1. ¿ Me vas a extrañar?

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Aqui estoy acomodando mis últimas cosas y guardandolas en cajas. Apunto de despedirme del lugar donde he vivido toda mi vida  para comenzar una nueva vida en un lugar que nunca he  ido ni visto.

Mientras a otros chicos reciben obsequios por navidad, a mi me reciben con la noticia de que a papá le han dado una buena oferta de trabajo y los tendremos que mudar a Seattle.

En la cuidad que  es conocida por su clima frío, sus constante lloviznas y humedad que se siente en el ambiente. Sin duda algo muy distinto al clima poco caluroso  al que estoy acostumbrada a vivir en San Francisco.

Aunque  viendo el lado positivo  de esto  mi papá tendría un mejor sueldo, por lo tanto tendría una mejor  secundaria y eso me abriría más oportunidades en un futuro. Claro si es que mantengo buenas calificaciones, algo complicado para mi.

A decir  verdad el hecho de mudarnos no es algo que me deprima o en tristesca, no era una persona altamente social, es más  con frecuencia  me suelo auto nombrar como asocial, no tenia una relación de la cual me preocupara por mantener a distancia y tampoco es que amara  mi secundaria, pero si habria alguien que extrañaría  muchísimo y esa es, mi mejor amiga Madisson desde que inicie secundaria.

Después de quedarme sola en primero de secundaría debido  a que el creí que era “mejor amigo” me traicionó. Nicolas Sarkozy el chico que hoy en día forma parte del grupo de los populares, el chico que me gustaba me traía boba por él, si me gustaba mi mejor amigo gran cliché lo sé, en fin eso era una larga historia y que flojera revivir eso. Al poco tiempo casi como si fuese obra del destino, Madisson llego de Inglaterra  siendo solo una alumna de intercambio, al  final se translado ahi cuando su familia decidió mudarse ya que le encantó Estados Unidos, con el tiempo nos hicimos amigas.

—Hey Cam. ¿Camila? ¡Camila!— Madisson alza la voz desesperada por llamar mi atención y lo logra haciéndome  salir de pensamientos y concentrarmeen ella.

—¿Qué pasa?

—No me estas escuchando ni mierda. ¿En qué piensas?

—En todo un poco... en la nueva escuela, en tener que empezar completamente  sola ya que  mi hermano  estará en la universidad, en la mudanza a otra ciudad totalmente desconocida. ¿Como es Seattle? ¿Hará mucho frío? ¿Y si todos en la secundaria son unos imbéciles? ¿Por qué cuando estornudamos cerramos los ojos?—Comienzo a ponerme ansiosa  lanzando preguntas sin parar hablando más rápido que Speedy  González.

¡Epa  epa  arriba yiha!

—Callate y calmate.-Ella me tomo por los himbros mirándome fijo y haciendo que me calme y tome aire.- Si es un poco frio aveces, no todos los que conozcas  serán imbéciles, porque...   Espera ¿Qué? ¿Eso que  tiene que ver ? Da igual-Frunce el ceño pensando en.que responder y luego cambia de tema mirándome fijo de nuevo y sus ojos se encuentran con los mios. -Mira sé que estarás nerviosa y quizas tiste pero no debes preocuparte todo irá bien, ya verás. Es imposible  no llevarse bien contigo.- Ella me sonríe tranquilizadome  y le sonrió levemente asintiendo a sus palabras.- Bueno en realidad si es muy muy posible  si tomas en cuenta tu sarcasmo, tu tendencia  a hacer estupideces si, es muy posible  pero no pasará.

Ella se comienza a reír a carcajadas y yo la miro sería rodando mis ojos, lo que hace que ella ria más fuerte.

Damas y caballeros, mi mejor amiga.

— Dices todo eso como si fuera tan fácil. ¿Cómo no voy a estar nerviosa? Sabes lo tímida que suelo ser, será dificil estar allá sin conocer a nadie y tener que adaptarme  sola.

— Lo sé, pero tal vez ésta vez sea distinto. Tienes que poner de tu parte y dejar de lado tu estúpida timidez — Mad habla en un tono demandante y autoritario, ,omo siempre tan directa y sin pelos en la lengua para decir  las cosas.-Saca tu animal interior, ruge. ¡Ruge!-Ella exclama alzando sus manos como una lunatica.

-¡Ruar!-Imito el rugido de un león haciéndolos reír  a carcajadas a mí  amiga lo que provoca que suelte varias carcajadas colocando mi manos sobre mi estómago. Calmó las risas y continuó guardando las cosas en las cajas riendo levemente.

—Camila...— Me llama y me doy la vuelta  para poder verla a los ojos prestandole toda mi atención, ella sigue guardando cosas lentamente y no me dirige la mirada —¿Me vas a extrañar?— Inquiere  alzando su vista encontrando sus ojos con los míos  y en.su tino de voz se transmite melancólia.

—¡Por Dios Madisson! Qué clase de preguntas son esas.

—¡Bueno perdón! Solo queria saber si mi mejor amiga me echaría de menos.

— Obviamente...— Me mira con un brillo de emocion en sus ojos que me causa ternura.— Que no. — Digo con una risa burlona al ver como en su rostro se va formando un puchero. —No te echaré de menos, te extrañare muchísimo y me harás mucha falta, Madisson Angélica Carter— digo abrzandola fuertemente.

—Yo no me llamo Angélica y lo sabes —Ella se queja moviéndose entre mis brazos para zafarse de mi asfixiante abrazo.

—Y a qué se debe todo este sentimentalismos de tu parte,  no te reconozco  amiga— Sigo sin soltar el abrazo y ella me mira a los ojos sonriendo algo triste.

-Pues, que extrañaré a mi mejor amiga.

-Aww  malévolo cucarachon se nos puso sentimental-Bromeo haciendola reír y finalmente acepta el abrazo  sonriendo.

—¿Cómo haré sin ti?

—Pues sigue siendo  tu, llamarme  cada vez que puedas, escribiendo me seguido. Además, irás a la casa de tus abuelos en Seattle para el verano ¿Cierto?

—Lo más seguro es que sí— Nos separamos  del abrazo y agarramos las últimas cajas bajando  hacia el camión de mudanza  que luego se encargará de hacerla llegar hasta Seattle.

—Bien...— Digo después de haber guardado todo en el camión. —Entonces nos veremos en verano.

—Asi será— Ella afirma nos quedamos mirándonos de frente  la una a la otra hasta que una sonrisa juguetona  se comenzó a formar en el rostro de Madisson y sé muy bien lo que esa sonrisa significa.

—¡Oh no, Madisson no!.

—Abrazo de oso— Se lanza a abrazarme dejandome casi  sin oxígeno, esto no es.un abrazo de oso es un abrazo de víbora.

— Coño Madisson me estas asfixiando— me quejo en hilo de voz tratando de sacarme de su abrazó  ella ríe y finalmente me libera.

— Nunca cambies ni me cambies, perra.

—¡Jamás!

Me subo al auto  mientras veo como Madisson se despide moviendo su mano de un lado a otro, yo hago lo mismo desde la ventana del auto hasta que la imagen se va fomando cada vez más y más pequeña y, como soy medio ciega sólo logró ver colores y cosas  un poco borrosas.

Necesito lentes, pero no me quedan bien asi que me niego.

Y así es como me despido de mi hogar desde los cinco años, de la cuida en que nací y de la mejor amiga que tengo en la vida, conservando la esperanza de verla pronto.

Que la fuerza me acompañe.

CAMILA  [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora