Cap. 2: El terrible primer día...

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Las cosas no anduvieron demasiado bien desde el primer momento. Primero, un chico había chocado contra ti cuando estabas frente a tu locker (cosa que te hizo sangrar, aunque milagrosamente no acabaste herida), y ahora ese mismo chico resultó ser quien se sentaría a tu lado por el resto del año.

Apenas entraste al salón lo viste allí, sentado junto al único pupitre vacío que quedaba. El profesor procedió a presentarte ante todo el curso, y luego te mandó a tomar asiento.

-Tú eras _____, ¿cierto?- te preguntó el de peinado extravagante, al verte tomar asiento a su lado -. Parece que estamos en la misma clase...

-Claro, así parece...- soltaste con ironía.

Él se limitó a reír por lo bajo con cierto nerviosismo. No podías sentirte más frustrada. Te había tocado sentarte junto al descuidado sujeto que te había golpeado esa misma mañana, y para peor, aquel muchacho tenía toda la pinta de ser un delincuente juvenil. Mirándolo bien, pudiste observar que su uniforme no era para nada convencional, y que llevaba unos curiosos prendedores con forma de corazón y de símbolo de la paz.

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Ahora, en plena clase de literatura, tú luchabas para no quedarte dormida. Por suerte hasta ahora no habías sido blanco de ninguna burla, pero sabías que dormir en clase no sería bueno para tu reputación.

Tus ojos comenzaron a cerrarse sin que puedieras darte cuenta a tiempo, y finalmente caíste rendida ante el sueño.

Una voz sonaba en tu cabeza, una bella y varonil voz.

-Eh, _____... _____, ¿me escuchas?...- decía la voz.

Un repentino sacudón en tu brazo te hizo despertar.

-¡_____, despierta! El profesor te está llamando- te dijo Josuke, señalando con la cabeza al profesor mientras soltaba tu brazo.

-¿S... sí?- preguntaste sobresaltada, poniéndote de pie.

El profesor entornó los ojos, con cara de enfado.

-¿Terminaste tu siesta, ______?- indagó el Sensei. Tú bajaste la vista, avergonzada, y él siguió hablando -. Ahora dime, ¿tienes el libro que debías traer?

El libro, el libro... ¿Qué libro?... ¡Maldición, ESE libro! Recordaste en ese momento que tu madre (quien habló con todos tus profesores) te había dicho que había ciertos libros que necesitabas conseguir. Incluso te había dado la lista con sus títulos y el dinero para comprarlos... Pero tú lo habías olvidado completamente. Y ahora, el profesor de literatura te estaba pidiendo ESE libro que tú NO compraste.

-Pues yo... No, no lo tengo- respondiste, muerta de vergüenza.

Un murmullo general colmó tus oídos, mezclado con algunas risas. ¿Qué mejor forma de empezar en una nueva escuela que haciendo el ridículo frente a toda la clase?

"Bien hecho, _____", te dijiste.

El profesor abrió la boca para hablar, pero se vio interrumpido por una bella y varonil voz.

-Sensei, yo puedo compartir mi libro con ella- ofreció el tal Josuke.

"Eres mi maldito héroe, Higashikata", pensaste, al ver que el profesor relajaba su expresión.

-Bien. Pero _____, que esto no vuelva a repetirse, ¿entendido?- adviertió el profesor.

Asentiste repetidas veces, y cuando la clase retomó su curso, le dirigiste una mirada cargada de gratitud a tu salvador.

-Ey, gracias por eso. Me salvaste la vida, te debo una- dijiste, a lo que él sólo sonrió miebtras acercaba su pupitre al tuyo.

Poesías. Poesías románticas, eso es lo que debían leer juntos. Era algo incómodo tener que leer tantas cursilerías sentada junto al chico del "cabello-increíble-e-imposiblemente-enjopado". Sentiste un ligero calor en tu rostro, y temiste que el rubor en tus mejillas fuera demasiado notorio. Por su parte, Josuke leía sin expresión alguna. De hecho, parecía algo aburrido. Y sí, sinceramente aquellas poesías no eran para nada entretenidas...

¡Crazy, Shining, Bizarre Love! [JosukexReader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora