Perro-Lobo

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Supongo que tenía razón pero era tan insensato querer amar.
Esta vez la transformación fue dolorosa.
De mi hocico salió el vaho junto con un poco de saliva, mis patas aún no se acostumbraban a la nieve. Lo que les pareció gracioso al par Malfoy, Lovegood y Potter. Gruñi. No quería ser molestado. Avance unos cuatro metros pero ellos seguían muy cerca de mí. Claro como soy un cachorrito de color negro.
—Eres tan adorable.
Pero unos aullidos lejanos la hicieron cogerme en brazos.
—No creo que sea apropiado que salgas con tanta nieve.
Me atreví a aullar. Claro que mi aullido no sonaba igual, parecía un juguete que chilla.
Pero aún así vino un lobo gris. Del asombro Luna me soltó de golpe. La gracia fue que aquél lobo gris me cogió del pelaje del cuello. Me olfateo un poco y me gruñó. El dolor se hacía cada vez más insoportable. Unos quejidos salieron de mi morro. Mis orejas quedaron pegadas hacía atrás. Está vez vino una loba de reconocimiento. Me encontraba temblando pero Luna intentó cogerme pero esos dos lobos no la dejaron. Me acerqué al Malfoy mayor para que me cogiera. Cosa que no agrado a los demás.
Un lobo mucho mas grande y blanco se acercó y me arrebató de sus brazos solo para lamerme e impregnarme de su aroma.
—Devuelvan a ese cachorrito. —Dijo Harry.
Pero el Alpha Gruño por tal ordenanza. Con una de mis patas acolchadas golpee la parte superior de sus dorados ojos.
Pero a Harry no le importaba con o sin varita me traería a su lado.
Me transforme otra vez. No quería una pelea.
—Voy a estar bien.
Todos se habían dado cuenta de mi desnudez. Fui a la casa de los gritos, allí tenía ropa. Por suerte los lobos se habíanadentrado al bosque para ir donde a donde está Walter Bayly.
—¿Quién te enseñó a mentir?
—Eso no le importa señor Lucius.
Desde pequeño me enseñaron a defenderme o si la situación se va de las manos, a matar. Mi madre me presentó a un hombre llamado Fabián  Sánchez. Un gran asesino. Y aquellos lobos no eran nada más que sus peones.
—¿Por qué no fuiste a la casa de las serpientes?
—Porqué soy leal. — Miré mi camisa.—Vaya...Arruine mi camisa favorita, Que mal.—Los mire a los ojos—A ustedes no les importa mi pasado.
—Claro que sí. Somos tus parejas.—Dijo Draco.
Ahora venían con el cuento. Al igual que ellos puse una mueca tan asqueada que les sorprendió.
—¿Como era? —Hice como si estuviera recordando —"No te acerques a Harry o sino te destruyó. " —Dije de manera inocente.
Eso puso más tensión en el ambiente.
—Siento mucho lo que dije.
Sabía que no era así. Así que pasé de él. Verlos solo me hizo acordarme del pasado. Cuándo...
Mi padre le era infiel a mi madre. Él se pasó al bando del señor Tenebroso solo por su querida amante. Luego ella fue a ver a un amigo. Quería vengarse. Y ya sabía como.
Él era uno de los fundadores de la Mafia svart blod. Allí pasé mi infancia, aprendiendo a asesinar.

Era Hufflepuff pero mi lealtad ya tenía dueño. 
Luna me quedaba mirando extrañada por mi cambio de actuar.
Aún así Draco quiso usar  Legeremens.
Pero lo bloquee. No se quiso dar por vencido. Hasta que me cansé. Él vio mi infancia y luego se desmayó.
—Patético. —Pronunció una voz atrás de mí.
—Basta Pythôn. —Pronuncie casi sin voz. Que él haya venido me dan escalofríos. Por suerte hice un hechizo espejo para que no los vea.
—¿Por qué no te  defendias?
—Quiero ir a dormir. —Comenté mi adorada petición antes de intentar salir de la casa de los gritos.
—Una mierda, no te vas a ir a dormir.—Dijo con un gruñido casi animal.
Lo cuál hizo brincar a las cuatro personas marginadas.
—Largó de aquí. —Dije con mi máscara de hielo.
—Aún no olvidaste las lecciones.—El idiota mostraba su sonrisa de superioridad —Ahora podré alardear de ser un buen hermano mayor.

Pero no se fue. En mi rostro apareció una sonrisa malévola.

—Si no te largas te destriparé. —Dije como si nada. Él vio como mi mano se dirigía a un bolsillo del pantalón.
—¡Tsk! Se lo diré a Sánchez. Asqueroso perro Callejero.
—Como tu digas lameculos. —Dije con prepotencia.
Y sin ningún insulto más se largó de mi vista.
—Pónganse la capa de invisibilidad.—Había dado por hecho que Harry siempre traería su capa y no me equivocaba así no tendría que concentrarme tanto en el hechizo.
Y sin más entró en acción Pink cat. Un chico con el pelo rosa. Me encanta llamarle... Bubble Gum.
—¿Qué quieres Bubble Gum?—Pregunté hastiado.
—Nada Blood dog. —Me dijo con cinismo. —Solo venía a visitarte a ver como ibas con tu otra vida.
—¿Qué quiere Sánchez? —Ya no quería repartir la misma pregunta.
—Quiere que seas el profesor de un crío.
—¿De cuántos años hablamos?
—De seis años, recién cumplidos.—Dijo orgullosamente.
— ¿Cómo se llama? —Pregunté sentado, ya lo veía dándome la lata por horas y no quería estar ese tiempo parado.
—Se llama Sáenz.
—Y...¿Por qué no lo entrena Slippery fox?
—Porqué no le gustan los críos.
Rodé los ojos pero cerré mi boca. Pese a ser superior no buscaba una bronca.
—Hablaremos de esto cuando acabé mi año escolar.
—Pufff, como quieras. Bueno... ciao bel cavaliere.
Una vez se fue mantuve mis instintos a flor de piel. Por si pasará algo.
Con todo en orden finalice el semi hechizo.
—¡Qué fue todo eso! —Gritó Harry.
Iba a cerrar mis ojos antes de que Luna me echará agua en la cara.
—¡Qué!—Grité malhumorado.
—¿Qué eran todos aquellos nombres?
—¿Eran nombres?—cuestione viendo el techo.—También pueden ser nombres de comida.
—Dinos la verdad. —Dijo Lucius seriamente.
—Son parte de mi pasado, nada más.—Está vez los miré.—Vamos a dormir ¿Aquí?
Era un perro de la Mafia pero cuando estaba en libertad me volvía un lobo.

El chico HufflepuffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora