El Internado[CDM] {ArminxSucrette} [[PAUSADA HASTA NUEVO AVISO]]

06:Adiós, Dake

Capítulo 6
Adiós, Dake

Narra Sucrette.

Noviembre llegó y el frío se hizo presente en la ciudad. Nieve y niños contentos por las calles.

Mientras yo iba caminando al lado de la parejita feliz y Rosalya.

Así es, el día del concurso había llegado y tenía que ver a Armin y Annie jugando los dos juntitos. Que asco.

-Ya hemos llegado.-Anunció Armin entrando al sitio. Se podía apreciar a todo tipo de frikis practicando con sus respectivas parejas. Ese lugar olía a sudor. Rosalya y yo pusimos cara de desagrado, mientras Armin y Annie se dirigian a sus respectivos mandos para prepararse.

Rosalya y yo nos sentamos en primera fila para ver mejor a la parejita.

-Se nota que no querías venir aquí. ¿Por qué lo has hecho?-Pregunta mi compañera.

-Armin es mi amigo, no podía decirle que no.-Dije frustrada.

-Entiendo. Annie va hablando mierda de ti a todo el mundo.-Comenta la peliblanca con cara de asco.

-Lo sé. Pero a estas alturas ya me da igual. Es una niñata inmadura que se piensa que quiero quitarle el novio.-Hablé sin que me importara que me hubiera escuchado.

Todo octubre se lo pasó echando mierda de mí a mis propios amigos. Erik creyó que yo le dije a Amber que el estaba perdidamente enamorado de ella, cosa que es mentira; él no la soporta.
Tuve que hacer lo imposible para que Erik me creyera y al final no se volvió a acercar a Annie porque podría destruir nuestra amistad.

A finales de octubre le dijo a Rosalya que yo la odiaba y que hablaba mal de ella a sus espaldas.
Rosalya es lo suficientemente lista para saber que no es verdad.

A comienzos de noviembre fue diciéndole a Alexy que me reía de él por ser homosexual. Tuve que ir con Rosalya para explicarle que Annie me odiaba, él lo comprendió y comenzó a odiar a esa arpía.

Y lo que ha estado haciendo desde que llegó aquí es meterle mierda en la cabeza a Armin de mí. Él se va creyendo toda y cada una de las mentiras de Annie.

Eso me duele.

He venido aquí por compromiso, pero ya apenas hablamos.

El móvil comienza a sonar sacándome de mis pensamientos.

-¿Hola?-Lo cogí tan rápido que no había leído el nombre de la pantalla.

-Sucrette, soy Dake.-Ni me sorprendí.

-Hola Dake... me gustaría hablar contigo sobre lo nuestro.-Había perdido todo interés amoroso en Dake, pues estábamos a mil kilómetros de distancia y ni siquiera hablábamos. Era una relación que no llevaba a ninguna parte.

-¿Qué sucede?-Parecía tranquilo.

-Lo nuestro a distancia no lo veo, lo siento...-Se escuchó un silencio seguido por un largo suspiro.

-Lo entiendo...-Se escuchó un mechero y acto seguido una calada.-Sucrette  te voy a decir algo.-Salí del game para poder hablar más tranquila.

-Dime.-Suspiré.

-La verdad es que me alegro porque me hayas dejado, ¿sabes por qué?-No di respuesta.-Porque dejaré de ser una mala influencia para ti. Sucrette, no quiero que vuelvas a fumar, ¿vale? Yo te metí en esto y ahora desapareceré de tu vida para no volverte a meter. Te quiero.-Colgó.

Me quedé mirando el tráfico. Eran las seis y ya era de noche. Las luces de la ciudad se hicieron presentes y la luna estaba saliendo de su escondrijo. Suspiré. Era lo mejor. Ahora debería entrar y avisar a Rosalya de que no quería seguir ahí pero no lo hice. Me fui sin más.

[...]

-¡Sucrette! ¿Por qué no me cogiste las llamadas, eh? Estábamos muy preocupados.-Dijo Rosalya entrando en mi habitación seguida de la parejita feliz.

-Bueno, preocupados...-Susurró Annie por lo bajo.

-Vosotros dos largo de mi habitación.-Dije tensa.

-Ves Armin, no nos quiere. Ni siquiera nos pregunta que tal nos ha ido. Es una arpía, tal y como te dije.-Estallé y me levanté. Le estaba metiendo mierda de mí a Armin y eso no lo iba a consentir.

-Aquí la única arpía eres tú. Estoy harta de quedarme callada y pienso soltar todo lo que llevas haciendo desde que has venido.-Me miró desafiante.

-Adelante, cuenta. A ver si realmente tienes algo que contar.-Dijo de brazos cruzados.

-Has intentado múltiples veces poner a mis amigos en mi contra. Has soltado rumores falsos sobre mí. Me obligaste a dejar de hablar con Armin y le has estado metiendo mierda de mí desde que has llegado. ¿Suficiente?-Miró hacia abajo, pensando una excusa mientras Armin me miraba sorprendido.

-¿Todo eso es verdad?-Preguntó incredúlo.

-No. Se lo ha inventado todo.-Dijo mirando con lágrimas de cocodrilo a Armin.

-Ella no se ha inventado nada.-Salió Rosalya en mi defensa.

-¡Rosalya!-Se acercó Alexy corriendo.-¿A qué no sabes quién...? ¿Qué hacéis aquí todos reunidos?-Preguntó Alexy percatándose de nuestra presencia.

-Abriendole los ojos a tu hermano. Annie es una arpía mala. Es de la misma calaña que Amber.-Soltó Rosalya.

-Mentira,mentira,mentira...-Se puso a susurrar Annie mientras se dejaba caer por la pared del pasillo.

-Annie, deja de mentir ya. Eres mala persona que a parte de absorber a Armin por completo lo único que has hecho aquí ha sido intentar arruinar a Sucrette.-Soltó Rosalya con ganas de hacer sentir mal a Annie.

-¡Mentirosas todas! ¡Sois unas mentirosas! Armin mi amor no les hagas caso por favor... T-tú me conoces s-sabes que no soy así.-Dijo Annie con un tono de voz muy siniestro.

-Esto... Eh...-Armin estaba en shock por lo que había pasado en tan solo unos instantes.

-Hermano lo que ellas dos dicen es verdad.-Suspiró Alexy.

-¡MENTIRA!-Exclamó.

-Annie mi amor levantate...-Armin le tendió la mano a Annie para que levantara.-Ellos lo único que quieren es destruir nuestra relación.-Él la besó. No sé si fue cosa mía pero la imagen pasó lenta.

Mis ojos se agrandaron y un río de lágrimas estaba a punto de nacer de estos. Mi boca estaba entrabierta, intentando buscar alguna palabra para convencer a Armin pero no salía nada.

Rosalya estaba sorprendida pero en sus ojos se veía enfado.

Alexy estaba neutro y de brazos cruzados. Sé que en el fondo estaba preocupado.

Armin había elegido y ya no se podía hacer nada. Me dolía, la verdad es que me dolía. Él, mi amigo, había elegido la peor de las opciones. Irse con esa loca manipuladora. Y es verdad que el amor es ciego pero en este caso Armin no tenía ni ojos.

Empujé a esos dos lo más lejos que pude y cerré la puerta de la habitación de golpe. No quería saber nada.