O11. #COFFEE I

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Era un nuevo día. Las aves cantaban alegremente y el sol se colaba por las ventanas de su pequeño hogar pero eso no era suficiente como para despertarla. Mina dormía de manera increíblemente plácida en su incómodo sofá con la boca abierta provocando que un hilo de saliva resbalara por su comisura manchando el cojín debajo suyo.

Mina sonreía entre sueños. ¡Estaba soñando que estaba golpeando un saco de boxeo con la cara de Nayeon en él! Pero su bonito sueño terminó por el irritante sonido de su alarma. La chica gritó aún dormida y cayó al suelo por la impresión, en su rostro se reflejaba una mueca de dolor. Todavía se encontraba desorientada después de tan fantástico sueño, pero luego notó por las ventanas que el sol ya estaba arriba y temió por su vida.

Adormilada estiró su brazo y tomó su teléfono para ver la hora, notando que sólo eran las siete y media de la mañana. Suspiró aliviada. Todavía era temprano para arreglar un poco su asqueroso aspecto y realizar todas sus necesidades básicas sin temor a recibir un regaño por llegar tarde.


Claramente, la suerte no estaba de su lado.


Se levantó desganada mientras miles de punzadas se burlaban de ella a lo largo de su espalda, esto era lo que obtenía cuando dormía en su sofá del demonio. Su historia con el particular mueble era como una montaña rusa, pero no lo contaría. Simplemente lo aborrecía tanto como al bebé llorón de la vecina a las cuatro de la mañana. Era tan duro como una roca y odiaba el hecho de que ella misma lo había comprado ya que a sus ojos, se veía lindo.

Dejó su teléfono a un lado y se dirigió al baño para poder comenzar con el aseo personal que no había podido terminar el día anterior por llorar como una bebé. Le parecía curioso como una ruptura aparentemente amorosa le hacía olvidar las cosas importantes de su vida.


Mina negó con su cabeza a la vez que se despojaba de su ropa, unos minutos después un fuerte suspiro de alivio salió de su boca en cuanto el agua comenzó a recorrer su cuerpo desnudo. En un segundo sus pensamientos tomaron a su mente como rehén, obligándola a pensar ante lo ocurrido con Nayeon mientras enjabonaba su piel con delicadeza. Usualmente pensar sobre ella en el pasado era como una bendición, pero en estos momentos sólo quería eliminarla de su cerebro.

Rió sin gracia pensando a fondo sobre la chica con sonrisa de conejo. ¿Cómo había podido enamorarse perdidamente de una chica como ella? Tantas veces decía que las apariencias engañaban y había caído por una absoluta estafadora. Salió de la ducha para luego peinar su cabello y cepillar sus dientes, simplemente cumpliendo sus necesidades básicas, para resumir.


Mina no era una persona que usara demasiado maquillaje para un simple día de trabajo, pero siempre había una primera vez para todo y lo usaría para ocultar las bolsas oscuras debajo de sus ojos que la hacían parecer un muerto viviente. Luego de un rápido desayuno, se encaminó a su trabajo como cualquier otro día.


Sus pasos se hacían notar tranquilos en su ida. Hoy notaba el día diferente, tal vez era porque ya no había una chica hostigándola en su hogar y eso le hacía sentirse mucho mejor. Pero su tranquilo paseo se arruinó con un mensaje entrante de su superior diciéndole que ya se encontraba en el lugar por lo que se apresuró lo máximo posible para terminar corriendo como casi todos los días.

Parando en seco llegó al establecimiento que se encontraba ya abierto. Por la ventana observó como su jefa mantenía un semblante serio y tamborileaba sus dedos impacientemente en una de las mesas del lugar. Mina ya se sentía en un constante escrutinio de su parte y todavía no la había notado, se esperaba todo lo peor de su parte.


Tragó en seco empujando la puerta de cristal, dejando que el suave tintineo de la campana sonara libremente. La señora de avanzada edad levantó su cabeza dejando ver una mueca de frustración, Mina no pudo sentirse más avergonzada en ese momento. Ella no era precisamente una mala mujer que les hacía trabajar más de lo debido, era dulce. Pero ahora no era nada de eso.

Su superior formó un ademán con su mano para que la menor tomara asiento. Mina dejaba caer su rostro de la vergüenza que sentía en ese instante con la amable señora viéndola entre frustrada y decepcionada. Mina era una de las chicas más eficientes que conocía y en tan solamente unos días se había vuelto un completo desastre.


Seré directa, Myoui. ─Suspiró mientras que miraba fijamente a la pelirroja. ─¿Qué está pasando contigo? Te has vuelto una persona diferente en estos días. ─Mina mordió su labio inferior y bajó su cabeza. ─Jeong tuvo que decirme lo que pasó ya que los demás no dijeron una sola palabra. ─La mujer suspiró cansadamente. ─Llevas meses trabajando aquí y eres la mejor empleada que tengo hasta el momento, por eso no te irás de aquí. 


Te quitaré tu cargo actual, ahora serás mesera. ─La señora se levantó con sutileza. ─Ten buenos días, los demás llegaran después para ayudarte. ─La señora Yoo se levantó y se fue a su oficina dejando una Mina frustrada y avergonzada.


La pelirroja pasó sus manos por su cara frustrada. Era lo último que necesitaba ahora, pensaba que tenía todo bajo control. A los minutos se levantó dirigiéndose a la sala de empleados para conseguir una sola cosa. ─Necesito café amargo ahora mismo.

 ─Necesito café amargo ahora mismo

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ICE CREAM。 ── MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora