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-¡Oh miren estoy en Gravity Falls, soy un dibujo animado! ¡Genial!- exclamo en voz alta.

-¿Un minuto ese no es...?
- pregunto tratando de reconocer a quién tenia al frente. -¡ES HARRY POTTER! - chillo de la emoción.

-¡Hola Harry!- iba gritandole al famoso niño que vivió hasta que se cruzó una figura triangular de por medio.-Oh es Bill Chipre- digo asombrada.

La figura triangular comenzó a hablarme aunque no le lograba entender lo que decía.

-CAMILA CAMILA. ¡YA LLEGAMOS!- ne grita mi hermano Christopher, despertandome de golpe.

Wow de verdad que tenia mucho sueño, ya que luego de dormirme en el auto, tuve que despertar nuevamente para motarnos en el avión que nos traería hasta Seattle, ahi dormí una media hora más y después, nos subimos en el auto para llegar hasta aquí, y no sé en qué momento me volví a dormir.

-¿Qué paso?-pregunto mientras levanto mi cabeza que se estaba sobre las piernas de mi hermano.

-Que como siempre me babeastes el pantalón- protesta mi hermano.

Comencé a reir a carcajada limpia al ver la mancha de baba que se formó en su pantalón, él miró su pantalón con asco y me rei aun más fuerte.

-Disculpa.

-¿Con que soñaste ahora? ¿Con Harry Potter o Gravity Falls? -me pregunta Christopher con sorna.

-Con los dos.

-Deberías dejar tu obsesión con ellos- mi hermano mayor se burla de mí como de costumbre.

-Deberías dejar tu obsesión con ellos- replico cambiando todas las vocales por una i.

Nos miramos a los ojos fijamente por unos segundos y nos echamos a reír por nuestra absurda conversación.

Papá frenó el auto frente a lo que seria, mi nuevo hogar.

Nos bajamos del auto y comenzamos a bajar las cosas de la maleta, el resto de las cosas llegarán mañana.

Mi hermano y yo nos quedamos paralizados cuando vemos la casa que estaba frente a nosotros.

Era hermosa, más grande que la que teníamos en San Francisco, tampoco es que aquella fuese un rancho, pero esta... WOW.

Esta tenia dos plantas, mientras allá sólo erá una. En San Francisco cada quien tenia su habitación; pero la más pequeña era la mía y era el cuarto de servicio, no me quejaba, tenia todo ahí, pero siempre quise tener algo más espacioso.

Tal vez Seattle tenga su lado bueno.

CAMILA  [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora