CAPÍTULO 8

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Los personajes de INUYASHA no me pertenecen sino a RUMIKO TAKAHASHI

Esta obra pertenece a ROGERS ROSEMARY, ha sido adaptada y modificada por mí

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(LOS PERSONAJES DE MIROKU, KOGA Y AYAME PUEDEN TENER OoC)

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CAPÍTULO 8

Sesshomaru POV

Sesshomaru apretó los puños mientras miraba a su esposa con una profunda frustración.

¿Qué demonios había ocurrido?

Todo había ido según lo planeado mientras esperaba a que se hiciera noche cerrada para colarse en los jardines y desde allí buscar una ventana abierta por la que entrar al palacio.

Había tardado más de lo que imaginaba en encontrar las habitaciones de Kagome y más de una vez se había visto obligado a esconderse de los guardias que pasaban, pero finalmente se había alegrado mucho de dar con Kagome sin que esos cochinos franceses se percataran de su presencia.

Después la había oído pronunciar el nombre de otro hombre y se había olvidado de golpe y por completo de su intención de escapar con ella lo más rápidamente posible. A partir de entonces lo único que había podido sentir había sido una furia arrolladora.

Había puesto en peligro su vida por rescatarla. ¿Cómo era posible que se atreviera a esperar a otro hombre en su dormitorio? Especialmente llevando puesto ese finísimo vestido que haría pensar en sexo a cualquier hombre.

Aunque estuviese diciendo la verdad y realmente ese cretino no fuera su amante.

Y para colmo de males, Kagome ni siquiera tenía la decencia de pedirle disculpas, sino que además intentaba hacerle creer que el malo era él.

Se pasó la mano por el pelo en un gesto de impaciencia.

-Cuéntame cómo llegaste hasta aquí -le ordenó, en un intento por recuperar el control de la situación.

-¿Para qué? -respondió ella con gesto sarcástico y con una mirada tan llena de genio, que nada tenía que ver con la muchacha tímida con la que se había casado-. Es evidente que tú ya has llegado a la conclusión de que no solo soy una campesina maquinadora que te obligó a casarte conmigo, sino que además tengo tan poca moralidad que apenas unos días después de convertirme en lady de Inugami, me busqué un amante y... -respiró hondo con tal fuerza que atrajo toda la atención de Sesshomaru hacia sus preciosos pechos-, y, como golpe de gracia, me convertí en espía.

Eso que notaba en la boca del estómago no podía ser porque se sintiera culpable, o al menos eso intentó decirse a sí mismo.

Era el lord de Inugami, tenía todo el derecho del mundo a interrogar a su esposa.

-Dímelo, Kagome -insistió.

Ella lo miró fijamente, pero acabó por ceder.

-El día que ocurrió todo, al pasar por la iglesia, vi por casualidad que entraban dos rufianes -comenzó a decir y se encogió de hombros-. Me preocupaba que fueran a hacer algo malo, así que me fui sigilosamente hasta la parte de atrás, desde donde podría ver lo que ocurría en el interior.

El corazón le dio un vuelco al imaginar a Kagome frente a aquellos dos brutos a los que estaban interrogando ahora en el Ministerio del Interior, en Londres.

Tiempo de TraicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora