Compras.

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Me encontraba con mi madre en la Mansión Yeltsin. Había recibido la carta. Me encontraba eufórico.
Mi nombre es Ivann Yeltsin Denovik. Soy un mago Pure-blood.
Mi madre decidió que sería mejor aparecernos detrás del caldero chorreante situado en la calle Charing Cross Road. Mi madre golpeó los ladrillos correctos y por arte de magia se abrieron. Así sería más  fácil ir al callejón Diagon.
A ella no le gusta venir a Londres mágico porqué mi padre era seguidor de quién no debe ser nombrado.
Pero todos sabían que el gran Harry Potter nos salvaría. Pasamos por el Emporio de la lechuza. Entramos pero la gente nos miraba con asco. Cogí la mano de mi madre y pasamos con la cabeza en alto para elegir mi lechuza.
Había una gran variedad.
—Madre quiero esa. Por favor.—Señalé a una lechuza blanca o Tyto Alba. El empleado cogió con cuidado la ave y la puso en una jaula. Él me la entregó. Mi madre pagó el doble de lo que los demás pagan. Solo por ser hijo de un Death Eaters.
—¿Y como la llamarás?
—La llamaré Vali.
Ella me sonrió y tocó mi hombro.
—La razón es por que es el nombre de un Dios nórdico ( Luz eterna).
—Lo sé. —Era un poco incómodo. —Próxima tienda es la de la señora Malkin. Hay que comprar tu túnica.
Al entrar una bruja sonriente y regordeta que lleva una túnica de color malva nos saludó.
—Una túnica escolar ¿verdad?—Nos preguntó ella.
—Sí.—Dijo mi madre.
Me puse la túnica y ella la arregló y me la llevaría puesta. Por suerte ella no había subido los precios a los familiares de los seguidores del señor Tenebroso.
—Venga tenemos que irnos.—Dijo mi madre con voz aterciopelada. — Ahora vamos a Ollivanders - Fabricantes de excelentes varitas desde el 382 a.C.

Bien por fin tendría mi varita.

—Hola... Vaya no hay nadie.—Susurré.
—¡Oh! Señorito Yeltsin viene a por su varita.
—Sí, señor.
—Bien veamos cuál de estás le dará su lealtad.
El hombre subía a unas escaleras y cogía una caja rectangular bastante alargada.
—Está varita es de espino, 24 centímetros con nucleo de pelo de unicornio flexible. Pruébalo.
La agite con calma y explote una lámpara.
—Vale está no es la de usted.
La volvió a coger y la guardo.
Probamos otras tres y todas en mis manos eran catastróficas. Me empezaba a desanimar.
—Bien intentemos otra. Es es de ébano veinticinco centímetros con corazón de dragón flexible.

Sentía como si me aceptará.

—Tenga cuidado su núcleo es propenso a causar accidentes.
Afirme con la cabeza.
—Gracias y siento el desastre que cause. Pagué los catorce galeones por la varita. Iba saliendo cuando...
—Es una pena que la varita de Nogal y núcleo de pluma de Fénix no lo haya elegido.—Susurró pero alcancé oírlo.
Al salir de la tienda de varitas nos fuimos a la Librería Flourish & Blotts.
—Bien ahora por los libros. Enseñame la lista.
Cuando comparamos los libros volví a leerla carta que la Directora McGonagall había enviado.
Estoy deseando estudiar. Y hacer nuevos amigos.

El chico HufflepuffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora