Molestias.

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(Los sucesos contados a partir de ahora, transcurren en los meses de Febrero, Marzo, Abril, Mayo y Junio).

Al cambiarme de lugar, no creí que llegara a hacer amigos tan rápido, ni siquiera lo llegue a considerar.
Con el paso del tiempo, Brenda y yo nos hicimos muy amigas; Abisaí y Uriel no se quedaron atrás.

Un día, raramente Uriel comenzó a acercarse y a hablarme con frecuencia.

- Así que... ¿te gusta dibujar? - fue lo primero que dijo, mientras se levantaba de su asiento, estaba en la fila vecina de mesa-bancos.

En ese momento, yo me encontraba escribiendo unos apuntes que se me habían pasado.

- Ehm... a veces. - respondí nerviosa, solo intercambiabamos palabras cuando se trataba de algún trabajo o tarea.

- ¿A veces? - preguntó y se sentó en el mesa-banco que me quedaba en frente, ahí se sentaba Abisaí, pero en ese momento estaba con su novia.

- Si, a veces si me gusta, a veces no.

- ¿Y eso?

- A veces me gusta dibujar, por que a veces me gusta como quedan mis dibujos, y a veces no...

- Por que no te sale como quieres -dijo completando la frase- entiendo.

- Ale, te habla una muchacha. - anunció Brenda, entrando al salón.

- Así funcionan las cosas, amiguito. - hablé hacia Uriel, levantándome de mi asiento y salí del salón.

- Hola Ale.

- Hola Adriana.

- ¿Qué tal tus vacaciones?

- Hmp, nada mal, ¿que tal las tuyas?

- Pues, ya sabes... -habló y suspiró- lo de siempre.

- Me alegra escuchar eso.

En seguida, sonó el timbre, anunciando que debíamos entrar cada quién a su salón.

- Creo que debo irme. - dije.

- Si, yo también. Hasta luego.- respondió y luego hicimos nuestro Saludo Especial que Solo Nosotras Podíamos Hacer.
Lo inventamos en 3er grado de secundaria. Y era curioso por que, era tan sencillo y simple que cualquiera podía hacerlo, pero hasta ahora, nadie o hacía.

Al entrar al salón, todos estaban fuera de sus lugares, otros ni siquiera estaban en el aula, a pesar de que ya había sonado la campana.

- ¿Quién era? - preguntó Brenda.

- Una amiga.

- ¿Qué amiga? - indagó.

- Era Adriana. - respondí irritada por su insistencia.

- Ah...

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Antes de salir de clases, decidí ir al baño. Al entrar no vi a nadie, y me alegró saber que era la única ahí. Me siento bastante aliviada por que siempre está lleno de muchachas de grados superiores maquillandose, arreglandose el uniforme o peinando su cabello.

Entré a un sanitario a hacer mis "necesidades". Al salir, me percaté de que los alumnos de los salones vecinos ya estaban saliendo, así que decidí acelerar mi paso.

Al pasar al lado del salón de Daí y Adriana, choque con varias personas, y dije incontables veces las palabras "Perdón" y "Lo siento".

- Esa muchacha era el mal tercio entre Adriana y Daí, ¿no?

- Qué molestia.

- ¿Se supone que esa gusta de Daí?

- Creo que si.

- Ugh, que desagradable.

Me quedé atónita ante esos comentarios

¿Tan mal me miraba?

¿Tan mala impresión cause?

Bueno, no es como si necesitara demostrarles algo. En primera, yo no hice nada malo; en segunda, Daí y yo solo eramos o somos amigos; y en tercera...

¿Acaso era una molestia?

La adolescencia de una chica mexicana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora