Los personajes de INUYASHA no me pertenecen sino a RUMIKO TAKAHASHI
Esta obra pertenece a ROGERS ROSEMARY, ha sido adaptada y modificada por mí
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CAPÍTULO 4
POV Sesshomaru
Sesshomaru no había hecho ningún plan concreto para el día de su boda. Nada excepto asegurarse de que su esposa comprendiera que no era bienvenida en su nueva casa, algo que había logrado con creces, a juzgar por el gesto de aflicción que había puesto ella al oír que se marchaba.
Mientras cabalgaba hacia las afueras de la ciudad, Sesshomaru se había negado a admitir que estuviera afectado por la imagen de Kagome, esas mejillas pálidas y esos ojos llenos de dolor.
¿Qué más daba que pareciese una niña abandonada? ¿O que fuese a pasar el día de su boda sola en una casa desconocida? Había sido ella la que había accedido a vender su alma a cambio de un título; ahora iba a descubrir lo amarga que podía ser la victoria.
Con la firme determinación de olvidarse de Kagome y de aquella farsa de boda, recorrió calles estrechas hasta que por fin llegó al campo. Se detuvo a ver pasar un carro que transportaba un oso enjaulado y luego se permitió distraerse con la pelea de dos hombres corpulentos en medio de una pradera.
Pero cuando hizo un alto en una pequeña posada para saciar el hambre con un sencillo guiso de carne de venado y pan recién hecho, sus pensamientos volvieron de inmediato a la novia abandonada.
Después de apurar el tercer vaso de cerveza, se levantó de la mesa y se acercó a mirar por la ventana. Pero apenas vio siquiera a los dos hombres que hablaban allí fuera, junto a los caballos, ni los perros callejeros que habían llegado hasta allí atraídos por el aroma de la cocina de la posada. Solo podía ver un par de ojos azul zafiro y unos labios rojos.
Maldición.
Había ido hasta aquel lugar tan apartado para olvidarse de esa bruja, no para dejarse embrujar por la vulnerabilidad que había visto de pronto en sus ojos, ni para pensar constantemente en sus curvas tentadoras. Al cabo de solo unas horas, se marcharía a Devonshire y él podría seguir con su vida como si la boda no hubiese sido nada más que una horrible pesadilla.
Mientras bebía el contenido de una nueva jarra de cerveza, Sesshomaru se descubrió recordando el modo en que el vestido de novia le había marcado las curvas y las perlas habían brillado sobre su piel de marfil.
¿Estaría cenando en el comedor, disfrutando a solas de su nueva condición de lady de Inugami? ¿O se habría escondido en sus habitaciones, arrepintiéndose de haberlo obligado a pasar por el altar?
Ninguna de las dos opciones le satisfacía lo más mínimo.
Sin embargo se le alteraba la sangre ante la idea de despojarla del vestido de seda y de pasar la noche entera explorando el cuerpo que se escondía bajo la tela.
¿Por qué no habría de hacerlo?
Al fin y al cabo era su noche de bodas, ¿no?
Puesto que era evidente que no iba a poder dejar de pensar en ella, ¿por qué habría de marcharse de casa y dormir en aquella posada, que tan poca comodidad prometía? Debería estar en sus propios aposentos, disfrutando del fuego de la chimenea y de un buen brandy. Y cuando decidiera que había llegado el momento, disfrutaría también de los placeres que podía ofrecerle su nueva y apetecible esposa.
Sería un tonto si no aprovechase el único beneficio de aquella unión tan inadecuada.
Además, le dijo una maliciosa voz al oído, no estarían del todo casados hasta que el matrimonio no fuese consumado.
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Tiempo de Traiciones
RomanceDespués de que la abandonaran en el altar, Kagome Higurashi Sellers sufrió una nueva humillación: ¡tener que casarse con un sustituto! El hermano mayor de su prometido huido había decidido afrontar las consecuencias de la irresponsabilidad de su her...