Lille prinsen.

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Había cumplido recién cinco años. Sólo tuve un año de infancia.

A la edad de seis años tenía bastantes probabilidades de que  La Mafia svart blod me aceptará.
Mi madre personalmente me entregó a Fabián Sánchez. También conocido dentro de esté mundo como "Boss ". Él, un hombre de cabello negro y en las puntas había un tono azul marino que resaltaban sus ondas, su piel morena iba a juego con aquellos ojos de color olivo. Su mirada impasible hacían estremecer al más fuerte de las personas. Generalmente él llevaba puesto diferentes trajes de colores claros. 
Nakahara Kei, Černo y whispering Death  forman el brazo derecho del representante,"Los asesores",  quienes pueden dar consejos a la cabeza y a todos los miembros de la Familia.
Para mi Sánchez era, es y será mi Salvador. Pero cuando tenía que ser el jefe, yo dejaba de ser el hijo de Samantha.
Eran algo más de las cinco de la mañana. La oscuridad y el silencio de la madrugada reinaba en la ciudad y la luna llena era único testigo en el momento en el que irrumpieron los agentes de la Garda Sibhialta en varios locales de nuestro clan.

Un grupito de niños nos fuimos con el capodecina Pythôn. Incluso Fabián sabía que era peligroso aunque con una sonrisa nos dio luz verde. Él nos enseñó como actuar ante las "ratas", Inglés y a pensar estrategias para las misiones.
How are my little babies?—Preguntó el profesor de manera melosa.
We are fine teacher. Waiting for your orders. —Respondimos al unísono.
—Me alegra escuchar eso de vosotros.—Dijo con sorna.—Empezaremos la misión y si habláis de esto acordaros de estas palabras: "Si vivo, te voy a matar. Si me muero, yo te perdono."

Walter Bayly era el Viceboss. Seguramente en la ausencia del representante del clan, él estaría en el mando.

Vazduh fue quién nos  enseñó el código de honor.

Es uno de los mejores soldados.

1. Nunca abandones a un compañero en necesidad, en peligro o en apuros.
2. Nunca retires tu lealtad una vez concedida.
3. Nunca abandones a un grupo al que debas tu apoyo.
4. Nunca te menosprecies ni minimices tu fuerza o tu poder.
5. Nunca necesites el elogio, la aprobación ni compasión.
6.Nunca permitas que tu afinidad se desvirtúe.
7. Tu autodeterminismo y tu honor son más importantes que tu vida inmediata.
8. Tu integridad hacia ti mismo es más importante que tu cuerpo.
9. Nunca temas dañar a otro si la familia está en peligro.
10. No desees agradar ni ser admirado.

Al parecer nosotros somos los "avvicinati": posibles candidatos a la afiliación.

Tanto Pythôn, Slippery fox, Černo, Vazduh, whispering Death y Nakahara Kei serían algunos entre otros nuestros maestros si somos aceptados.
Tuve la gran suerte de ser aceptado por la familia svart blod . Les había encantado como había manejado la situación en el Local número 12.
Me dieron a elegir pero mi primera experiencia fue con Pythôn así que elegí a Nakahara Kei.
Todos los miembros de la familia nos hicieron una bienvenida bastante sencilla. Me acerqué a donde estaba Nakahara-san y puse mi cabeza en sus pies. Él acarició mi rebelde cabello bicolor. Pese a que no sentía su tacto por culpa de sus guantes me alegraba que me aceptará.
—Tu cabello es hermoso. —Lo miré con una ceja alzada pero al instante me arrepentí. Él era mi superior, debería mostrar un poco más de respeto.— A mi el color blanco me gusta pero el negro me encanta.—Siguió como si no hubiera hecho una falta.

Sentí como si mi sangre se hubiera acumulado en mi rostro, torci mi boca por el aburrimiento.

Él abrió una botella de un Chateau Lafite de 1787.
Puso un poco en su copa y me dio a beber, ni corto ni perezoso me dispuse a saborear aquél manjar.
—Para ser pequeño sabes saborear un vino excepcional.
Sin querer bostece y mis ojos se cerraban al ritmo de la melodía de algún piano que se encontraba en está sala.
Al día siguiente estaba acurrucado al lado de Nakahara con un pijama nuevo.
Frote mis ojos mientras estiraba mi cuerpo. Iba a levantarme para ir al baño. Pero una mano tiró de mí.
—Sigue durmiendo. —Dijo casi con gruñidos.
—Pero tengo que ir... —Dije impaciente.
—¿Ir? ¿A dónde? —Me preguntó con un ojo abierto.
—Ya sabes... —Decir lo que iba hacer al lavabo me daba vergüenza.
Pero él encogió sus hombros y me apretó más.
—De verdad Nakahara-san tengo que ir a hacer pipí.
Eso pareció despertarlo de golpe.
—Entonces vamos ¡A que esperas!
—¿Dónde esta el baño? —Me atreví a preguntar.
—Espera, querías ir al baño pero no tienes ni idea de como encontrarlo.
Asentí rápidamente mientras apretaba mis piernas.
—De verdad Nakahara-san ya no aguantó.
Él me cogió en sus brazos y me llevó corriendo al lavabo más cercano. Donde me sentó en la taza del váter.
Nakahara-san. —Dije aún incómodo.
—¿Si...?
—Puedo pedirle que salga.
Entonces reaccionó y se esperó fuera. Es cierto que tengo seis años pero también necesitó privacidad.
—¿Ya estás...? —Preguntó algo contrariado.
—Sí, en un momento salgo.—Respondí apresuradamente.
Después lave mis manos... Pero me faltaba algo.
Nakahara-san sabe donde hay un cepilo de dentes.
—¿Cepillo de dientes? —Preguntó si había acertado en adivinar lo que había dicho.
—Sí, eso... —Dije para no repetir la palabra.
Él entró al lavabo y me dijo.
—Segundo cajón a la izquierda.
Cogí el cepillo de color rojo y empecé a lavar mis pequeños dientes. Al ver que no llegaba para verme en el espejo me cogió y me apoyó en el lava manos. Ahora sí que me veía. Bajamos  al comedor a coger el desayuno.  Pedí ayuda a Nakahara-San para que pusiera en mi tazón de cerámica asiática para acompañar los cereales con un poco de leche. 

Hubiéramos pasado el día sino  juntos por un niño que me miraba mal. Ambos discutimos fuertemente, tanto que tuvieron que llamar a la Doctora Vecha. Una mujer corpulenta que me dejo inyectarle unas vitaminas a Nethan Swaller, es un miedica de pelo oscuro pero muy bueno cuando se trata de venenos.

Para Fabián solo habían cuatro niños a los que consideraba sus hijos.  Ellos eran conocidos como Soul Reapers

Pasaron los años hasta que los cuatro con nuestros respectivos maestros o hermanos mayores nos  habíamos hecho muy unidos. Éramos uña y carne.

 Pero llegó el día donde mi madre pidió mi escolarización en Hogwarts. Y me separé de aquella nueva familia.

El chico HufflepuffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora