—¿a qué hora llegamos?
—no hay horario específico en el universo. —explicó Vados sin siquiera girarse para responderle.—podemos llegar a cualquier hora.
—rayos.—gruñó la peli-lila, sintiendo un fuerte dolor en la espalda.― entonces, ¿falta mucho?
La ángel rio.― no tanto en realidad.― le daba ternura como Mirai decía lo mismo que su alumna cuando la entrenó.
—después de reunir las esferas, ¿Qué hará, señor Bills?.—preguntó Goku.
—pedir el deseo al Dragón. —respondió Bills obvio.
—¿Y qué deseo será?.—ahora habló el peli-lila.
—No se metan.—gruñó.
—Te estamos ayudando, al menos dinos para qué quieres las esferas del dragón.—reclamó Vegeta.
—Hay algo que necesito y solo ese dragón me lo puede dar.― se encogió de hombros.
—¿algo como qué?.—continuó______.
—¡Algo que no les importa!. —gritó el gato nuevamente.
—Señor Bills, ya estamos llegando al lugar en donde se encuentra la siguiente esfera.—informó Wiss.
—Bien. —sonrió malicioso.
⋯ • ⋯
—Fu~un.—canturreó Chamel con una sonrisa maliciosa.
Fuun lo miró de reojo, sin expresión en su rostro pero interesada en la orden.
—puedes asesinarlos.―Ella miró nuevamente a sus contrincantes, aunque no eran contrincantes sino que apenas eran campesinos del planeta Salad.
—¡ataca!
Ella los maldijo y luego se lanzó hacia los campesinos que en pocos segundos estaban en el piso, muertos.
—¿listo?
—No, Fuun. Aún no se acaba.—aseguró Towa con una sonrisa de lado.
—Más guerreros vendrán. Tenlo por seguro.—Chamel se mostró decidido, aunque dudaba eso.
Ella gruñó y se sentó en el piso, comenzó a jugar con sus pies mientras trataba de calmar el dolor en la cabeza que sentía.
Fuun era conocida como una leyenda, "El As de los demonios" le apodaban los Dioses de la destrucción. Los Ángeles mantenía un respeto a ella, mientras que los demonios le servían. Solía ser juguetona cuando peleaba y muy cruel. Era fuerte y bastante ágil con las espadas. No aguantaba que alguien le faltara el respeto, eso no es algo que perdonara con facilidad.
⋯ • ⋯
Después de unas horas al fin terminaron de reunir las super esferas asi que a hora se dirigían al universo siete de regreso, pero algo los interrumpió cuando comenzaban su viaje. Los ángeles se detuvieron rápidamente, haciendo que sus «pasajeros» chocaran entre sí.
—¿Qué fue eso?. —Vados miró hacia arriba con confusión.
—Ese ki.. —susurró Wiss intentando ocultar su sonrisa.
—¿¡qué diablos les pasa a ustedes!?.—Gritó Bills. —¿¡por qué no avisan que se van a detener!?
—Perdón, señor pero necesitamos ir hasta el castillo del señor Champa y luego volver.
—¿Qué ocurre, Vados?.—preguntó la peli-lila.
—ocurre algo malo en este universo, necesitamos de su ayuda. —respondió con seriedad.
Tal y como dijeron, fueron hasta el planeta de Champa, en donde dejaron las super esferas seguras y luego se dirigieron rápidamente hasta el lugar en donde se sentía aquella presencia.
Al llegar pudieron observar como la ciudad estaba completamente destrozada. El cielo de aquel planeta era rojizo y al parecer tenía bastante vegetación pero ahora solo se veían llamas y cenizas en el lugar. Culparon rápidamente a la chica que estaba ahí. Estaba encapuchada y tenía un antifaz en los ojos. Portaba un ki increíblemente alto.