Asuntos Malfoy.

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Parte dos:

P.o.v. Lucius.
Había visto como le dolía el bajo vientre. Parecía tener miedo de llamar la atención. Lo seguí sigilosamente sin que se diera cuenta pero el tontorrón de Potter gritó.
-¡¿Qué hace señor Malfoy?!
Ivann parecía meditar la situación. Pero sólo hizo una pequeñísima mueca tan extraña para mí. Contra mi costumbre de pensar y luego actuar está vez lo hice del revés.
Lace Dalai Watchmen un miembro de la casa Ravenclaw se apoyó en una de las paredes buscando diversión quizás quería tantear el territorio. Exactamente sabía que se estaba divirtiendo a mi costa. Conocía a su padre si no fuera porqué lo maté para salvar el odioso trasero del Gryffindor sería el candidato a padrino de ese chico.
Seguramente Severus sabría como levantar mi orgullo desecho por aquella minúscula mueca que surcaba en los labios de él.
Vi como Hermione lanzó disimuladamente un Crucio. Ella tenía celos ciertamente tendría sus razones pero Potter es sobreprotector ante su pareja. Y tenía razón para mantenerse alerta. Sus queridas amigas no querían que se junte con los Malfoy. Harry vio el hechizo pero no vio a quién lo hizo. Hice una especie de barrera protectora para que no le hiciera daño.
Sin ninguna duda casi inevitablemente discutiremos la confianza que nos tenemos mutuamente.
En mi clase noté como se parecía a un animal enjaulado, con sus ojos buscando una salida. Lo mejor era que sólo tenía a un alumno.
Flash back.
La señora de la honorable casa Yeltsin Denovik había hecho un trato conmigo antes de que estallara la guerra.
-Lucius cuando tenga a mi hijo y yo muera hazte cargo de él no importa de que forma pero no le hagas mucho daño.
Tanto Irene como Milenne eran testigos del juramento.
El menudo cuerpecito de ella temblaba como una hoja de otoño. Su amado Wilson Simon Denovik Salyz hecho a perder todo el amor de toda su estirpe. Ella no se quedó atrás, se vengo pero de una manera más Hufflepuff. Su odio y amor por ese hombre le hacía perder la cabeza hasta el punto de entrar en una depresión. Al cumplir los veinticinco años tuvo a su primer niño pero el pdre lo lanzó por la ventana. Luego vinieron los gemelos, ellos nacieron sanos y fuertes pero él los transformó en terribles bestias. El menor se llamaba Dazai mientras que el mayor se llamaba Salisk. Peleaban, literalmente, por el cariño de su padre.
Al ver la muerte de sus tres primeros hijos no quiso tener más pero un día concibio una cuarto hijo, fue una coincidencia, una desastrosa coincidencia.
El padre de él no era especial, podía ser mago pero no veía las cualidades necesarias para Samantha Yeltsin Cañizares, una orgullosa sangre pura. En cambio ella siempre dijo...
-La pareja destinada tiene siempre que quedar unida y no importan los problemas.
Sabía que era una excusa precaria pero luego de que su marido se hechizara a si mismo quedando temporalmente ciego la preocupó en exceso. Llamó tan histérica por la red flu que fui enseguida. Tanto Harry como Draco pensaron que me iba reunir con mis ex compañeros. Me siguieron y lo que encontramos fue brutalmente asqueroso, ellos no querían quedarse más tiempo en esa casa así que se fueron a su pequeño apartamento.
La casa destruida con objetos caídos o rotos. Ventanas con los cristales partidos y por último a un hombre en agonía. Ella intentaba un contra hechizo pero la cura era peor que la enfermedad. Ella sabía que sufría pero le estaba mostrado como también ella había sufrido anteriormente.
La verdad no quería estar con él me encontraba en un estado de alerta. Aún semi ciego no era de fiar.
El refugio de un joven de cinco años era hacer fotografías al estilo muggle pero luego lo devolvieron a la realidad. A los seis suspendió un trimestre entero lo que repercutió en sus notas.
Sus notas no subían pero intentaba ayudar más en casa para que no discutieran y así estaría en calma. No le importaba si tenía que hacer tareas escolares las olvidaba para el tiempo que no discutían o se divertía con su imaginación.
Fín Flash back.
Mi plan era que pensarán que era su amo. Él parece mirarme con otros ojos pero mi amor está con Narcisa.
Creo que él lo sabe así que intenta que nuestra relación sea fría.
-No puedo ser yo tu pareja. -Dije con "asco".
Escuche como algo se rompía pero pensé que era mi imaginación. Él siguió con el libro haciendo el ensayo como si no hubiera pasado nada.
-Lo sé, Tío Lucius. -Susurró como una serpiente.
Pasó la hora. Aún estaba adolorido por la maldición pero nadie nos creería. Una heroína de guerra nunca lanzaría una maldición y menos a un alumno.
-No te preocupes estoy vivo. -Dijo sonriendo.
-Deja de leer mi mente y emociones.
-Lo siento pero es muy divertido.
Era raro porque no fue a la casa de las serpientes.
Pero él nunca haría nada contraproducente a otra persona.
El olor a can era demasiado fuerte que incluso me picaba la nariz. Se levantó recogiendo sus cosas cuando volteó el rostro.
-Siento tener el olor a perro Callejero.
Cuando él salió mi hijo entró.
-Sabes su forma es adorable pero tiene la mala suerte de que sus parejas no lo aman porque ya tienen a alguien en sus corazones. -Me dijo tristemente.
-Él también es... vuestra pareja.
-Sí, pero le dejé claro que si se acerca a mi pareja no vivirá para contarlo.
-¡Sois unos estúpidos! -Gritó la señorita Lovegood. Como vino se fue. Salimos corriendo para que nos explicará. Pero ella fue donde el prefecto de Hufflepuff.
La guió y le enseñó la contraseña. Cuándo ella entró nosotros intentábamos abrir con la canción pero nos equivocamos y el líquido de un barril de vinagre nos mojó a los dos.
Cuándo Ivann salió no contuvo la carcajada. Incluso el señor Potter se encontraba con él. Nosotros dos nos temíamos lo peor. Seguramente el Gryffindor con buen corazón nos haría amarlo como se debe pero una chica lo abrazó por la cintura.
-¿Qué quieres Jane? -Pregunto con un rubor.
Ella se acercó a su oreja y se apretó contra él. A los tres nos molestó pero supimos como no demostralo.
Fin P.o.v. Lucius.
P.o.v. Ivann.
-Quiero un pedazo de tu tarta.
Y sin más me dejó allí con un tejón, un León y dos serpientes. Sentía como mi cara se parecía a un tomate.
-Tengo clase. Nos vemos.
Pero volví a meterme en la sala común.
Había un cajón mágico donde guardamos unas tartas que hacemos al estilo muggle.
Cogí un trozo para ella y lo escondí en mi túnica. Me alegra haberla convertido en una especie de juguete.
Salí a su encuentro pero una mano o mejor dicho tres me detuvieron.
Pero me zafe del agarre y fui donde estab Jane. Ella comió gustosamente la tarta. Cuando acabó me besó.
-Oigan me dan un poco de tarta.-Pidió Luna.
-Claro. -Dijo Jane.
Ellas hacían buena pareja. Me acoste en la hierba. Quería que mi oscuridad me tragara.
-No les hagas caso. Hay muchos más machos.

El chico HufflepuffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora