Capítulo 5

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EMMA

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EMMA

Mati y yo salimos de la piscina para llegar a tiempo al almuerzo. Sí, un rato en el agua amerita buena comida. Debemos secarnos y vestirnos en menos de veinte minutos, si es que no queremos entrar al comedor del hotel dejando un rastro de agua tras nosotros.

Me gusta ser una de las primeras en llegar al comedor, llevar algún libro mientras espero que traigan la comida y leer. Mis amigas dicen que leo demasiado, pero se equivocan: nunca es demasiado.

El punto es que, además de tener que ir a mi cuarto a cambiarme, tengo que buscar un libro. Agarro la mano de Mateo para que no se me escape hacia los juegos y lo llevo conmigo a la cabaña. Cuanto más rápido lleguemos allí, más rápido estaremos de vuelta.

-¡Pero yo quería ir a la plaza! -se queja mi hermano.

-Ahora tenemos que comer, peque. Después puedes ir a jugar, ¿sí? ¡Creo que habrá helado de postre! -intento convencerlo, y la idea del helado parece ser suficiente para él porque me regala una sonrisa enorme al escucharla.

Espero que, por mi bien, sí sirvan helado hoy.

-Ese chico te está observando, Emms -advierte Mati después de un breve silencio. Miro a mi hermanito que está señalando a alguien a lo lejos, así que sigo la dirección de su dedo y me encuentro con aquellos ojos azules que me hicieron rabiar.

Y, definitivamente, me está mirando. De hecho me observa tan fijamente que da miedo. ¿Debería hablar con recepción? ¿Decir que hospedaron a un imbécil? Por algún motivo tengo la necesidad urgente de cubrirme con la toalla que llevo colgando en mi antebrazo. Taparme con ella y salir corriendo.

Sin embargo, sé que eso le daría satisfacción. Así que hago algo que incluso a mí misma me sorprende: le guiño un ojo y sigo caminando como si nada hubiera pasado.

Como si no lo hubiera visto devorándome con la mirada.

Él frunce el ceño, sin entender qué rayos acabo de hacer. ¡Punto para Emma! ¡Lo he descolocado!

-No le prestes atención -le digo a mi hermanito mientras me alejo lo más posible del radar del chico. Sin embargo, cuanto más metros pongo entre nosotros, más me intimida su presencia.

Tal vez, después de todo, sí he leído demasiados libros...

Tal vez, después de todo, sí he leído demasiados libros

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Ojos de cristal [LIBRO 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora