―Lo tengo confirmado, Señor.― el felino levantó la mirada hacia el ángel.― Las esferas retomaron su brillo hace unos meses apenas, al parecer su hermano las ocupó recientemente.
―Mm..― pensó mientras que jugaba con la pajilla de su bebida.― ¿Champa las está reuniendo otra vez?
―No, Señor. ― negó rápidamente, mirando su báculo.― Él no parece interesado en las super dragon balls esta vez.
Se quedó callado por momento y luego exclamó.―Entonces yo las comenzaré a juntar.― se cruza de brazos.― Esta tarde iremos a la Tierra. Llama a Bulma para que comience a hacer mi banquete. No quiero esperar cuando llegue.
―Por supuesto, Señor.
⋯ • ⋯
―Oye, Vegeta―llamó la peliazul.―¿puedes ayudarme con esto, por favor?.―señaló las bolsas que tenía en sus manos, las cuales se veían pesadas y muy llenas.
Su esposo no dijo nada, solo las tomó y se dirigió al maletero del auto. Cuando llegó esperó a Bulma para que abriera el compartimiento de carga del automóvil con un rostro serio, observó a su alrededor. Se le hacía extraño, se sentía desconectado de sí mismo. ¿Cuándo fue la última vez que pensó en porqué estaba en la Tierra?
Vegeta soltó una leve risa tras eso, era totalmente irrelevante esa idea tras todos estos años.
―¡Vegeta!.―visualizó a la peliazul, quien la miraba con el ceño fruncido.―Te digo que las dejes ahí, pero no siquiera las sueltas, ¿estás bien?
―Eh.. sí, lo estoy.―dijo nervioso y se aclaró la garganta.― Lo estoy, solo pensaba..
La peliazul lo miró por unos segundos con el ceño fruncido, pero luego sonrió.―Está bien. Deja las bolsas aquí.―señaló el maletero.
El saiyano obedeció y depositó las provisiones en el apartado del auto. La mujer lo cerró a la vez que ambos caminaban hasta la parte delantera del vehículo, en silencio.
Suspiró.―Muchas gracias, Vegeta.―Dijo Bulma unos minutos después de haber arrancado el coche.
―De nada.
―Lo digo de verdad.―sonrió.― Nunca me habías acompañado de compras.
― Lo sé. Nunca me había interesado.― su voz se escuchaba sincera.― pero también he sentido que casi no hablamos.
―Ciertamente, pensaba en lo mismo..― El auto paró en un semáforo con luz roja justo cuando una pequeña esfera brillante apareció enfrente del rostro de Bulma.
En ese objeto se visualizó a Wiss, quien estaba tan sonriente como siempre.―¿qué tal, Bulma?
―Señor Wiss.. ¡Hola!.― Sonrió. Hace más de un mes que no mantenían contacto como era habitual.―¿qué es lo que se te ofrece?
―el Señor Bills hará una visita a la Tierra esta tarde. Te aviso, puesto que dice que quiere que cuando llegue el banquete esté preparado.
Vegeta se guardó un gruñido, digamos que Bills y él ya no se llevaban muy bien desde el incidente con los demonios. Fue el primero en rendirse con buscar a su hija. Tampoco apoyó a que ni él ni sus hijos hicieran algo al respecto. Solo dijo.― "acepten su destino y háganse más fuerte para no perder a alguien más porque _______ ya murió."
―¡Por supuesto!.― sonrió la Peli-Azul mientras que volvía a arrancar el auto.― No te preocupes, Wiss. Los estaremos esperando.
―Está bien. Nos vemos.― Sin más la bola desapareció.
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