El chico Hufflepuff

Hipocresías.

Era mi segundo día en Hogwarts .
—Vamos señor Yeltsin tiene que ir a clase.
—Claro señora Pomfrey.
Me dirigí a la clase de Historia de la magia aula 4F en el primer piso con el profesor Cuthbert Binns. Leí mi horario y mi mapa hecho por el señor Malfoy.
Piqué la puerta. Ojalá me dejé entrar.
—Puedo pasar señor Binns.
—Sí, pero pase rápidamente y la próxima vez que ocurra no le dejaré pasar.
—Por supuesto señor.
Los estudiantes de Slytherin nisiquiera disimularon sus burlas.
—Bueno clase hoy hablaremos de Abigail Williams.
Él miro a todos los alumnos.
—Bueno Abigail Williams fue una de las primeras acusadoras en los juicios de Salem de 1692, juicios que llevaron a prisión a más de 150 personas, supuestamente brujas. — Arqueo una ceja. —Bueno apunten esté dato:" Ella nació el 12 de julio del 1680 y falleció en Octubre del 1697."
Nos veía apuntar todo. A mi pacer no le gustaban los bostezos de algunos.
—¿Alguien sabe que son los Juicios de Salem?
—Creo que fueron una serie de audiencias locales, luego pasaron a ser procesos judiciales formales, llevados a cabo por las autoridades con el objetivo de procesar y después, en caso de culpabilidad, castigar los delitos de brujeria.— Dijo una chica de la casa de las serpientes.
—Muy buena respuesta pero hubiera sido más útil si no leyeras recientemente el apartado.— La miró fijamente y volvió a recorrer todo el aula pero la pregunta del millón ¿No se marea de tantas vueltas? —Bueno última pregunta:"¿A que edad fue acusada Abigail Williams? "
— A la edad de 11 años. — Respondí sin querer.
— Muy bien señor Yeltsin.
Quería darme contra el pupitre. Porque se habían callado en ese preciso momento.
Casi terminado la clase todos habíamos empezado a recoger nuestras cosas.
—Hey jovencitos quiero un escrito de veinte centímetros con la historia de la familia Williams.
Me lo apunté en mi agenda. Siempre me gusto esté objeto Muggle.
Le dije al prefecto de mi casa si podíamos hacer una agenda y un calendario en nuestra sala comun para todos los Hufflepuff.
—Claro así si alguien no lo tiene claro lo puede ver colgado.
Eso era una buena señal. Cuando me separé del prefecto iba a visitar al señor Potter. Tenía treinta minutos libres. Cuando estaba al final de la escalera apareció Gómez y me apuntó con la varita. Hizo un movimiento y dijo:"Everte Statum."
Sentí como si no pudiera ver ni sentir nada. Tal vez un poco confuso. De repente quizás algunos segundos pude sentir como un par de manos me empujaban, al final de la caída se escucharon pasos rápidos como si alguien estuviese huyendo de un crimen.
—¡Malfoy!— Gritó alguien. — No te preocupes van a sanarte la herida que te has hecho en la cabeza.— Me acarició el cabello. —Joder.— Mascullo enfadado. —¡Malfoy!— Gritó por segunda vez.
—Sí ya estoy aquí... -Dijo el señor Malfoy.
No quería que me vieran más. Así que me intenté parar. Fue una penosa idea.
—Que no se mueva Potter voy a buscar a Madame Pomfrey.
Se escuchó como el profesor de Pociones se iba.
—Estoy bien— Dije con un hilo de voz.
—¡Tsk! Hasta que vengan aquí será bastante tarde, mejor vallamos allá.
Él me cogió en brazos y me llevó corriendo a la enfermería. Justamente recién iban a salir a buscarme.
—¿Cómo te caiste?— Me preguntó la señora Pomfrey.
No podía decirle que fue Gómez. Tenía que inventar otra escusa.
—Me tropecé con un escalón.— Esperó que con esa corta respuesta tuvieran suficiente.
Me dio una poción para el dolor y me volvió a sugerir que descansará. El señor Potter y el señor Malfoy se pusieron su capa de invisibilidad. Cuando volví a despertar mi casa vino de visita y el prefecto estaba culpándose de no haber estado cerca.
-Estoy bien de verdad.
Las caras de ellos eran tristes.
— Seguramente me pondréis el apodo de el niño que vive en la enfermería.
Eso sacó un par de sonrisas. No pude evitar bostezar.
—Será mejor que nos vallamos y a la próxima ten más cuidado.— Él revolvió mi pelo. Me reí porqué sería un excelente hermano mayor.
— Lo tendré.
Cuando se fueron un chico con una máscara japonesa vino a visitarme.
—Como digas una palabra de lo que ocurrió de verdad nadie te salvará.
Y con esa ameza se fue. Harry y Draco me miraron fijamente. Malfoy intentó entrar en mi mente pero por suerte lo bloquee a tiempo.
Por fortuna Madame Pomfrey acudió a mi rescate.
—Profesores deberían dejar descansar a esté alumno y no me iré hasta que se hayan ido a sus habitaciones.
De ahí ella puso un hechizo para saber si alguien estaba cerca de mi. Está noche estaría tranquilo.
Al parecer aquella disculpa fue de mentira. Y si le digo a mi madre que me cambié de escuela. No, eso sería cobarde. Espero poder aguantar lo que me esperé. Vaya, no le dije Gracias al señor Malfoy.