[AU]
Una vez que un Omega cumple la mayoría de edad, su Alfa "destinado" le traspasa inmediatamente su marca de nacimiento, marca con la que nacen todos los alfas. Dicha marca une a ambos lobos con un lazo inquebrantable.
Derek Hale a sus veintidós...
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Derek no se atrevió a entrar a la casa, sus manos temblaron mientras observaba el suelo fijamente. La esencia de Stiles, su lindo Omega, su aroma acababa justo ahí.
El dolor le atravesaba el pecho a tal punto de impedirle respirar y aunque no luchara por hacerlo, aunque no tuviera más razones para hacerlo, aun así daba pequeñas respiraciones mientras dejaba sus pensamientos libres, con los recuerdos clavándosele en la espalda como cuchillos filosos y cortándole la carne con tal furia que le desgarraba la razón.
Su lobo lloraba, aullaba y sufría y era como doble pesar, su cuerpo no podía con tanto dolor, nunca antes se había imaginado poder sentir algo así, nunca antes había siquiera sentido un dolor similar a ese.
Observó a su mamá, sentada a pies de las escaleras, mirándole con dolor. Se arrodilló en el suelo y colocó sus manos con las palmas arriba sobre sus muslos completamente rendido. Estaba acabado.
-Las mentiras lastiman a las personas...- apretó la mandíbula al escuchar el susurro de su madre –Las mentiras rompen a las personas...- apretó los labios y tragó saliva observando sus manos vacías, su vida vacía –Las mentiras alejan a las personas...- eso hizo que rompiera a llorar y se inclinó al frente desolado. No había quien pudiera consolarle en ese momento. Lloró y lloró y su lobo lloró también.
Se sentía tan desconectado del mundo entero, sentía como si nada a su alrededor le importara ya, uno de sus más grandes miedos, uno que solo lo conocía él, se había cumplido.
-Lo amo...-dijo entre lágrimas –Amo a Stiles más de lo que me amo a mí mismo- aquellas palabras hicieron que su madre se acerque a él despacio –Lo amo tanto que quizás esa es mi maldición...he hecho tantas cosas mal...mamá...-ella se arrodilló a su lado y le abrazó soltando algunas lágrimas también –Lo amo mamá...y se ha ido...-
Talía sollozó cuando sintió el dolor que Derek estaba sintiendo, le abrazó con todas sus fuerzas y le pidió perdón a Stiles, le pidió perdón a los niños, se pidió perdón a ella misma.
-Está en casa de Scott...-susurró al oído de su hijo.
Derek detuvo el llanto y le miró sorprendido. Tenía un nudo en la garganta y estaba más que seguro que su corazón no latió durante varios segundos. Su cerebro no entendía si era mentira o una broma, o si su madre en verdad le estaba diciendo el paradero de Stiles, su Omega.
-Ve por él, ve y dile que lo sientes, ve y cuéntale la verdad...lo que sea que hayas hecho...lo que sea que haya descubierto...pídele perdón y no te separes de su lado- le dijo soltándole.
Derek asintió poniéndose de pie y no dejó de mirar a su madre mientras retrocedía y luego se echó a correr, salió de las propiedades de los Hale y corrió, como si su vida dependiera de ello, como si no hubiera nada más que hacer que correr.
Se detuvo a tomar aire cruzando el muro Beta, se sentó en una esquina y respiró profundo observando alrededor, necesitaba agua, no, necesitaba a Stiles.