Acoso.

49 4 0
                                    

Cuando salí de la enfermería un pequeño grupo de Gryffindors me esperaban en el pasillo. Unas parejas de Ravenclaw que pasaban por ahí negaban las acciones que llevarían a cabo pero no hicieron nada y por último algunos Slytherins esperaban que llorara o suplicara.
Encogí mis hombros para parecer más pequeño de lo que era.
—Hey tejón acaso no tienes amigos.—Me gritó uno mientras me empuja contra la pared.
—Espera James que se pondrá a llorar.— Dijo una chica con voz chillona.
—Si tienes razón Estefanía.—Dijo el chico agarrándome está vez del cabello.
—No le hagáis nada grave. —Dijo el chico que estaba en la izquierda.
—¡Pero que estás diciendo Arón!
—Cállate Estefanía que Óscar querrá golperlo más.
—Sí, tienes razón.
—¿Pasa algo alumnos?
Eso puso nerviosos al pequeño grupito.
—No, solo estamos acogiendolo.
—Ven conmigo. —Me dijo Harry.
No quería ir. Pero aquella mirada no me dejaba otra opción o ¿Sí? Correr. Eso hice corrí  hacía el sauce boxeador. Cuando estaba cerca unas ramas intentaban golpearme. Ni siquiera un árbol me quería. Procure ser más ágil y veloz al esquivarlo. Quería entrar en esa especie de madriguera sobretodo para ver que escondía.
El sauce detuvo los ataques y me dejó pasar. Antes de que Harry me detuviera ya habia pasado y los ataques que eran especialmente violentos lo alejaron de mí. 
A gatas pase rápidamente por el túnel. Aparecí en una especie de salón antiguo y polvoriento. Un buen lugar para esconderse.
En una repisa se encontraba un libro.

"Hechizos para mantener la casa limpia."

Moví mi varita y pronuncie el conjuro.
El polvo se había ido pero explote un cuadro. Igualmente nadie lo echaría de menos. Esta vez intenté que el sofá viejo y desgastado se volviese nuevo.
Me acosté está vez no me harían daño.
—¿Qué haces aquí?—Preguntó una mujer rubia.
—No te importa pero ¿Quién eres?
—Una criatura mágica como tu debería buscar a su pareja o parejas. Puede que incluso un amo.
—¿Quién eres? —Cuestione con irritación.
—Soy Lovegood, Luna Lovegood.
—Y¿Qué quieres?
—Los duendes suelen ser muy traviesos y más cuando una joven criatura mágica esparce mucha esencia.
—No sé de que hablas.
—Se que no eres un animago pero no se como pudes transformarte.
—Entonces quédate con la intriga.—Dije de manera cortante.
—Pero no es justo eres muy especial.
Me encontraba más acurrucado en aquel sofá de por si no era cómodo pero al menos no estaba en el suelo.
—" Forget your troubles c'mon get happy,
you better chase all your cares away.
Shout hallejulah c'mon get happy
get ready for the judgement day."— Cantaba como si no importara que la escuchará.
—" The sun is shinin c'mon get happy,
the lord is waitin to take your hand.
shout hallejulah c'mon get happy,
we're going to the promised land."—Acabé cantando.
—Cantas bien.—Me dijo antes de darme un pequeño golpe en el hombro.
—Gracias.—Dije sonrojado.
—No puedo creer que seas un animalis immutatus. —Dijo con los ojos más abiertos. —O quizás eres un tipo de Yôkai.
Decidí tranformarme en un perro negro más parecido a un lobo oscuro. Seguramente ella podía oír mis huesos crujiendo mientras una capa de denso pelaje me cubría, aunque era un cachorro.
—Increíble. —Susurró anonadada.
Bajé mis orejas esperando el cruel castigo.
—Eres un  solitario. —Dijo apenas audible.
Asumí que era suficiente por hoy debía volver a mi casa.
—Hermoso inugami.—Dijo acariciando mi pelaje.—Tu amo murió hace muchas vidas.
Ladre para que se callara. Me convertí en mi otra forma. Me alegra comentar que el señor Potter juanto a Malfoy se encontraban jadeantes y malhumorados.
—Luna nos dejas solos.—Siseo Malfoy.
—¡Claro! iré a ver los duendes.
Un gruñido bajo escapó de mi garganta. Pero ella no hizo caso alguno siguió su camino sin preocupaciones.
Pude observar que había dejado las marcas de las garras. Me hice bolita y cerré los ojos esto era una pesadilla. Si el primer día de Hogwarts aún no ha llegado.
—Ya pasó... —Dijo Harry enredando mi cabello.
Al final mis miedos se hicieron realidad.
Lo bueno era que es Jueves por la noche.
Me volví a transformar para acostarme mejor en ese sofá.

El chico HufflepuffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora