Una eternidad de piezas rotas.

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Ellos se pusieron pálidos. Pero ninguno me tomo en serio. Aquella mujer me miró como si nunca tendría lo que pedida.
Eso dolió pero seguía mirándolos, analizando cada movimiento que hacían pero no se movían.

Eran demasiado aburridos.

Decidí utilizar mi aroma. Eso pareció prenderlos hasta olvidarse dónde y con quién estaban. Volví a llorar pero cerré mi mente. Construí una enorme fosa donde estarían enterrados mis sentimientos. Mis asquerosos y repugnantes sentimientos.

Ahora mis ojos no verían nada que no quisiéramos ver. Y mi corazón no sentiría nada.

Cerré los ojos dejándome llevar por el momento. Deseaba que acabará pronto.
Pasó un mes aproximadamente.
Tuve la estúpida suerte de quedarme en cinta todo gracias a mi asqueroso cuerpo. 
El cuál dolia como una gran tortura. Quizás si la tenía merecida por ser un ser demasiado inútil. Al final tuve que aguantar las ganas de llorar. Lucius eligió quedarse con Ivann y Harry junto a Draco. Solo tenía diez años pero era como si me la hubiesen cuádruplicado.
Intentaba relajarme para no tener una crisis de ansiedad o un ataque de pánico. Inhalando y exalando. Incluso contaba hasta veinte.
Me habían hecho madurar demasiado temprano y ahora quería volver a ser un niño. Un infante lleno de ignorancia. Sin malicia solo lleno de bondad.
Gritaba pero nadie me oía. Todo era un asco.
Estuve una hora mirando el techo. Era interesante. O al menos eso me gusta pensar.
Ivann volvió a estudiar y mejoró sus notas era como si se hubieran olvidado de mí.
Aveces me pregunto quién es el verdadero protagonista de está historia ¿Ivann o Yo?
Me gustaría pensar que soy yo pero sería excesivamente egocéntrico como ellos.

Aveces creo que vivo en una cueva pero tengo miedo a salir.

Me volvía a doler así que me miré al espejo casi sin ganas pero  sólo  para aparentar que no era un fantasma.
Me cogí fuerte de la pared y seque mis lágrimas.

Ivann aún llevaba ese collar con un orgullo inquebrantable.

Quisiera ser igual de inquebrantable, defenderme contra el dolor y la soledad.

Recuerdo:

Olía a humo. Decidí seguir el olor. Pero nunca me pude imaginar ver la olla incendiarse. Encima teníamos butano y pudimos saltar por los aires.
Mi padre salto de un golpe por mi grito.
—¡FUEGO! —Fue lo único que grité en shock.
Él se tropezo con una silla de mi hermana pequeña. Y se abrió un poco la piel. Un ruido sordo de las cosas caídas por el suelo y un olor a plástico quemándose despertó a mi madre. Me quedé quieto en la sala mientras mi padre y mi madre apagaban el fuego. Por suerte lo apagaron y dejamos las ventanas abiertas y nos fuimos a dormir. Tenía una inmensas ganas de mear.  Aún con miedo fui a mear. Hice mi cama y me dormí con música en mis cascos.
Me puse ha escuchar goodness gracious de Ellie Goulding.

Fin del recuerdo.

El fuego me daba miedo al igual que las ollas a presión.
Eso a Ivann le daba mucha gracia. Era un jodido fariseo, como los demás.

Fin  P.o.v. Tobías.

P.o.v. Harry.

Contemple como Tobías se desmoronaba y no podia hacer nada. Me arrime un poco a él sin necesidad de intimidarle. Su pequeña tripita quería darse a conocer. Draco sintió unos celos muy patológicos cuando Tobías se quedó embarazado, no lo quería perder, no quería perder a mi adorado rubito.

—Lo siento pero solo puedo amar a Draco.
Y volví a marcharme sin esperar una respuesta.
Sus ojos acuosos me iban hacer retractarme pero perseguía un único amor y ese era Draco. Nadie más.
No quería ser un asqueroso cobarde que deja a alguien indefenso atrás para complacerse a si mismo.
Pero en su mirada había una seguridad e independencia que me dejó un amargo sabor.
Draco hace una semana tenía muchos malestares pero Luna nos dijo que no  teníamos de que preocuparnos .
Unos días después los tres habíamos pactado que no volveríamos a acercarnos a Tobías. Todos aceptamos. Hicimos lo posible para que Ivann tampoco se acercará, por suerte solo pasaba cada equis tiempo.

El chico HufflepuffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora