos. Y, para empeorar las cosas, ya habías perdido una semana entera de clases (la mudanza y el desempaque te mantuvieron muy ocupada), y no conocías a nadie que pudiera pasarte los apuntes de las clases que perdiste.

-¡Ey, _____! ¿Terminaste de desempacar?- preguntó tu madre desde la cocina.

-Sí, mamá- le respondiste, alzando la voz desde tu habitación.

-Bueno, ven que el almuerzo está listo- invitó ella.

Suspiraste apesadumbrada y te dirigiste al comedor arrastrando los pies. Odiabas esa casa, odiabas tu habitación, odiabas Morioh en toda su extensión. Había olor a encierro por toda la casa, sobre todo en tu cuarto. Ni siquiera una semana entera de tener las ventanas abiertas sirvió para deshacerte del olor.

Tu madre y tú tomaron el almuerzo juntas, ya que tu padre se encontraba en el trabajo. Ambas mantuvieron una charla trivial sobre los precios de los supermercados de Morioh en comparación con los de Tokio, pero ella pronto te indicó que debía salir para hacer unos recados. Al final te quedaste comiendo sola, lamentándote en silencio.

No pudiste evitar sentir cierto resentimiento hacia tus padres. Ellos tomaron la decisión de mudarse a Morioh-cho sin siquiera consultarte, y tú apenas tuviste tiempo de despedirte de tus amigos. Pero a pesar del enojo que sentías, sabías que ellos estaban haciendo todo lo posible para que las cosas sean más fáciles para ti. Últimamente habían estado consintiéndote de sobremanera, comprándote cuanto capricho se te viniera a la mente (aunque tú eras lista y casi siempre podías comidas ostentosas y deliciosos postres). Incluso te compraron un "celular último modelo", para que pudieras llamar a tus amigos de Tokio. Sabías que ese teléfono parecía un ladrillo, pero bueno, era principio del año 2000... ¿qué más podías pretender?

Time skip

Habías pasado todo el día en tu habitación, dándole vueltas al asunto de la escuela. Pensaste tanto en eso que hasta sentías que te había dado jaqueca. Definitivamente Morioh no era tu sitio. Presentiste que jamás podrías adaptarte del todo a ese lugar.

Pero también tratabas de ser positiva, pensando que quizás no sea tan malo. Tal vez acabaras conociendo gente nueva e interesante. Puede que hicieras amigos aquí también. Aunque intentabas darte ánimos, no lograste convencerte del todo.

Tu madre regresó a casa en la tarde, trayendo consigo tu nuevo uniforme escolar, que al parecer compró ese mismo día. Es un uniforme japonés normal, sólo que con una falda más corta de la que acostumbrabas a usar.

Tu padre llegó en la noche, cansado por tanto trabajo. Tu madre había preparado la cena, y los tres se sentaron a comer. Tú hiciste un esfuerzo por cenar con ellos, pero tenías el estómago cerrado por los nervios, tanto que te daba náuseas probar bocado. Ambos, papá y mamá, trataron de tranquilizarte diciendo que todo saldríabien, que no tenías por qué preocuparte, y que te adaptarías perfectamente a tu nueva escuela. Tú no estabas tan segura.

Time skip

Morioh resultó ser una ciudad alegre y de calles tranquilas. Te habían llegado rumores por parte de tus padres sobre algunos extraños y pertuebadores hechos que se dieron el año pasado (al parecer muchas personas habían desaparecido, y un hombre murió de forma grotesca en un accidente de tránsito), pero ahora al parecer la ciudad había recuperado su calma y su paz habituales.

Caminabas apurada hacia la escuela. Anoche casi ni habías logrado pegar un ojo, y ahora tenías tanto sueño que apenas podías mantener la cabeza erguida. Sabías que quedarte dormida afectaría negativamente tu rendimiento en clase, sin mencionar que pretendías ganarte el aprecio de tus profesores, y durmiendo no lo conseguirías.

Al doblar en una esquina, pudiste divisar tu nueva escuela a un par de cuadras de dónde te encontrabas. Era un edificio grande e imponente, y no pudiste evitar sentir escalofríos al verlo. Apresuraste más el paso, no querías llegar tarde a tu primer día.

Todos los rostros que veías eran desconocidos para ti. Nadie te prestaba atención, ni siquiera parecían notar tu presencia. Suspiraste aliviada.

"Espero que esto se mantenga así..." pensaste, agradeciendo el poder pasar desapercibida.

Encontraste tu casillero en la entrada, y comenzaste a acomodar tus cosas allí dentro. Antes de que pudieras cambiarte los zapatos por las zapatillas del uniforme, alguien chocó contra ti desde atrás.

Sentiste que tu cabeza se golpeó con fuerza contra la puerta de tu casillero, y el dolor fue inmediato. Te volteaste furiosa para ver a quien había sido el idiota que te había empujado. Delante tuyo te encontraste a un joven enorme como una montaña, de cabello azul-violáceo y un peinado que te hizo recordar a Elvis Presley.

"Al diablo con no llamar la atención... ¡Voy a matar a este salvaje!" te dijiste a ti misma.

-Oye, ten más cuidado. Fíjate por dónde vas- soltaste, furibunda.

-L... lo siento. No vi que estabas allí...- se excusó el muchacho, haciéndote una reverencia mientras se acariciaba la nuca.

Sentiste que un líquido caliente corría por tu frente, y tras soltar un bufido y un insulto te dispusiste a buscar un pañuelo en tu bolsillo. Comenzaste a secarte la sangre, pero te sorprendió no sentir dolor al tocar la parte herida. De hecho, cuando tanteas con más fuerza, descubres que la lastimadura no está allí.

-¿Qué caraj...?- murmuraste, observando el pañuelo que efectivamente está manchado de sangre.

El muchacho frente a ti guardó silencio, y decidiste no comentarle nada. Temías que te tomara por loca si le decías que tu herida acababa de desaparecer así sin más.

"¿Acaso me estoy convirtiendo en Wolverine?", te preguntaste, recordando los poderes regenerativos del héroe.

-Te pido disculpas nuevamente- te dijo él -. Por cierto, ¿eres nueva?

-Ah, sí, sí...- respondiste distraídamente, aún pensando en tu lastimadura -. Mi nombre es _____.

-Es un placer conocerte. Yo soy Higashikata Josuke, pero puedes llamarme simplemente como "el-chico-más-guapo-de-toda-la-escuela"- soltó, en todo de broma.

No pudiste evitar reír ante su comentario. En ese momento, otro chico (de ojos muy saltones) apareció detrás de Josuke, y le dio un golpe en la nuca.

-Vamos, Romeo. Llegaremos tarde a clases- se burló el desconocido.

-Okuyasu, maldito...- masculló el del jopo, y luego de despedirse de ti se marchó detrás de su amigo.

Tú, por tu parte, aún seguías  buscando la herida en tu frente delante del espejo de tu locker, preguntándote qué demonios acababa de pasar...


[Corregido]

¡Crazy, Shining, Bizarre Love! [JosukexReader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora