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Quizas la casa por fuera se ve algo sencilla, pero sinceramente esto era más bonito que nuestra antigua casa. Además, dicen que no se debe juzgar un libro por su portada.

Esperamos a que papá abriera la puerta de la casa para poder entrar y ver mi nuevo hogar.

Luego de entrar papá encendió las luces de la casa; porque obviamente, ya había anochecido, eran aproximadamente las ocho y media de la noche.

Lo primero que pude ver fueron las escaleras que daban con el piso de arriba, al enfocar mi vista hacía la izquierda pude encontrarme, un sillón de tres personas justo al frente de la televisión, a su costado izquierdo dos pequeñas sillas individuales y del otro lado un sillon de dos personas, todo esto alrededor de una pequeña mesa de madera.

Adelante de lo que vendría siendo el salón, había un comoder para seis personas y de tras de esté estaba dos puertas de vidrio que daban al patio trasero de la casa.

Iba a verlo, hasta que un grito me hizo sobre saltarme en mí sitio e ir al lugar de donde provenía. La cocina.

-¡Por fin, tengo una televisión en la cocina como siempre quise!-grita mi madre emocionada, antes de abalanzarse a abrazar a papá.

- Tu habitacion es la primera puerta a la derecha-me dice papá con una sonrisa de oreja a oreja.

Subo corriendo las escaleras y, siguiendo las indicaciones de mi padre, entro a mi habitación.

-Wow ... la verdad, papá no tiene tan mal gusto para estas cosas-digo en voz alta.

En mi habitación había una cama individual, al lado una pequeña mesa de noche y del otro lado un escritorio junto a un closet.

Sin pensarlo dos veces me dejó caer de espaldas a al colchón, dejando salir un largo suspiro.

Cuando estaba apunto de dormir por cuarta vez hoy, oigo a mi mamá llamarme desde el piso de abajo.

-¡Lily, baja que vamos a comer!

Mi familia me dice Lily como un apodo, desde que tenia unos seis o siete años, aunque no sé parece a mí nombre en lo más mínimo.

Por lo menos no... al primero.

-¿Qué vamos a comer? -grite en respuesta sin mover mi cuerpo de mí muy cómoda cama.

-¡Pizza!

Apenas escucho la palabra pizza salir de su boca, levanto todo mí cuerpo de la cama de un sólo salto y bajo corriendo las escaleras de la casa, hasta llegar al final y encontrarme de frente con mi madre.

-Ahí si vienes corriendo, ¿verdad?-dice mamá con una mirada acusadora que solo una madre puede hacer.

Yo sólo le sonrió con inocencia fingida.

- Sí mamá regañala, esa niña nunca te hace caso- mí hermano se inmiscuye a la conversación, despues de bajar las escaleras.

Mamá y yo lo miramos incrédulas -Claro, porque tú le haces tanto caso-respondo con ironía.

-Yo ya soy un niño grande.

-Hubieras dicho eso antes de pagar tú universidad, o tú carro, o el pasaje de avión con el que llegaste hasta aqui - papá se une a la conversación con un tono burlón y todos comenzamos a carcajear.

Llegamos a una pizzeria llamada "El leño" y como siempre pedimos una pizza familiar, acompañada de un refresco; luego de esperar aproximadamente media hora, al fin llega nuestra pizza.

Papá sirve el refresco en los cuatro vasos con hielo que están sobre la mesa-Deberiamos hacer un brindis- propone papá.

Mamá eleva su vaso de vidrio para dar inicio con el brindis- Brindemos... por esté gran y nuevo paso que damos todos juntos como familia, y que ya Chris es un universitario- mamá sonríe a mí hermano de forma maternal. - Salud.

-Salud- hablamos al unísono chocando nuestros vasos a la vez.

Luego de comer ese delicioso manjar italiano, regresamos a casa.

Al bajar del auto venia llegando un chico cabello oscuro y ojos que al parecer eran azules, este nos vio y solo se limitó a decir: «Buenas noches», nosotros le respondimos de la misma forma.

Luego de esto, él entra a la casa de al lado; la cual es un poco más grande y moderna que la nuestra.

Seguido de esto pudimos escuchar un grito proveniente de la casa del al lado, que decía: ¡Mamá! ¡Ya llegaron los nuevos vecinos!

Lo cual hizo que toda mi familia riera a carcajadas.

Al entrar a la casa y subir las escaleras, me fui a mí habitación y me tire sobre mí cama para poder dormir como la feliz y gran morza que suele ser.

CAMILA  [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora