ICE CREAM｡ ── MICHAENG

» 𝑺𝑾𝑬𝑬𝑻 𝑬𝑷𝑰𝑳𝑶𝑮𝑼𝑬

─¡Mina, ya vamos tarde de nuevo! ¡Todo es tu culpa! ─Mina rodó los ojos. ─¡Solamente espera un segundo! ─Gritó frustrada tratando de colocarse sus calcetines azules de la suerte. ¡Hoy sería su primer como la nueva encargada de Ice Jam! ¡Eso es genial! Honestamente, ella estaba catalogada para ese puesto desde el día que entró.

La señora Yoo tenía que mudarse a Suwon para visitar y cuidar a su única hija quién había atrapado una enfermedad, no era grave, pero ella tenía que estar ahí. Se hizo una reunión para pasar el famoso cargo a otra persona, casi todos habían levantado la mano emocionados pero Mina no lo había hecho. Casi habían pensado que ella no deseaba estar ahí.

Aunque su superiora le dijera que era un cargo muy importante no pudo evitar darle palabras de aliento y un apretón en el hombro. A pesar de ser algo dura simplemente era una persona con mucho interés en su trabajo. Desde el día en el que fue escogida, la ayudó con todos los trámites para hacerlo todo oficial. ¡Incluso tuvo unas pequeñas vacaciones antes de volver a trabajar!

Hoy era un día normal y corriente. ¡Todo empezaba genial porque se había quedado dormida otra vez! Pero todavía constaba de algunos minutos para llegar a tiempo, pero alguien estaba hostigándola a cada segundo que no las dejarían entrar. ¡Era Tzuyu! No era secreto que a veces se quedara a dormir en su casa. No le desagradaba de todos modos, Mina adoraba que hubiera alguien más en su hogar.

¡Oh, tenía que hablar de Chaeyoung! ¡Ahora tenían cuatro meses de una bonita relación! Todo era tan bonito entre ellas dos y no necesitaban de nadie más. Todo era posible si ellas dos estaban unidas. Pronto iban a terminar las vacaciones de verano y Chaeyoung entraría a la universidad, por lo que no podrían verse tan seguido como antes. ¡Pero siempre existía la posibilidad de textearse para no perder el contacto!

Mina sonrió al recordarla. Tocó su collar de luna que le regaló meses atrás junto con el brazalete. 

─¡Mina ya vayámonos, por dios! ─Gritó nuevamente la taiwanesa. ─¡Te tardas más que mi abuela!

─¡Zhou Tzuyu, respeta a tu abuela! ─Mina gritó de vuelta.

Mina corrió hacia afuera con su bolso en mano y en el umbral de la puerta comenzó a ponerse sus zapatillas blancas a la velocidad de la luz. Suspiré y quitó el sudor de su frente levantándose del suelo para luego salir del departamento. Un par de minutos después salió la menor con una cara de mala muerte. Eran como el agua y el aceite.

El ascensor desde hace días estaba en mantenimiento por lo que fueron corriendo por las escaleras tratando de no resbalarse y romperse el cuello o algo peor. Llegaron al vestíbulo principal sudando como cerdas sintiendo como sus piernas hechas de gelatina tenían pulsaciones por la gran maratón a través de las escaleras, pero aún así todavía debíamos llegar a la heladería.

─¡Tzuyu! ¡Un taxi! ─Mina chilló apuntando un taxi apurando a la taiwanesa. Ambas subieron agitadas mientras que Tzuyu entrecortadamente le decía la dirección de la calle donde quedaba el local, hoy sería un día agitado.

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Al bajarse del taxi notaron que la heladería estaba abierta pero todo estaba apagado. Mina frunció el ceño observando a la taiwanesa, la cual le sonrió. Mina sentía algo raro.

Al abrir la puerta se escuchó el tintineo característico de la campanilla y entraron juntas. Mina caminó dispuesta a encender el interruptor pero todo se encendió de repente dejando ver montones de colores alrededor de todo el local, globos y serpentinas colgando del techo. 

─Felicidades por tu nuevo cargo, Mina. ─Sus compañeros salieron de sus escondites con expresiones felices. Mina sonrió observando a todos allí. Incluso su pequeña novia con su amiga la loca.

Todos comenzaron a acercarse para abrazarla pero ella solamente podía echarse para atrás. ¡No quería asfixiarse! Pero lamentablemente así fue. Después de aceptar cada abrazo con sinceridad y una sonrisa en el rostro, se comenzaron a esparcir por el lugar con sonrisas en sus rostros. Mina sonrió cuando observó a su pequeña novia caminar hacia ella.

─Felicidades, Minari. ─Murmuró abrazándola por unos minutos. Mina se separó un poco y dejó un besito en su frente.

Tzuyu les propinó un pedazo de pastel a todos, incluida la japonesa. ¡Incluso le habían comprado un pastel! ¿Qué había hecho para merecer personas así? Sus compañeros comenzaron a degustar el delicioso y dulce pastel mientras que charlaban entre ellos. Mina sonrió al ver a todos contentos y se dirigió a la que sería su nueva oficina.

Mina chilló entrando a la antigua oficina encontrándose con que todo estaba decorado con tonos azules y dorados, añadiendo el hecho de que detrás de la silla habían cuatro globos colgados con las letras de su nombre.

─Minari... ─Chaeyoung entró cautelosa reprimiendo los chillidos al notar toda su creación. ─Lo decoré yo misma. Ahora necesito que me des las gracias.

Mina carcajeó abrazándola con todas sus fuerzas. ─Por dios, Chaeyoung. ─¡No tenía ni palabras para explicar lo mucho que adoraba estar con ella! ─Me encanta. Eres la mejor persona que pude conocer en toda mi vida. ¡Y también creo que puedes ser una gran diseñadora!

Chaeyoung rió esta vez, formando un ademán para que dejase de hablar. ─Le arruinaré las carreras a todos los diseñadores, ya verás. ─Ambas rieron. ─Tú también eres la mejor persona que he conocido, unnie.

Ambas se abrazaron con cariño sintiendo el cálido tacto de la otra. Mina formando esos mimos en su espalda que tanto le encantaban. ─Te amo, Son Chaeyoung ─Recitó aquellas palabras al borde las lágrimas. ¡Se estaba poniendo sentimental!

─Te amo mucho más que al helado, Myoui Mina.

Hasta el día de hoy, la chica está completamente enamorada de su sabor favorito llamado Mina.