SOMOS HERMANOS

1 0 0
                                    

Capítulo 19:

Llego a la residencia a las ocho de la noche por las prácticas, la doctora Martinez es una persona muy accesible y amable, hicimos un plan de trabajo que me permitía hacer trabajo desde la casa e ir al consultorio cuándo sea necesario. Abrí la puerta de mi recámara y una nota cayó de la puerta. "Estoy dónde Jeff, pasaré la noche ahí, te amo", dejó la nota sobre mi mesa y me recuesto rogando a dios que esta noche si pueda dormir.
—¡No me dejes! ¡Quedate conmigo! Por favor...
Los gritos de Dylan me despiertan y salgo de mi recámara, al momento que estoy apuntó de girar el pomo de la puerta mi corazón cae y mi cuerpo tiembla, dejo caer la mano y pego la frente en la puerta de su recámara, los gritos no cesan y mi sufrimiento se incrementa, está sufriendo y no puedo hacer nada porque fui yo la que tomó la decisión y entrar sería doblegarme. El sonido de la madera al levantarse hace que los bellos de mi nuca se erisen y corro de regreso a mi recámara. Cierro la puerta y cubrió mi cuerpo con la cobima, muerdo mi labio y lloro hasta quedarme dormida, el dolor nos esta quitando las ganas de vivir a ambos y puedo notarlo.

A la mañana siguiente tomo mis cosas antes de que cualquiera de la casa haya despertado, camino hasta la universidad y Roman esta esperando con dos vasos de café en sus manos, sonrió y me ayuda a subir a las gradas del estadio de fútbol. La imagen de Dylan frente a mi empaña mi visión, sonrió para mis adentros y una lágrima cae de mis ojos, antes de siquiera darme cuenta la aparo de mis mejillas y los ojos cafés de Roman están sobre mi.
—¿Estas bien? ¿Es por el chico, no es así? Asiento y una nueva lágrima aparece en mis ojos, sus manos la apartan antes de que yo lo haga y lo agradezco.
—¿Tuvieron una pelea?
—Desde que nos conocemos esa es nuestra rutina.
Sonrió con tristeza pura.
—¿Han hablado?
—Tratamos de establecer una conversación pero yo estaba dolida y él ebrio.-giro el vaso en mis manos y bebo el contenido.
—¿Van a arreglarlo? Sus ojos parecen nerviosos y analizó, si somos realistas a este ritmo no será así y mucho menos si sigo evitándolo.
—No lo creo.
—Lo harán, ¿qué puede ser tan malo? Sonrió y mi yo interna esta riendo a carcajadas de mi y de la locura que estoy a punto de decirle.
—Somos hermanos.. Sus ojos se abren y casi se ahoga con el café en su boca, tose hasta las anginas tratando de tomar el líquido. Mis manos van a mi cara y lloró frente te a él, no me apena hacerlo porque me siente bien, si pude decirle la verdad a un chico que conozco desde ayer, llorar no es u problema. En mi mnte no dejan de sonar palabras cómo: Eres un monstruo. Das asco. Dan asco. Son un asco. La cárcel. Ambos detrás de unas rejas. Un brazo rodea mis hombros, aún sin decir nada descansa su brazo sobre mi y espero la bala impactarse en mi. Espero, esperó y espero.
—No se sé que decir en realidad, no me esperaba eso para nada, es algo extraño ¿desde cuándo empezó? Sus padres, emm... Ya sabes. Juega con un hilo de su suéter y comienza a girarlo en el dedo, me pierdo en el acto mientras miles de imágenes vienen a mi mente de cómo comenzo todo. Le digo hasta la última palabra que siento y el sólo escucha, sólo permanece ahí hasta que termino y se lo agradezco. Cuándo termine su mirada su mirada estaba perdida y sus brazos fueron hacía mi, pero había algo más en ese abrazo algo más que amistad por mí.

Ojos Azules👀💙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora