Bite 14

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Vayan a releer, si ya lo se, luego vuelven ♥

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En silencio deje que el tiempo corriera mientras intentaba inútilmente conciliar el sueño. Lento y pausado podía escuchar el sonido de las manecillas del reloj en la pared de mi habitación; con ese ligero tic-toc me sumía mas y mas en un sentimiento de desasosiego. Era como estar enjaulado, lo cual podía ser verdad entre estas paredes burdas de metal viejo y pintura corroída me sentía pequeño e impotente y no quería admitir la razón. Giraba de un lado a otro entre mis sabanas sin poder encontrar tranquilidad alguna y el sonido del reloj me desesperaba cada vez mas, recordándome constante a cada segundo que el tiempo corría, que las oportunidades morían y que pronto llegaría al final del camino, el punto muerto, un lugar sin retorno.

Tic-toc. Tico-toc.

El tiempo se acaba.

En mi mente la pregunta de lo que debía hacer se repetía sin poder encontrar una respuesta clara, siempre con una mancha en cada palabra que me decía: "Es mi deber", "Es lo que soy", "Es mi familia" y aun así era incapaz de sentirme seguro y satisfecho se ninguna de ellas. ¿Por que? La respuesta era clara, lo que debía hacer era obvio pero esa nube de humo frente a mis ojos me impedía ver con claridad el camino que se que debo tomar. Yo, que he vivido de esta manera por tanto tiempo, que encontré una familia después de perder la mía, que jure lealtad a mi misión, yo, Park Jimin ¿Que es lo que realmente quería?

Rojo.

Manchando las paredes. Empapando mi ropa. Rojo escarlata goteando por los muebles e inundando el piso, aquel hermoso piso de mármol de blanco y negro como tablero de ajedrez, pintando las paredes decoradas con cuadros de Piccaso, Rembrandt e incluso Miguel Angel, impregnando las cortinas de seda en cada ventana de la casa, en cada habitación.

Yo vivía en una gran mansión, una casa que nunca supe llamar hogar pero que me vio crecer, que me vio nacer, y había visto a mis antepasados, a toda mi familia vivir y sobretodo, morir. Era el ciclo que esta casa embrujada siempre mantuvo, un ciclo constante de vida, jubilo y muerte, y también era una maldición con la que siempre supimos convivir. Era tradición, era legado, esa casa, nuestro hogar, nuestra historia y cada pieza en las paredes, en los muebles, en los amplios jardines, en cada recamara, cada pieza parte de nuestra historia y ese día, todo se volvió rojo. La sangre corrió y baño nuestro santuario y altar con nuestra propia sangre. La sangre de mis padres, la sangre de mi familia, la sangre de los sirvientes y de todo aquel que habitaba ese lugar.

Se habían ido.

Mis padres, mi hermano, todos aquellos que me criaron y me vieron crecer.

Se habían ido.

Desaparecieron en la noche dejando solo el rastro de sus cuerpos fríos y muertos que yacían por todos lados, tirados en el suelo entre charcos de aquel liquido de vida.

Y solo quede yo.

Bañado en sus lagrimas, goteando su sangre.

Sangre, todo rodeado de sangre.

Mi rostro, mi cabello, mis manos y mi cuerpo.

No me podía reconocer, el mundo no tenia sentido mientras estaba de rodillas frente a sus cuerpos con las gargantas abiertas y sus ojos sin vida mirándome. ¿Quien era yo? ¿Quien era sin mi familia, sin todo aquello que era familiar y conocido? ¿Quien era y quien seria sin mi linaje, sin mi legado y sin mi refugio? No era nadie, solo era aquel que sobrevivió. Aquel que quedo atrás.

Fue entonces que sentí su mano, una cálida y comprensiva mano en mi hombro. Me hablaba pero no lograba comprender, me pedía que fuera con él.

Y lo hice.

Just A Little Bite ☞YOONMIN☜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora