CAPÍTULO 6

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Los personajes de INUYASHA no me pertenecen sino a RUMIKO TAKAHASHI

Esta obra pertenece a ROGERS ROSEMARY, ha sido adaptada y modificada por mí

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(LOS PERSONAJES DE MIROKU, KOGA Y AYAME PUEDEN TENER OoC)

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CAPÍTULO 6

Sesshomaru POV

El club de caballeros de St. James Street estaba decorado con robustos muebles ingleses y viejas alfombras que cubrían los suelos desde el comedor hasta las discretas salas de juego. Sobre las paredes blancas, había óleos en los que se reflejaba el amor que la aristocracia profesaba a la caza y, en el techo, una pesada araña de cristal que relucía con la primera luz del sol. Todo el edificio olía a caoba, cuero y humo de tabaco.

Una combinación que normalmente bastaba para que Sesshomaru se sintiera más tranquilo.

Sin embargo esa mañana, sentado junto a un gran ventanal y tratando de leer el Times, no conseguía dejar de estar alerta. En todo momento era consciente del ir y venir de los criados y de la presencia de los numerosos caballeros que conversaban en voz baja detrás de él.

«Deberías haberte quedado en casa», le dijo una vocecilla en su interior.

Tenía una preciosa sala de desayuno con vistas a la rosaleda del jardín, que era mucho mejor que la estrecha calle londinense que tenía delante en ese momento, además de una cocinera dispuesta a prepararle lo que él desease. Y luego estaba, por supuesto, la ventaja que suponía estar solo, porque allí sentía las miradas que lo observaban con una curiosidad tan insistente y ávida que hacía que le rechinaran los dientes.

Desgraciadamente, llevaba un mes evitando a la gente, así que, a menos que quisiese que empezaran a sospechar que se escondía como un cobarde de sus supuestos amigos y conocidos, no tenía otra opción que volver a su rutina de siempre.

Esa rutina incluía una hora en el club, seguida de una visita al sastre y luego otra a Tattersall para echar un vistazo a los caballos que iban a subastarse.

Aunque eso significase que atraería precisamente la clase de atención que tanto detestaba.

Dejó a un lado el periódico sin leer, se pasó la mano por el sencillo pañuelo que llevaba al cuello, a juego con una chaqueta azul claro y un chaleco de color marfil.

¿Acaso era de extrañar que estuviese de mal humor?

Sabía perfectamente a quién echarle la culpa.

A su molesta esposa.

Apretó los dientes. Maldición. La había enviado a Devonshire para que se diera cuenta de que nunca más podría volver a manipularlo, que sería él el que tomaría las decisiones sobre aquella relación y ella tendría que aprender a ser obediente si no quería sufrir las consecuencias.

Pero después de esperar un día tras otro a que le enviara algún mensaje suplicándole que la dejara volver a Londres, Sesshomaru empezaba a perder la paciencia.

¿Qué demonios le ocurría a esa mujer?

Sin duda estaría ansiosa por volver a aparecer en sociedad y presumir de su nueva posición social como lady de Inugami. Para una mujer tan ambiciosa, estar atrapada en el campo debía de ser peor que la muerte.

Tiempo de TraicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora