ICE CREAM｡ ── MICHAENG

OO1. #BANANA SPLIT

Mina suspiró acomodando su cabello por milésima vez en el día. Se encontraba tan cansada y con un humor horrible que solamente la hacía desesperarse cada vez más a lo largo de su día. Nuevamente, sonó la campanilla que indicaba un nuevo cliente que arruinaría en un 1% su bonito día. La japonesa gruñó por lo bajo y elevó su mirada plantando una bonita sonrisa que escondía sus ganas de aniquilar a su compañera.

Su nuevo martirio caminaba lentamente hasta el mostrador viendo a los demás lados un tanto distraída, pero eso no paró a la otra chica. —Bienvenida a Jam Ice... ¿Puedo tomar tu orden? —Habló un tanto frustrada con su mirada puesta en la pantalla lista para el pedido que nunca llegó a sus oídos, ya que al parecer hablaba sola. La pequeña chica detrás del mostrador no parecía responder a su simple pregunta. 

—¿Puedo tomar tu orden? —Repitió una vez más un poco más audible para la contraria, pero nada parecía hacer efecto ya que se mantenía callada. Mina frunció su ceño, no tenía ganas de perder el tiempo. Tenía más que suficiente con estar de mal humor. Sus uñas tamborileaban con impaciencia contra el mármol, esperando que la chica se dignara a hablar.

Mina consideraba como una buena opción que aquella muchacha fuera muda, o algo por el estilo.

Estaba acercándose paso a paso a su punto límite, su paciencia decayendo con cada segundo. Fijó sus ojos en los de la chica pero ésta desvió la mirada. Era el colmo. —¡¿Puedo tomar tu orden o no?! —Alzó su voz conteniéndose de darle un golpe al mostrador y la contraria brincó sorprendida por la exclamación de la otra.

—Y-yo... lo siento. —Murmuró por lo bajo. —Quiero uhm... —Abría y cerraba su boca entre balbuceos nombrando cada uno de los sabores en la cartelera a su lado. Mina se sentía como una estúpida broma. Si era una de las bromas de Kahei, iba a ahorcarla.

—... un banana split con dos bolas de chocolate y una de vainilla en el centro, con una ligera pizca de sirope de chocolate con chispas de colores. —Sonrió alegremente. —Quiero que le pongas cinco cerezas en línea, solamente en línea. —Exclamó apuntándola con su dedo índice. Mina conservaba su pobre rostro inexpresivo pero por dentro estaba solamente un poco sorprendida. —También quiero que le pongas nueces.

La pelirroja carraspeó y asintió desganada. —Está bi- —Un estruendoso golpe la interrumpió. —¡No he terminado chica emo!

—¿A quién mierda llamas chica emo? —Mina chilló alzándose contra la contraria, siendo salvada por el mostrador.

—Solamente te tengo una pregunta. —Mina enterró levemente sus uñas en las palmas de sus manos. Forzó una sonrisa y continuó como la buena trabajadora que era. —¿Cuál?

—¿Tienen vasos con agua? Estoy siguiendo una dieta.